Abro los ojos después de un ligero sueño. Todo está oscuro. No se ve ni se oye nada. Oscuridad. Silencio. Solo se oye el sonido de mi respiración. Entrecortada. Me cuesta mucho respirar. Por mi frente ardiendo bajan gotas de sudor, gotas frías, heladas, que al sentir el calor que desprende mi cara se evaporan como cualquier líquido en un día de calor.
Solo me viene a la mente ese sueño. Ese maldito sueño que noche tras noche se repite en mi cabeza. Incluso estando despierta me vienen imágenes de él, ese sueño que no me deja dormir. Muchas veces me hace dudar de si estoy en el mundo real o en un mundo en que todo son fantasías.
En ese sueño te veo a ti, muy lejos, pero sé que eres tú. Desde la distancia te veo sonreír y como poco a poco te acercas a donde estoy yo. El resto del sueño nunca lo recuerdo.
Como no puedo dormir me levanto de la cama y me dirijo a la cocina. Busco en la nevera algo fresco que llevarme a la boca, pero solo encuentro una lata de refresco sabor cola. Es un alivio sentir algo frío, pero más aún el sabor dulce del refresco, bajando por mi garganta.
Recorro la cocina con la lata en la mano mientras me la bebo. Hasta llegar a la ventana. Fuera, en la calle, todo sigue oscuro. No sé ni qué hora es. Quizás las dos o las tres de la madrugada.
Me paro frente a ella y miro fuera. Las luces de las farolas, semáforos parpadeando y algún coche circulando. Todo parece normal. Al otro lado de la calle, en el edificio de enfrente, también hay algunas luces encendidas. ¿Personas como yo que no pueden dormir?
Decido volver a la cama. En el peor de los casos, volveré a tener ese odioso sueño. Me recuesto en ella, boca arriba. Suspiro, resignada. De manera casi inconsciente cojo el móvil, esperando tener noticias tuyas. Nada. De lo único que me vale ese gesto es para comprobar la hora que. Las 4.08 am. Me aseguro de tener el despertador en la hora correcta y me dispongo a dejar mi mente en blanco para por lo menos dormir las pocas horas que me quedan en paz. Cierro los ojos.
ESTÁS LEYENDO
Soñarte, pensarte y encontrarte
Short StoryEl mismo sueño noche tras noche. Esos ojos, esa mirada... Buscarte en cada rostro por donde quiera que voy... Hasta que sin darme cuenta... Ahí apareciste. Por fin.