Capitulo 16

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Relata Karen:

Me sentía desesperada, tenía que salir a buscar a Lia.

- Niñas, tienen que prometerme algo, se van a quedar aquí, no importa lo que oigan, no importan lo que vean, se van a quedar aquí, no importa lo que pase, Si? - le digo.

- Si Mami, está Bien- me dice Mora.

- Si Ma - me dice Oliv.

- Esta bien, Las amo- les doy un beso en la cabeza y salgo del apartamento.

Corría por las escaleras, no me importaban los gritos, solo me importaba mi hija.

Mi paso era tan rapido que en cuestión de segundos llego a mi destino, a las Torres.

Fuego, veo fuego, papeles volando, humo, gente corriendo, buscando refugio.
Desesperada grite el nombre de mi hija.

- LIA! LIA! - gritaba hasta que mis cuerdas vocales no daban para más.

Observaba para todos lados, pero tanta gente me desconcentraba.

En mi búsqueda veía personas que señalaba hacia las torres. Al mirar, gente cerca de las ventanas... Caían.
Una por una, sin dudar, sin vacilar... Caían, desde el nivel en donde estén.

Mis ojos estaban como platos, y mis manos, tapando mi boca.

Sin poder creer lo que sucedía, seguí mi búsqueda.

Ambas Torres en llamas no dejaban ver a larga distancia lo que me esperaba.
Y mi único pensamiento era Lia.

- LIA! LIA! - gritaba sin rendirme.

Una y otra vez gritaba su nombre.

Un oficial de seguridad me obliga a entrar a un edificio de al lado.

Trato de explicarle pero es inútil, la gente me empuja y me meto al edificio.

Las paredes eran de cristal, dejaban ver lo que pasaba allá afuera.

Sin parar de ver gente corriendo, me asomo más al cristal. A lo largo de unos minutos después de esperar... Cae una Torre.

Los gritos... Los llantos...

No los oía, pues mis oídos estaba sordos, mi boca estaba muda, mi mente desactivada, sin poder pensar más.

Sin embargo, eso no bastó, porque la otra torre cae...

Haciendo una ola de tierra, y desesperación.

Mis ojos llenos de lágrimas, no podían creer lo que estaban viendo.

Había perdido al amor de mi vida, y seguramente a mi hija, mi primogénita, uno de mis pequeños soles.

Caí al piso de rodillas, envuelta en llanto y gritos propios. Tocaba mi pecho, sintiendo que algo...

Se rompía.

Dime que esto no es realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora