Once

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Y ahí me quedo, mirándote caminar. Sin decir nada. Con todas mis cosas en las manos. Por fin puedo respirar. Tranquila. Aunque es cierto que sigo nerviosa. Sí, por todo lo que he sentido al tenerte delante. Al poder mirarte. Al poder rozar tu piel. Sentir esa electricidad por todo mi cuerpo. No sabes cuánto tiempo he esperado ese momento. Tantas noches en mis sueños, y tantas mañanas por estas mismas calles.

Me siento estúpida. Sí. Muchísimo. No he sabido reaccionar a tiempo. No te esperaba. Cualquier otra persona, menos a ti. Tenerte delante me ha dejado sin palabras. Tus hermosos ojos verdes... Me he perdido en ellos. Me han robado todo eso que siempre he querido decirte.

Cuántas cosas pude haberte dicho... Contarte todas las noches que te he soñado, mi búsqueda desesperada en cada rostro cada mañana... Hasta que hoy al fin te encontré... y te dejé marchar... ¡Estúpida!

Y aquí sigo, viéndote marchar mientras pienso todo esto. Lo único que deseo es que te pares, que te gires y que vuelvas a mí.

- ¡Ilusa!- grita mi voz interior.

Sí, mucho lo sé. Sonrío al imaginarme lo que pudo haber sido y no fue. Niego con la cabeza y me dispongo a seguir mi camino, contrario al tuyo. Respiro profundo, aceptando tu partida. Al hacerlo inhalo lo que queda de tu olor. Ese delicioso aroma... Tus ojos verdes...

Doy mis primeros pasos después de nuestro torpe encuentro, intentando no sacar de mí con cada respiración tu olor. Quiero disfrutar de él todo el tiempo que pueda. Camino despacio. Pensándote y disfrutándote con cada paso que doy. Pero algo me saca de mi mundo, de nuestro mundo.

Alguien toca mi hombro. Me paro en seco. Esa extraña sensación otra vez... Esa electricidad que tanto me gusta me recorre completamente la espalda. Cierro los ojos para disfrutarla aún más. Tomo aire antes de girarme.


Soñarte, pensarte y encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora