—¡Mel! —exclamó entusiasmada la chica, seguida por sus amigas.
Yo les devolví el gesto, aunque de mi muy peculiar forma insegura.
—Bueno aquí están nuestros trabajos de Biología, y tienen que estar listos para mañana, ¿entiendes?
Asentí con una pequeña sonrisa mientras sostuve sus tres pesadas carpetas llenas de hojas. ¿Acaso me habrían hecho un favor tan inmenso que yo tenía que pagarlo con eso?
—¡Genial! —la rubia me abrazó de una forma algo falsa—. ¡Eres lo máximo, Mel!
Luego de esto las tres chicas transformaron totalmente sus caras para que parecieran más despectivas al ver pasar a un grupo de chicos con uniformes deportivos. Capté la situación de inmediato. Esas chicas no eran mis amigas, solo pretendían serlo para usarme. ¿Cómo podía ser que yo permitiera que algo así pasara? Era posible que también me estuvieran chantajeando, pero no era correcto en ninguna forma esto que pasara.
Me di media vuelta y salí corriendo al baño. Esperaba que encontrara a mi verdaderas amigas pronto, y que esta vez sí resultaran reales. Pero no se encontraban allí después de todo. Resulta que yo había ido ahí para pasar el resto del período previo a la primera hora de clases que tenía, haciendo totalmente nada. Lo más osado que hacía era revisar la hora cada medio minuto y pretender que estaba conversando por teléfono cada vez que alguien entraba al baño. Pero cero señal de que tuviera alguna amistad. Por lo menos no en el chat, ya que no hablé con nadie durante esos diez minutos que estuve allí. Comenzaba a desesperarme.
Cuando por fin sonó la campana, salí disparando hacia la clase, pero cuando estuve a punto de abrir la puerta para ingresar en la clase, unos fuertes brazos me detuvieron.
«Por favor, que sea mi novio —deseé—. O un amigo. Alguien bueno, por favor».
Pero por la forma burlona en la que me miraban sus amigos, podía apostar que no. Era el mismo grupo de chicos musculosos y guapos que mis supuestas amigas habían visto pasar antes de entrar al instituto.
Yo les dediqué mi dulce sonrisa tímida. Debía admitir que por lo menos no era una fea sonrisa con dientes podridos.
—Oye, eres Melanie, ¿cierto? —me dijo un chico hermoso de cabello dorado enrulado y ojos celestes, que era el que me había volteado para que lo viera.
—De hecho, soy... —intenté decir, pero no pude, ya que otro chico, también muy guapo se me aproximó y se me adelantó a hablar.
—Escucha, daremos una fiesta en mi casa el sábado —me dedicó una sonrisa torcida—. Y nos preguntábamos si querías venir... Aunque veo que pareces una chica ocupada. Digo, debes tener muchas citas...
Yo me reí y negué con la cabeza.
—Estoy libre el sábado.
—Estupendo. Aunque... no sabemos si la haremos —bufó—. Tenemos mucha tarea y bueno, creo que no llegaremos a hacerla. Pero te avisamos si algo surge, ¿de acuerdo?
Los cinco chicos dieron media vuelta y se alejaron de la puerta de forma tan sincronizada que me hizo despertar sospechas. Luego yo, para colmo, los detuve.
—Esperen —les dije casi alzando la voz. «Entonces sí puedo hablar fuere», pensé, estando a punto de sonreír, pero recordé que no podía lograr eso voluntariamente—. Yo les haré los deberes. Espero que puedan hacer la fiesta.
Los cinco chicos se me acercaron tal cual rayos y me chocaron los cinco. Me adularon diciendo que era estupenda y de más, y luego me dejaron los pilones de hojas por hacer.

ESTÁS LEYENDO
El Último Regreso
Teen FictionAl morir Skylar, se entera de que es un ser evolucionado y que tiene la oportunidad de cambiar la vida de una adolescente tímida e insegura, tomando el control de su cuerpo. Ella acepta ayudarla, pero comienza a darse cuenta de que es un trabajo más...