Capitulo 20: Piedra de Luna

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—Piedra de Luna —susurre levantando la mano que llevaba la pulcera

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—Piedra de Luna —susurre levantando la mano que llevaba la pulcera. Me sorprendió ver a Thian apoyado en los casilleros del pasillo sin preocuparse de que alguien lo esté observando. Llevaba jeans ajustados y un tapado negro oscuro que llamo mi atención puesto que no hacia tanto frió. No me miro pero mi descubrimiento lo hizo dibujar una pequeña sonrisa en su rostro— ¿Te lo dio uno de ellos?

Era extraño notar con la facilidad que había adaptado este nuevo mundo.

— La conseguí por mis propios medios —Clavo sus celestes ojos en mí y me pareció percibir una especie de halo a su alrededor.

— Tayler dijo que faltan cuatro días para la luna menguante —su rostro se ensombreció haciéndome que todos mis sentidos se pongan en alerta— Tengo miedo.

— No tienes porque princesa —se acercó y paso sus suaves dedos por mi mejilla. Tu tacto era frio y un poco distante— Nada te pasara. Nunca mientras yo esté cerca —sonreí recordando la primera vez que pronuncio esas palabras. Esa noche pensé que solo lo decía para calmarme pero mantuvo su promesa todo este tiempo.

— Tengo una idea, escapemos juntos. A donde Thomas no pueda encontrarnos, empecemos de nuevo lejos de este maldito lugar.

— No puedo —sus crudas palabras me hicieron dar cuenta de lo mucho que había deseado que dijera que sí. Pareció notar la decepción en mi rostro y suspiro negando levemente— Hay muchas cosas que todavía no entiendes pequeña. Todo lo que hago es para protegerte.

Un grupo de niñas pasó mirándonos serias, una de ellas contuvo una risa burlona; terminaban de pasar cuando note que solo me miraban a mí, como si Thian no estuviera allí. Recorde sus manos frias rosando mi mejilla y el resplandor que lo rodeaba.

— No eres real —susurre volteando a verlo. Thian seguía parado frente a mí pero había algo diferente en él.

— Lo soy pero no todos pueden verme —contesto con tranquilidad.

— ¿Quién más puede verte?

—En este momento, solo tu —corrió un mechón de pelo que caía sobre mi rostro, parecia no poder evitar tocarme, necesitaba ese contacto tanto como yo. Recorio la line a de mi cabello hasta la punta de sus dedos y sonrio.

— No entiendo cómo funciona —sentía que me iba a estallar la cabeza con tanta información.

— No intentes volar pequeña. Hay muchas cosas que debes entender antes.

—¿Cómo lo de anoche? —No me miro pero sabía de lo que le estaba hablando— ¿Cómo lo haces?

­—No fui yo Gabb, tú me llamaste —suspiro pensativo— es como... telepatía, pero más complejo. Tienes que realmente desearlo para que yo pueda escucharte, por eso no siempre funciona.

—No entiendo, el dia que baje a la arbolada no te llame.

—Si lo hiciste, inconscientemente pero lo hiciste. Lo has hecho antes y siempre fui por ti.

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