Desde niño siempre fui muy observador, demasiado, diría yo, a veces me pregunto si nació por la curiosidad o por mi obsesión de analizar a fondo cada detalle que me rodeaba, en especial a las personas, a mi gente. Conforme iba creciendo me enfocaba más en los detalles que no todos notaban: expresiones, gestos, muecas, ceños. O al menos no los interpretaban, no como yo, al notar un entrecejo fruncido, por ejemplo, podemos encontrar enojo, pero no siempre lo es, podemos encontrar sorpresa o confusión, sólo hay que observar bien la magnitud con que se frunce y encontraremos lo que buscamos. Justo eso pensé cuando niño y sé que no me equivoqué al hacerlo...
Suena el despertador como siempre, al terminar mi larga batalla para abrir los ojos y salir de la cama, siempre camino al tocador pensando en el mismo sueño que cada noche no deja de acecharme, siempre me pregunto al espejo por qué ese sueño o recuerdo no se va de mi cabeza. Al mirarme como es costumbre preguntándole a mi reflejo con la mirada y, como siempre, no encuentro la respuesta. Ese cabello castaño oscuro, despeinado y ondulado, esos ojos claros con los párpados medio caídos, rostro ancho y nariz respingada, "eres un desastre" pienso. Después de una buena ducha, vestir un traje color caqui a medio planchar, camisa blanca y un buen desayuno, si un pan tostado y un vaso de leche se le llama así, me dispongo a salir.
A veces pienso que tengo una obsesión compulsiva en lugar de llamarlo profesión, cada persona que observo camino a mi oficina tiene algo no muy positivo en el rostro: fastidio, resignación, estrés, letargo e incluso indiferencia. Emociones y expresiones que sólo se ven en una ciudad como Michigan, cada día de lunes a viernes. Pero hay algo diferente hoy, algo que aún no logro notar.
A pesar de tener mi propio auto siempre he preferido caminar y al llegar al trabajo siempre hay un cajón de estacionamiento vacío. Trabajar con la policía local es un trabajo grato, confían más en mi palabra que en la de cualquier otro, es irónico que al querer alejarme de mi pasado éste es que me dé la confianza de las personas con las que trabajo.
Realizar el interrogatorio, ahí es donde trabajo yo, pero yo no hago las preguntas, no, yo busco las respuestas y no en la palabras, no necesito hablar y tampoco que me hablen, sólo necesito observar, "observar para encontrar" esa siempre ha sido mi ley de trabajo, cuando alguien no quiere decir la verdad yo me encargo de encontrarla.
Cuando cruzo la última calle para llegar al trabajo, como es costumbre, siempre visualizo ese cajón de estacionamiento vacío, curiosamente nadie en la oficina sabe que sí tengo mi propio auto, o al menos eso pensaban hasta hoy. Porque ese cajón de estacionamiento no estaba vacío al llegar.
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Expresiones Ocultas
Misteri / Thriller¿Te has preguntado cómo poder descubrir la verdad de las personas? ¿Si las expresiones en el rostro de alguien nos dicen algo? ¿O si esconden algo? Desde pequeño, ser observador de cada detalle lo ayudó a ser el mejor analista corporal del Tíbet, Ka...