Capítulo 2

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Un modesto auto color rojo, gastado con el tiempo. Me equivoqué al acercarme a dar un vistazo.

- Lindo auto - dice Angie saliendo por la puerta de entrada.
- Este auto no es mío - respondo sonriendo ligeramente.

No es raro verla salir a esta hora por su acostumbrada rosquilla y café de la mañana. Con una coleta en su castaño cabello y un café traje de sastre que va muy bien con ella. Simplemente actué como si nada pasara, no era extraño que teniendo mi nombre y reservado, alguien haya estacionado su auto ahí momentáneamente.

- Disculpa, creí que al fin habías decidido tener un auto, es extraño ver que eres el único de este lugar que prefiere caminar hasta tu trabajo.
- Soy de las personas que aún disfrutan una buena caminata.
- O eres de los que disfruta poner en práctica su habilidad de leer los rostros de las personas ¿no es así?
- Prefiero llamarlo un pasatiempo.
- Y a todo esto ¿de quién es este auto?
- No tengo ni la más remota idea.
- Bien, no creo que te importe que alguien use el cajón que dejas 'empolvar' aquí.
- No tengo problema.
- Un nuevo caso te espera dentro en la oficina, mientras salvas el día iré por mi acostumbrado y nutritivo desayuno.
- Muy bien -digo sonriendo- espero que cuando te muestre mi auto cambies de dieta.

Sabía perfectamente que ella no la necesita, se ejercita cada mañana, así que Angie solo optó por reír al alejarse.

BIENVENIDO

GRUPO DE INVESTIGACIÓN DAVIS & FORDMAN

Esas palabras en letras plateadas en la pared a espaldas de la barra de recepción me hacen no olvidar por qué entro aquí cada día. Descubrir la verdad, no un culpable, un culpable puede ser quien la autoridad decida, la verdad es lo que importa y, aunque suene muy trillado, la verdad es el camino.

- Felicidades por su nuevo auto Señor Davis...

Cuando miré que Rose, la joven recepcionista, sonreía al decir eso, opté por devolverle la sonrisa, preferí no dar explicaciones, al fin y al cabo cuando el verdadero dueño se llevara su auto, notarían que no es mío. Avanzar por el pasillo y ver los cubículos con el área de contabilidad, contacto a agencias del gobierno, área tecnológica. Al fondo a la izquierda mi oficina y justo en frente la oficina de Angie, Angelique Fordman.

Con el comentario de Angie en la mente, tenía curiosidad, como siempre, sobre el nuevo caso que me esperaba. Al fondo del pasillo, la sala de interrogatorio, ahí me esperaba Terry, un gran elemento en el grupo, entusiasta sobre el análisis corporal y un as con la computadora, como lo dije anteriormente, observar es lo que hago, nada más. Terry estaba esperando del lado seguro del cristal, con una computadora en frente, siempre con sus lentes de armazón grueso pero siempre vestido de forma causal y su cabello rizo siempre peinado, siempre serio pero a la vez sonriente de vez en cuando.

- Y para hoy tenemos...
- Robo a mano armada, un muerto y tres sospechosos. Un menor de 16 años y dos mayores de 22 años. Según el informe de la autopsia la víctima es Frederic Reynolds de 43 años, pero no murió de un disparo, mostraba señales de pelea, marcas en los nudillos...
- Lo que indica que golpeó a su atacante - completo yo, leyendo el informe de la autopsia.
- O atacantes.
- "Muerte por contusión en el cráneo" - cito leyendo el reporte - lo que indica que murió por un golpe en la cabeza.
- Pudo haber recibido el disparo y golpearse al caer.
- Es una posibilidad, Terry, pero recuerda que buscar la verdad es nuestro trabajo, sin aferrarnos a teorías, pero aprecio tu entusiasmo.

Del otro lado del cristal un chico, caucásico, de 15 o 16 años tal vez y a Lea interrogándolo, la compañera de Terry, en realidad él ingresó al grupo por recomendación de Lea, su amistad de la infancia los ayuda a disfrutar del mismo trabajo. Aunque siempre he notado que, con sus verdes ojos, cabello lacio y negro, su piel clara y una tierna sonrisa, Terry no la ve como una amiga.

- Parece que tenemos un pequeño principiante - digo en tono de burla.
- Así es, el oficial Yenkins solicitó interrogarlo primero, dice que...
- Es más fácil hacerlo hablar, adoro la forma de trabajo de Yenkins, envíale chocolates por la ayuda. - menciono sarcásticamente mientras me dirijo a la sala de interrogatorio.

Como cada vez que entro a la habitación, Lea me mira con alivio, "Al fin resolveremos rápido esto" imagino que piensa cada vez que me ve entrar.

- Supongo que no tenemos algo aún.
- Precisamente - responde ella - no ha querido hablar desde que lo arrestaron.
- Alex, bueno, aquí dice que ese ese tu nombre - le dirijo mientras leo el expediente - Alex  Brenan, dinos por qué asesinaste a ese sujeto, por favor.
- No diré nada hasta que tenga un abogado.
- Imagino que tienes para pagar uno, como podrás darte cuenta, esto no es la estación de policía, estas junto a uno de los mejores grupos de investigación del planeta, trabajamos con la policía, eso es cierto, pero no somos la policía, cuando la policía no puede encontrar las verdad, nos buscan a nosotros para encontrarla y por ende al culpable. Pero si prefieres dejar que la policía encuentre sólo un culpable y no la verdad, podemos pedir que te lleven de vuelta a la estación. Así que sólo dime por qué asesinaste a ese hombre, es todo lo que necesito.
- Yo no lo maté.
- Por fin dices algo - replicó Lea.
- Muy bien, Alex, estás entendiendo, entonces dinos quién asesinó a Frederic, alguno de tus dos amigos tal vez.
- No puedo decirlo.
- Claro que puedes - exclamo en un tono alegre - y necesitas decirlo.
- No es tan sencillo, es peligroso para mí, deben entenderlo.

Expresiones OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora