Despedida

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Fausto, Bruno y Carmine estaban sentados en la sala de espera del piso que abarcaba el área privada del hospital. Llevaban casi 5 meses entre idas al hospital, la casa y sus trabajos, pero siempre al tanto del progreso del paciente de la cama 315.

El Dr. Camilleri se acercó a los tres con el mismo rostro que hacía cinco meses había usado para decirles que su familiar había caído en coma.

-Fausto, señores Di Salvo, buen día, tengo que hablar con ustedes.- dijo el Dr., Camilleri mientras les hacía recorrer una vez más ese largo pasillo que ellos conocían de memoria.- sabemos que firmaron el documento de la eutanasia hace unos meses y creemos que están que están consientes de que el periodo de tiempo que el hospital permite la duración de un paciente en coma, no es muy extensa por lo saturado de la población que requiere ingresar a terapia.

-¡¿De que rayos está hablando doctor?! ¿Qué insinúa? ¿Qué desconectemos a nuestra hija? ¿Es eso?- dijo Bruno con una voz iracunda e invadida de miedo y desesperación.- ¡No! Me niego rotundamente, ¡No doctor, no la desconectaremos hasta que no haya nada más que hacer!

-Tranquilícese Sr. Di Salvo, era solo una posibilidad, tampoco se le obliga a hacerlo, solo debía abrirle esa posibilidad por seguir el protocolo del hospital- trató de excusarse el Dr. Camilleri.

-Pues sus protocolos son muy inhumanos, ¡caen en lo ridículo!- continuó Bruno, con la misma mezcla de sentimientos que tuvo al principio de la conversación.

Carmine y Fausto por su parte sentían como sus corazones al igual que el de Bruno, transportaba un líquido espeso y frio que decía ser su sangre, pero que en ese momento distaba por mucho de serlo. Minutos después los tres se quedaron completamente solos y un silenció congelante invadió el cuarto, todos conocían el porqué de ese pero ninguno se atrevía a romper con él.

-Bueno ya, hablen, ¿qué haremos? Tenemos que estar consientes que esto es como la ruleta rusa, Renata podría despertar pero podría no hacerlo también.- dijo Fausto con tratando ignorar sus sentimientos y su dolor.

-¡Cállate! ¡Ella despertará en cualquier minuto!- gritó Carmine con las pocas fuerzas que su corazón le permitía extraer de sí misma.

Los tres sabían que esa era una posibilidad demasiado maravillosa para entrar en lo realista pero que al mismo tiempo el rechazarla era un pensamiento muy fatalista. Estaban entre la espada y la pared, jugando azar con la vida de una adolescente, de su hija.

-Imagínala dentro de una semana sería su ceremonia de graduación.- dijo Carmine con un profundo aire de nostalgia en sus palabras, era inevitable sentir el dolor que ella tenía en su corazón.

-Sí, lo recuerdo, lástima que aun no conseguía pareja para ir, y su amiga, Agatha...- dijo Bruno haciendo una pausa como renovando el aire en sus pulmones para continuar- que triste pensar que iban en el mismo automóvil y que de no ser porque iban una adelante y la otra atrás, hoy ambas estarían muertas.

-Maldigo la noche en que le insistimos que fuera a aquella fiesta, hoy por esa insistencia, nuestra hija se encuentra entre la vida y la muerte- dijo Carmine con la voz entrecortada mientras las lágrimas volvían a recorrer sus mejillas.

-¡Dejen ya de atormentarse por ello!- dijo Fausto como queriendo devolverles la entereza- nada ganan con lamentar algo que ya pasó...ahora tenemos muchas cosas en que pensar y que decidir.

Los Di Salvo pasaban por la decisión más difícil de toda su vida como familia, uno de sus integrantes estaba debatiéndose entre la vida y la muerte y ninguno de ellos podía hacer nada para combatir esa batalla con ella.

Desde hacía tiempo Renata se había alejado de su familia, y a pesar de ello, sus padres seguía teniéndola siempre muy presente en sus pensamientos, oraciones y decisiones. Tener una hija al borde de la muerte les hacía fortalecer esos lazos que se habían visto opacados por la rutina y la monotonía de cada día.

Después de meses de apelaciones y solicitudes de prórroga para posponer la desconexión de los aparatos que le ayudaban a sobrevivir a Renata, el día definitivo había llegado, era hora de practicarle la eutanasia a la joven.

Ese día hubo un cálido sol que templaba la fría mañana, era el 22 de junio, el día del baile de graduación de la generación de Renata, sin embargo en el hogar de la familia Di Salvo no había gozo por ello, no había risas, ni felicitaciones; por el contrario, se les era retirada una integrante, y se podía sentir cómo de deshacían los corazones de todos y cada uno de los integrantes de aquella familia, incluida la nana Adelaida.

Renata fue desconectada ese día a las 18 horas, dejando de luto la habitación 513 y el hogar Di Salvo.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2016 ⏰

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