Capítulo 20

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Estaba en frente de la casa de Isabel.

En mis manos había un paquete cuidadosamente envuelto con un papel de regalo rosado con puntitos blancos y negros, y desde adentro de la casa se escuchaban voces, risas y hasta algunos gritos entusiasmados. También pude captar algo de música.

Había tomado la idea de Bruno, y había comprado un álbum en un principio blanco y liso, el cual decoré hasta que me pareció que transmitía lo que yo quería.

Había pintado la tapa con manchas multicolores, y luego le había pegado mi foto favorita en el centro (la del incidente con las hojas y la Coca Cola), haciéndole un "marco" con negro. Por dentro, llené el álbum de fotos de las dos juntas, agregando palabras, frases y dibujos en cada página.

Para terminar, lo envolví y escribí una pequeña tarjeta en una cartulina, la cual pegué al papel de regalo junto con la moña.

Lancé una pequeña mirada sobre mi hombro para ver a mi madre, que me hizo una seña con la cabeza desde el auto, y luego toqué el timbre.

Se hicieron un par de segundos de silencio, en el cual los dos tonos del timbre resonaron por toda la casa, antes de que todos empezaran a hablar otra vez, y escuché pasos acercándose hacia la puerta, acompañados de una voz.

La puerta se abrió y sonreí.

- ¡Ally!

Isabel rodeó sus brazos sobre mí en un abrazo.

- ¡Feliz cumpleee! – Reí, e Isabel me soltó para saludar a mi madre con una mano.

- ¡Cuánto tiempo!

- Si, la verdad... - Le entregué su regalo – ¡Espero que te guste!

- Ay, ¡Gracias! – Sonrió – Ven, ¡entra!

Agarrándome del brazo, me llevó hasta adentro, donde sonaba una canción pop que no pude identificar.

Estaba todo como lo conocía, salvo por la decoración de cumpleaños, que implicaba globos multicolores y guirnaldas colgadas en las ventanas y en los marcos de las puertas.

- ¡Allison! ¡Qué bueno verte!

Me di vuelta, encontrándome con la madre de Isabel, que me sonreía.

- ¡Ah! ¡Hola, Julia! ¿Cómo estás? – La saludé.

- ¡Bien! ¡Me alegra mucho que vinieras!

- Si...

- ¡AAAAAY, QUE LINDOOOOO! – Nos interrumpió Isabel.

Giré la cabeza para mirarla, viendo que había abierto mi regalo, y reí.

- ¡Qué bueno que te haya gustado!

Julia me miró.

- ¿Lo hiciste tú? ¡Qué lindo que te quedó!

- Gracias...

Isabel me abrazó, agradeciéndome, y sonreí.

- ¡A ver! ¡Muéstralo! – Gritó alguien que no conocía, y me di cuenta de unas 4 personas que estaban desparramadas por los sillones del living.

- ¡Mireeen! – Isabel sacudió el álbum en sus caras.

- Dámelo, ¡quiero ver! – Dijo un chico con el pelo claro, e Isabel abrió el álbum, con las fotos apuntando en su dirección.

- Se mira con los ojos – Replicó, sonriente, mientras pasaba las hojas. – Si se los doy capaz que lo rompen o algo.

- Ah, deja – Dijo otra chica que estaba acostada en un sillón, apoyada en las piernas de otra, rubia – Tampoco somos salvajes...

- Ustedes no – Isabel les entregó el álbum y señaló al chico de pelo claro – Matías.

Las dos rieron y Matías cruzó los brazos, con una falsa expresión de ofensa.

El cuarto chico, flaco y de pelo castaño oscuro, se acercó con las chicas a mirar el álbum.

- Bueno Ally, como puedes ver, estos son los idiotas que viajaron conmigo para mi cumpleaños – Sonrió.

- Está re lindo esto – La rubia levantó la mirada - ¿En serio lo hiciste tu?

Matías se levantó a mirar.

- Si, la verdad...

- Gracias... - Sentí mi cara calentándose, y supuse que me había sonrojado un poco.

Isabel rescató el álbum del medio del grupito.

- Así que bueno, ella es Allison.

- Holap... - Sonreí, incómoda.

- Ella es Sofía – La rubia saludó con la mano – Sol – Ésta sonrió – Alex – El castaño oscuro se sentó con las piernas sobre el posa brazos del sofá – y bueno, Matías.

- Claro, ¡a mi me dejas de último!

Isabel rodó los ojos.

- Voy a dejar esto, ya vengo – Dijo, refiriéndose al álbum.

- ¡Trae más papitas! – Le gritó Sol en el momento que se fue. Luego me miró – Bueno, no sé si me escuchó.

Sonreí y arrastré una silla para sentarme en el "circulo".

- ¿Tú también vas a dormir acá hoy?

- Emm... No... - Dije insegura - Creo.

- Vamos a hacer algo así como una pijamada - Matías sonrió.

- ¡Ah! ¡sí! – Gritó Isabel desde la cocina, y luego entró en la habitación con una bolsa de papas y una Coca Cola - Me olvidé de decirte antes, pero ellos se van a quedar a dormir y te iba a preguntar si tu no querías quedarte también.

- Y, no sé...

Sofía abrió la bolsa de papas, agarró un puñado, y pasó la bolsa a los demás.

- Si quieres después te presto el teléfono para que llames a tu mamá y así le preguntas.

No quería papas, pero acepté el vaso de refresco que me ofrecía Isabel.

- Bueno.

Isabel sonrió y levantó su vaso.

- Brindemos.

- ¿Por qué? - Sonrió Alex.

- No sé – Rió – Todos tenemos algo por lo que brindar.

Sol agarró su vaso de arriba de la mesa y lo acercó a sus labios.

- ¡No tomen nada! – Dijo Isabel, haciendo que Sol casi derrame Coca Cola en el sillón.

- ¿Entonces por qué vamos a brindar? – Pregunté, riendo.

- Hagamos así, cada uno brinda por lo que quiera – Propuso Matías.

- Bueno, me gusta la idea. ¿Todos tienen sus vasos?

- Si, dale que tengo sed.

- Si sigues con esa actitud voy a brindar con que te ahogues con la Coca Cola – Reprimió Isabel sonriente, y me reí.

En seguida, los cinco levantamos nuestros vasos de plástico.

- ¿Al brindis lo decimos en voz alta o...?

- ¡Matías!

- En voz baja, si quieres – Aclaró Sofía con una sonrisa.

- Bueno, ¡salud!

"Por los viejos tiempos" pensé, y junté mi vaso al montón, sonriendo al decir "salud" en voz alta.

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