A Flote

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Ángelo era un chico carismático, de cabello ondulado, color castaño obscuro, que debido a un acelerado desarrollo hormonal, le habían comenzado a crecer barba y bigote antes que a la mayoría de sus compañeros, dicha característica le había favorecido al momento de elegir una novia, ya que no había chica alguna que se le negara.

Hacía casi dos meses que había terminado una relación muy conflictiva con Rebecca, una chica muy bonita y pretendida, pero insegura y posesiva. Su relación de casi año y medio le había dejado ciertas heridas, por las cuales había decidido dedicar su tiempo a convivir con sus amigos, quienes le tenían mucho aprecio. Un día observó y analizó a Renata, una niña muy seria de su clase de ambiental, y sin darse cuenta, e incluso sin que ella lo intentara siquiera, le robó la mirada y el pensamiento, le intrigaba tanto que quería conocerla.

Así un día se armó de valor y mientras esperaba su transporte, le habló, se sintió tan tonto de preguntarle si se llamaba Renata, cuando el ya lo sabía de memoria, pero a la vez se animaba internamente y se decía- por algo debo empezar, ya después platicaré con ella-.

Un día en su clase de ambiental ella estaba sentada en su lugar, él se volvió a decidirse y le habló, y esta vez ella lo miró fijamente a los ojos y se sonrojo, al igual que él. Entonces, Ángelo se dio una esperanza de que tal vez, en lo profundo de Renata, pudiera existir una posibilidad de tener una oportunidad para conocerla y a lo mejor podrían comenzar algo juntos.

Después de ese momento Renata salió corriendo del salón y Agatha la siguió, ya juntas comenzaron a hablar y a analizar qué es lo que había pasado.

-Por favor, dime ¡¿qué rayos fue eso?!- comenzó Agatha

-No tengo la más mínima idea, o sea, viste que no fui yo quien lo busqué- decía Renata tratando de convencerse a sí misma de que lo que había pasado era real.

-Sí, obvio me di cuenta,- respondió Agatha y agregó- pero, entonces, ¿eso qué significa?, ¿Qué él también quiere contigo? O ¿cómo?

-¡Ay no!, ¡no inventes!- Dijo Renata supuestamente ocultando su deseo por que la respuesta fuera un si.- O... ¿tú crees que...? Noooo, ¡para nada!

-Ay pues yo no sé- dijo Agatha- pero si quieres le pregunto, así saldríamos todos de dudas, ¿no crees?

-¿Todos? ¿Quiénes todos? De que hablas, estás loca, deja de decir esas cosas, mira como estoy temblando de nervios, mejor ven a ayudarme- Dijo Renata tratando de dar por terminada la conversación.

De vuelta en el salón Renata no podía evitar sentir la mirada de Ángelo en su espalda, se ponía de uno y todos los colores posibles en su rostro. A la hora de la salida, Renata y Agatha fueron las primeras en salir, corrieron tanto que nadie vio en qué dirección partieron. Ángelo se quedó con las ganas de ver a Renata una vez más, pero el suceso de ese día le había dado motivos para seguir intentando conocerla mejor.

Ya en su casa Renata corrió a su cuarto a gritar en su almohada, no podía creer lo emocionada que estaba, era real, había pasado y la realidad era por mucho, mejor que los sueños que siempre tuvo. Casi inmediatamente sonó el teléfono, era Agatha que estaba impaciente por saber cómo estaba Renata.

Los días siguieron así y ni Renata, ni Ángelo tomaban la iniciativa por hablarse; Agatha solo los veía de lejos y se desesperaba por las ansias de que algo más sucediera y no veía intenciones de nadie, razón por la cual en varias ocasiones intentó hacer que ellos se hablaran, pero los resultados que se proponía no eran los que obtenía, así que un día decidió no volver a entrometerse entre Renata y Ángelo, así pues siguió su vida, hasta que ambos de la nada comenzaron a hablar- muy poco ya que era solo un saludo cortés pero que ya iba seguido de un "¿cómo estás?" o de un "¿Cómo te va?" que daba pauta para que estos continuaran su plática; Agatha se sentía muy contenta, pero al mismo tiempo no dejaba de pensar que quizá con toda la emoción, Renata la tenía un poco olvidada, ya no hablaban como antes, solo hablan de Renata y de Ángelo, Agatha no se molestaba pero no podía evitar empezar a aburrirse de que ellos se hubiesen empezado a hablar.

Un día Agatha decidió alejarse un poco de Renata, para que esta última pudiera disfrutar sus momentos, pero esta última por la ceguera que tenía por su enamoramiento de Ángelo, no se percató de ello y siguió con sus asuntos, desde que él le había pedido su número se había convertido en una persona dependiente del sonido que avisaba un mensaje nuevo o una llamada. Agatha no pudo más que observarla y extrañar los momentos que compartían Renata y ella antes de que él llegara a su vida.

Renata comenzó a actuar de un modo diferente, siempre pensando si lo que hacía le gustaría a Ángelo, o si podría llamar su atención, sus padres vieron el cambio y se alegraron, seguía con los mismos monosílabos pero ahora se vestía un poco diferente, y eso les hacía pensar que tal vez por fin volvería a ser la niña feliz de antes.

Después de 2 meses de escribirse, hablarse y verse, Ángelo se decidió a pedirle que fuera su novia, a lo cual Renata digo sí sin dudar ni un segundo.

-Renata, quiero preguntarte algo- le dijo con el nerviosismo que sentía cada vez que la veía- mira lo que pasa es que llevamos un tiempo conociéndonos...

-No sigas, ya entendí, ya no quieres que las cosas sigan así, ¿no es cierto?- le dijo Renata con una voz que se veía frustrada por un nudo en la garganta.

-Sí, ¿cómo supiste?- dijo Ángelo sin poder quitar de su cara la expresión de asombro

-Pues no lo sé, lo imaginé... pero, ¿estás seguro? ¿Eso es lo que quieres?- dijo Renata con gran tristeza en su voz

-Sí, pero por supuesto que es lo que quiero, ¿qué tu no?- le dijo a Renata

-Pues supongo que estará bien si es lo que quieres, aunque a mí me gusta como están las cosas, pero si no estás cómodo, de acuerdo, lo acepto- respondió Renata ya a punto de darse la media vuelta y llorar.

-¿Cómo? Entonces... ¿no estás segura de querer ser mi novia? Porqué si es así puedo esperar- dijo Ángelo un poco decepcionado.

-¿...Tu novia?- dijo Renata mientras volvía su rostro para ver a Ángelo- ¿en serio?

-Claro, pues ¿qué habías entendido?- dijo Ángelo como queriendo esconder una sonrisa que se le escapaba hasta de los cabellos- Entonces, ese ¿es un sí?

-¿Qué entendí?... no, nada, no me hagas caso- dijo Renata con una cara que dejaba claro el descanso que sintió su corazón al ver que no era lo que ella había pensado.- Claro que ¡SI! Me encantaría ser tu novia.

Ambos se miraronfijamente y se tomaron de las manos, sonreían con ese nerviosismo de la primeravez, y la emoción de comenzar una nueva etapa juntos.    

AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora