Me subí al autobús mientras Luka me miraba con una gran sonrisa en la cara. Al entrar vi que había dos personas sentadas en los asientos traseros, mirando hacía el suelo con las capuchas puestas. Esta parecía la semana internacional de las capuchas. Debido a que dentro del bus había bastante oscuridad no pude apreciarlos bien. Mi nueva jefa cerró la puerta detrás mía y me indicó con el dedo que me sentara justo detrás del asiento del conductor. Me senté y ella se colocó al volante; ya ni ver conducir a una niña me extrañaba. Encendió la radio y arrancó el vehículo mientras meneaba la cabeza al ritmo del pop. Esa escena era muy bizarra.
—¿Cuántos años tienes? —pregunté mientras empezaba yo también a mover la cabeza al ritmo de la música.
—Perdí la cuenta, no soy buena en mates.
—Pero imagino que tienes un carnet para conducir esto o algo.
—Que pereza conseguirlo, de verdad, yo no he nacido para recibir clases.
—Me da miedo que nos acabemos estrellando.
—No te preocupes, chavalote, que la nena controla.
—Eso ha sonado a típica frase de abuela.
—Aún no se me han caído las tetas como para serlo.
Su comentario me hizo bastante gracia. Ella era muy diferente a la asesina de antes, era mucho más alegre. Esto me recordaba que no sabía ni su nombre así que decidí preguntarle a la conductora.
—Por cierto, ¿quién era la tía de antes?
—Esa era Franziska, es algo borde pero en el fondo del abismo de su corazón es más borde aún.
—No hace falta que me lo digas; apareció sin avisar y empezó a pegar tiros como si fuera eso un puto campo de tiros.
—Le gusta usar la pipa porque le quita el estrés acumulado que tiene de no follar.
—Eres bastante mal hablada para parecer una niña.
—Y tú eres muy virgen para parecer un chaval en la flor de la vida.
Esas palabras me hicieron más daño que una puñalada en los riñones. Pero ella se estaba riendo como una posesa al darse cuenta de esto. Después de un rato que parecía eterno se digno a parar de reírse.
—Lo siento, lo siento. Dejemos de hablar de tonterías y centrémonos en lo importante —se aclaró la garganta y comenzó a hablar con un tono que pretendía parecer autoritario pero no lo conseguía muy bien —. Tú, mi querido subordinado, desde hoy serás un evoker nivel mercancía rancia y por lo tanto debes cumplir las misiones que te mande la jefa, o sea yo.
—¿Y si no lo hago?
—Te mato.
—Vaya por dios...
—Desde hoy también eres parte de la pandilla más molona que existe en este plano dimensional; los Beelzebu Boys.
—No he oído nunca ese nombre hasta ahora.
—Cállate, niño. Los miembros de la banda serán como tus hermanos y te ayudaremos a desarrollar tu poder que pasará de puta mierda a la puta hostia bendita.
—¿Mi poder?
—Sí, tienes el ojo de la serpiente, sirve para ver acontecimientos futuros pero actualmente lo tienes tan poco desarrollado que sólo puedes ver imágenes liosas; pero cuando acabemos contigo podrás hasta predecir los movimientos exactos de una persona con total claridad.
—¿Y como lo desarrollo?
—Con vaselina y mucho amor.
—Me das miedo...
De pronto frenó el bus haciendo que casi me caiga del asiento. Luka se levantó, me agarró del brazo y me tiró fuera del bus; tenía una fuerza que no era ni medio normal. Cuando me levanté del suelo y me giré para mirarla me dijo con una gran sonrisa:
—Vale, campeón, ahora mueve tu lindo culito por la autopista hasta que llegues al final donde te encontrarás con uno de los miembros de la pandilla. Él te indicará lo que tienes que hacer así que hazle caso. Buena suerte si no la palmas nos volveremos a ver las caras, bye bye.
Y así cerró las puertas del bus con una fuerza descomunal y se fue cagando leches por el camino de vuelta. Me giré y empecé a andar por la autopista; otra vez con un frío que pela. Empecé a tener un sueño que no era ni medio normal. Después de lo que parecía una eternidad andando por ahí siendo iluminado sólo por las farolas llegué hasta el punto donde ya no había camino pavimentado, sólo tierra.
Esta nueva senda estaba adornada con piedras a los lados. Me quedé mirándolas un rato pero empecé a oír unos pasos acercarse. Vi como un chico con una sudadera azul se iba acercando con las manos en los bolsillos. En ese momento volví a sentir el miedo que sentí hace días en el metro y el instituto.
Quería salir corriendo pero mis piernas no reaccionaban y él se acercaba cada vez más. Luego de un minuto se paró delante mía y levantó la cabeza para mirarme. Tenía unos ojos azules cristalinos y aunque llevaba la capucha puesta podía apreciarse su pelo oscuro, no muy corto y con un mechón de color rojo que asomaba a la altura de su ojo. Estaba sonriendo pero esta vez la sonrisa era aún más grande y grotesca que la primera vez que lo vi. Se relamió los labios y me dijo con una voz suave "Hola, amigo".

ESTÁS LEYENDO
Beelzebu Boys
ParanormalLas calles de Tokio se encuentran sumergidas en una espiral de horribles asesinatos, que dieron comienzo hace un año. Los reportes oficiales de la policía dicen que son debidos a peleas entre las pandillas, que cada vez se han hecho más numerosas y...