La pared de adoquines

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La respiración se entrecortaba, la noche se avecinaba y sobre la pared mohosa de adoquines se hallaba ella, Clara, esperando a que la luna saliera a iluminarle la cara. Y salió. De frente tenía a Orión, el cazador. No había nada en el horizonte que le perturbara el panorama estelar que la naturaleza le ofrecía. La Cruz del Sur también manifestaba su presencia, y Sirio reinaba entre todas.

Su pecho se apretaba a medida que respiraba el aire viciado de aquel lugar abandonado donde decidió sentarse y fumar en tranquilidad, pero aquello no le aquejaba en absoluto, por el contrario, se sentía completa. A sus espaldas había un bosque y los murciélagos volaban de aquí para allá, chillando como ratas, amenizando el escenario oscuro en el que se encontraba.

Era invierno, pero ella tenía su ropa ligera de verano; un vestido negro y largo con encaje, unos tacos que golpeaban el muro a medida que movía sus piernas blancas como la nieve. Siempre cuidando que su botellita de jugo no se cayera de su lado.

Sabor a frutilla quería sentir ella. Saborear vida por un momento.

Se paró en la pared y tomó la botella con las manos, mirando a Orión, el cazador, más precisamente a su hombro izquierdo, que es el que apunta al corazón de la víctima con el arco. Entonces bebió aquel jugo de frutilla, a sabiendas de lo que provocaría esa ingesta.

Su cuerpo empezó a tomar un color rojizo, sus músculos tomaron rigidez. La botella se estrelló contra el suelo. Sus pupilas se agrandaron al máximo, y comenzó a sentir los espasmos del veneno: cianuro. Las convulsiones comenzaron y su cuerpo cayó rígido, con una pierna y un brazo a cada lado del muro.

Su hermoso rostro se rompió contra la pared de adoquines como un espejo nuevo y brillante, entonces el jugo de frutilla corrió por las hendiduras de la piedra hasta llegar al suelo. Se formó un charco que reflejó la luz de la luna por unos instantes, brillando también en los cristales de los restos de la botella.

Clara aún sigue ahí, los cristales también.

Desde lo alto se ve mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora