-¿Por qué lo has hecho Rachell? ¿Acaso eres estúpida? –liberándole la nuca y alejándose un poco, pero sin desviar la mirada.
-No le voy a dar explicaciones.
-Devuelve el dinero al banco... eres una tonta caprichosa, una cosa son los negocios y otra es lo que tenemos, nuestra relación no tiene por qué ir ligada a los negocios que hacemos ¿Puedes desligarlos?
-Empezando señor Garnett porque ese "Que tenemos no existe" y "Nuestra relación" mucho menos–recalcó con sarcasmo. –El que no puede desligar nada es usted porque yo le estoy pagando y usted viene a meterse en mi vida, solo debe interesarle el pago no cómo lo he conseguido. –alejándose un par de pasos sintiendo el corazón martillar en su pecho, pero mostrando su semblante más duro.
-Me interesa que por ciertos problemas arriesgues lo que tienes, no me metí en tu vida para causarte pérdidas.
-No me interesa con que motivos se metió en mi vida y eso ya no importa ahora quiero que salga y deje la puerta abierta para quien quiera entrar.
¡Mierda ¿por qué dije eso?! –pensó después de haber soltado las palabras.
Él la miro en silencio tratando de calmarse y no mandarla al carajo, respirar y pensar que seguramente lo estaba haciendo por molestia, alejar la impulsividad lo que le llevo más de un minuto.
-¿Sabes que Rachell? necesitarás más que eso para echarme... ve armando un mejor plan. –le dijo con seguridad y mirándola a los ojos, pero por dentro se sentía temeroso y nervioso, no era fácil para él expresar de esa manera los sentimientos, ella le había sacado lo que nunca nadie había logrado, encontró la manera de exponer sus emociones, se sentía realmente vulnerable y para no seguir mostrándose, decidió marcharse.
Samuel se dio media vuelta y salió del lugar tratando de mantener la calma, de mostrarse impasible y dejándola a ella en medio de un vórtice de confusión.
Rachell quería entender a Samuel, porque iba a volverla loca, doblegaba su fortaleza, se había ido, sin más, sin despedirse, pero dejándole una advertencia, mientras la voz de Florence en el reproductor de audio hacía eco en su cabeza con el coro "Nunca me dejes ir" y en ese momento se sentía realmente identificada con la letra y Samuel era ese rio que corría con fuerza, profundo y salvaje y ella era ese océano que lo recibía, ese océano que lo seguía y dónde él desembocaba.
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THOR Y MEGAN DE LILY PEROZO PARTE 1
RomanceAbrió la puerta de la oficina de la chica sin llamar la cual no pudo ocultar la sorpresa al ver al brasileño entrar, no lo esperaba y su cuerpo reaccionaba, una rafa de fuego la azotó y su corazón se deshizo en latidos, tragó en seco para bajarlo po...