CAPÍTULO 2: PROBLEMAS CON SEBASTIAN

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CAPÍTULO 2: PROBLEMAS CON SEBASTIAN

Los preparativos de la boda Sterling-Duval avanzaban y Kurt estaba contento porque la pareja estaba muy contenta con su trabajo. Para ganarse su confianza, todo debía ser perfecto. Eso suponía que trabajaba mucho y apenas tenía tiempo libre, pero no le importaba.

El momento que había esperado llegó, el momento en el que los novios acompañados de varias personas acudían a una degustación para poder elegir el menú del banquete. Hummel estaba ansioso porque no sabía quién iría, aunque sospechaba que Blaine sería uno de los asistentes. No lo había visto desde el día en el que habían acudido a su local para pedirle que se encargara de la boda.

Sin embargo, no todo podía salir como él deseaba y Sebastian acudió también, pero sin su prometido, Cooper, por lo que no se separaría ni un centímetro de su amigo, sobretodo cuando los otros invitados eran los señores Duval.

Los siete se reunieron en la recepción del restaurante y caminaron hacia el gran salón que acogería la celebración. Había cinco mesas preparadas para un servicio, con distintos manteles, cubiertos y vajillas. Todos se acercaron para verlas y Kurt comenzó a mover las cosas para realizar otras combinaciones hasta que encontraron una perfecta para la boda.

Después se sentaron en una sexta mesa que estaba preparada para la degustación. Los diferentes platos los presentaban con la vajilla elegida para que pudieran apreciarlos también con la vista, algo a lo que le daban importancia. Eran esos detalles los que podrían hacer de una buena boda en algo perfecto.

Kurt hizo todo lo que pudo para sentarse junto a Blaine en la mesa. Pronto los camareros sacaron el primer entrante que probarían, crujiente de verduras con salsa de soja.

– Está delicioso. – Jeff comentó complacido.

– A mí no me gusta. – Sebastian intervino, exigente como siempre, deseaba que sus amigos tuvieran lo mejor.

– No seas así, está bueno y es el primer plato. – Blaine intentó calmar las críticas del ojiverde.

– Bueno, si quieres una boda mediocre... – Smythe insistió.

– ¿Tú que opinas? – Anderson miró a Hummel, deseoso de saber la respuesta, algo que no pasó desapercibido para nadie.

– Está bueno pero no hace falta tomar decisiones precipitadas, todavía quedan muchos platos.

Cuando terminaron de probar el último postre y habían elegido el menú de la boda, salieron del restaurante. Aprovecharon que estaban reunidos para hacer varias visitas para comprobar los últimos retoques de las flores y algunos detalles de la decoración de la sala donde se celebraría la boda.

En todo momento, Blaine estuvo atento, amable y coqueto con Kurt, de manera que hacía que el joven de ojos azules pensara que estaba flirteando con él. Eso le gustaba e intentaba mostrarse dispuesto aunque no excesivamente dispuesto. Deseaba poder quedar con él fuera del trabajo, poder pasar tiempo a solas.

Sin embargo, sus deseos parecieron no ser escuchados porque se quedó a solas con Sebastian. No le agradaba el chico, era algo borde y no le agradaba. Parecía que el sentimiento era mutuo.

– Puede que la dulce Quinn o el ingenuo de Jeff confíen en ti para que prepares su boda, pero eso no significa que yo confíe en ti. Tú no vas a tener nada que ver en mi boda, ni siquiera estarás invitado. Pero, sobretodo, quiero que pares eso que intentas tener con Blaine. No sé a qué juegas, pero él es una persona con un gran corazón y no voy a dejar que alguien como tú lo lastime. ¿Te crees que yo soy tan idiota como para creerme que tu llegada a nuestro círculo de amigos ha sido simple casualidad?

– Sólo soy un planificador de bodas que ha llegado a Westerville para intentar ganarse la vida. No entiendo cuál es el problema de que haya conocido a Quinn o Jeff. – Hummel intentó mostrarse tranquilo.

– No te interesan Quinn o Jeff, te interesamos nosotros, la familia Anderson. Sabes que no puedes llegar a Cooper por lo que vas a intentarlo con Blaine y yo no te voy a dejar. – El ojiverde se mostró firme.

– No sé qué tiene de especial la familia Anderson. Yo sólo sé que Nick y Jeff son unos buenos clientes y que normalmente les acompaña Blaine, un chico encantador que está atento a mí y que, no voy a negarlo, me atrae. – Kurt insistió, intentando parecer seguro.

– Ya... Y que Blaine sea uno de los hombres más importantes en el bando de los Warblers no tiene nada que ver con tu llegada a Westerville o con que intentaras trabajar para Quinn y Jeff. – Smythe seguía intentando mostrar sus pensamientos.

– ¿De qué habláis? – Blaine los interrumpió, poniendo su mano en la espalda de su futuro cuñado y sonriendo de manera encantadora mientras sus ojos, que en esos momentos parecían verdes, brillaban con intensidad.

– De Nick. Sé que no debería preocuparme pero él también debería decidir algo de la boda. Sé que está muy enamorado pero debería dar su opinión. La boda es de los dos, no sólo de Jeff. – Sebastian mintió, mostrando la más seductora de sus sonrisas, dirigida a su mejor amigo, ese del que había estado enamorado años atrás pero que después le presentó a su hermano y después, el resto del mundo dejó de importar.

– La verdad es que cuando yo me case vas a tener un gran problema. No me importa dónde, cómo o

cuándo. Sólo me importa con quién. Creo que Nick piensa como yo. – El moreno se encogió de hombros.

– ¡Románticos! Algún día os daréis cuenta de que hay que buscar el lado práctico de las cosas. – El ojiverde pasó su brazo por el de su cuñado para agarrarlo con suavidad y alejarlo de Hummel, que empezaba a pensar que las cosas no iban tan bien como pensaba.

– Vamos Seb... Te encanta que mi hermano sea así de atento contigo. – El más bajo exclamó, consciente de que iba a ganar esa guerra con ese argumento.

– Que me guste no significa que yo no quiera ver el lado práctico de las cosas. Hay que buscar el equilibrio.

Nick y Jeff estaban en la habitación de Blaine. Los tres estaban pasando un rato hablando de cosas sin importancia, relajándose de todo el estrés que suponía organizar la boda. El rubio estaba sentado en la cama con las piernas cruzadas y su futuro marido estaba en una silla frente a él. Blaine había hecho una montaña de cojines para tumbarse sobre ellos en el suelo, de manera que podía verlos a los dos.

– Durante un tiempo pensé que, después de Coop y yo, el siguiente en casarse sería Sam pero creo que alguien le va a adelantar... – Sterling comentó divertido, haciendo que su novio lo mirara con la ceja alzada.

– ¿Quién? – Anderson preguntó, haciendo una lista mental de sus amigos para adivinar cuál podría ser. Sabía que Evans estaba esperando a que pasaran las dos bodas para pedirle a Brittany que se casara con él, lo que reducía mucho las posibilidades de que eso fuera cierto.

– ¡Tú! Tontito... Estás que se te cae la baba con cierto planificador de bodas... – Jeff le lanzó uno de los pocos cojines que no estaba en el suelo.

– No. Es atractivo y me agrada pero no quiero nada con él... ¡Mucho menos casarme! – Blaine se defendió.

– Eso ya lo veremos... – El rubio comentó con una sonrisa maliciosa. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que el corazón de su amigo empezara a sentir algo más que una atracción.

El Espía (fic Blaine - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora