Seis

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La jornada de trabajo ha sido muy dura, pero por fin llego a casa. Tu recuerdo ha estado presente en mi cabeza todo el rato, sobre todo tu partida. Verte alejarte me ha roto por dentro. No entiendo cómo te he dejado marchar... Cómo te has escapado, cómo te me has escapado.

Lo primero que hago cuando llego a casa es descalzarme. Adoro sentir el frio del suelo en mis pies. Según voy caminando por el pasillo me voy desvistiendo. Hasta llegar al baño. Me miro en el espejo. Me toco la cara y me suelto el pelo. Cae sobre mi piel desnuda. Me fijo en mi rostro. Mis ojos tienen un brillo distinto. ¿Será por ti? Sonrío de manera estúpida. Es increíble como tú, un desconocido, me hace sentir. Pensar en todo tú, perfecto, me pone nerviosa. Me miro por última vez y entro en la ducha.

Ya es de noche. Sólo me queda cenar y preparar algún papeleo para mañana. Opto por hacerme algo rápido y sencillo de comer. Un sándwich de pavo con ensalada. Voy directa al portátil. Lo enciendo y me acomodo en el sofá. En él pierdo la noción del tiempo. Haberte tenido todo el día en mi cabeza me ha retrasado bastante esta mañana en la oficina.

Me pican los ojos. Llevo mucho tiempo con la mirada pegada a la pantalla. Ya es hora de que este día tan intenso acabe. Guardo todos los documentos, cierro sesión y apago. Antes de meterme en la cama pretendo dejar todo preparado para mañana no salir con tanta prisa. Así que opto por llevar el maletín con el portátil y todos los documentos, es lo suficientemente grande para que también quepan mis cosas personales.

Antes de meterme en la cama decido prepararme una bebida caliente. Me decanto por una infusión de hibisco y frutos rojos. Un sabor dulce con el que irme a la cama. Mientras pongo la bolsita en el agua hirviendo sonrío al acordarme de ti. Tú has sido lo más dulce de mi día. Tengo la esperanza de volver a verte, sobre todo esta noche, en mis sueños.

Soñarte, pensarte y encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora