Séptima instalación

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— Ya hemos llegado.— sonrió la rubia que estaba delante de una enorme escuela.

— ¿Y-Ya estamos?— dijo mientras se encogía un poco y recuperaba el aire que había perdido cuando estaba corriendo.

— Sí y perdona por hacerte correr Miku-chan.— se disculpó ajuntando sus dos manos con una pequeña reverencia.

— A-Ah... No te preocupes... — se reincorporó — Se nota que soy un modelo que no sirve para deportes... — suspiró decepcionada de si misma.

— B-bueno, no hay que ponerse así. Muchos robots tienen sus desventajas. — intentó animarla.

— Sí, tienes razón. - sonrió un poco. Su mirada se dirigió al enorme edificio que tenia delante de sus narices, provocando que abriera sus ojos como platos. — ¡OMG! ¿¡Esta es una escuela!? — exclamó la peliaqua.

— ¿Eh? Sí... — contestó un tanto confundida la rubia.

— No jodas... ¡Esto no parece una escuela! ¡Mas bien una mansión! —gritó alucinada.

— Jajaja... Yo también me sorprendí cuando vine por primera vez... Cuando vine, me perdí de una manera un tanto estúpida. — comentó junto con un suspiro, ganando la atención de su amiga.

— ¿Te...perdiste? ¿Pero como no podrías ver este enorme edificio? — estiró sus brazos y las movía arriba a abajo hacia dónde estaba el gran monumento.

— Pues si que lo vi. —admitió sonriendo nerviosa— Pero cuando lo tenia delante mío, no creía que era la escuela y pensaba que sería una mansión de un señor importante o algo parecido... — le contestó mientras se rascaba la mejilla con el dedo índice.

— Pero... Si el nombre de la escuela está justo allí, podrías haberlo leído. — a señaló con el dedo una enorme placa de metal que estaba en la pared.

— Jajaja... Eeh... Bueno, me percaté de ello cuando pasé por aquí por sexta vez... — contestó con una risa forzada. La peliaqua solo puso su mano en su cara.

— Nunca creí que serías tan despistada de lo que imaginaba... — negó con la cabeza y la ojiceleste solo hizo un pequeño puchero en sus labios.

— ¡Moo! Bueno, mejor entremos ya, que sino la hora del descanso terminara y Len-sama estará hambriento. — dijo Rin mientras caminaba hacia la escuela, dejando atrás a su amiga.

— ¡Ah! ¡Espera! — la siguió a paso rápido para alcanzarla.

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— ¡¡Mikuo!! ¡Eres mas lento que una tortuga! — gritó molesto el rubio, que se encontraba en una banca sentado de brazos cruzados y con el ceño fruncido. Junto con una peliverde que comía tranquilamente su bento. — ¡Mas te vale que tengas una buena excusa el porque llegas tan tarde!

— ¡No es mi culpa que el maldito mono ese no me dierá los plátanos! — se defendió gritando su mejor amigo que corría con dos bolsas en su mano y se acercaba hacia ellos.

— ¡Jajaja! — empezó a reírse Gumi — El mono que reparte los pedidos siempre hace lo mismo con sus clientes, les molesta y siempre saca cosas que no has pedido o directamente corre para que le persigas. — explicó mientras insertaba un trozo de zanahoria en su boca.

— Realmente han fabricado un robot un tanto molesto. — contestó irritado y se sentaba al lado del rubio que se encontraba comiendo la fruta que le había comprado. — Encima después toca literatura... Me dormiré en medio de la clase por lo aburrido que será y por el agotamiento... — suspiró mientras sacaba su comida de la otra bolsa.

Mi nombre es... ¿02?Where stories live. Discover now