Tortura Mental [MikaYuu]

4.

– ...¿Q-que? – Fué lo único que se pudo escuchar a través de sus labios temblorosos antes de caer de rodillas al piso

*Yūichirō*

Su cuerpo comenzó a tiritar, lágrimas se empezaron a asomar y recorrían aceleradamente sus mejillas. Aturdido llevó sus manos temblantes frente su rostro, viéndolas horrorizado y carcomido por el pánico. Alarmado, subió la cabeza y observó a sus compañeros viéndolo con nerviosismo, bajó sus manos y se apoyó en ellas. 

Con miedo dirigió su mirada el frente y la bajó poco a poco revelando el cadáver que tenía frente suyo. Lo observó detalladamente y en un descuido su mirada se posó en el causante del temor que estaba sintiendo.

Ya no escuchaba nada, comenzó a sudar, jadeando sintió como su respiración y corazón se aceleraban a un ritmo apresurado. Con la poca cordura que le quedaba y disminuyendo, llevó sus manos a sus orejas y las tapó, apartó la mirada y la dirigió a cualquier otro lado en busca de protección. La gente alrededor se le quedaba mirando sorprendidos y pasmados, más que cuando lo hacían mientras veían el cuerpo inerte tirado en el piso.

Donde el azabache posaba su mirada las personas se alejaban, en uno de esos momentos pudo divisar una cabellera rubia paseando tranquilamente al otro lado de la calle, mirándolo de reojo.

Helado, se sobresaltó, la poca fuerza que le quedaba desapareció y su cuerpo cedió cayendo como un costal al frío concreto de la carretera.

Cerró sus ojos mientras aún en el piso llevaba su mano derecha hacia su corazón sintiendo sus latidos apresurados mantener su ritmo, mordió sus labios y en un impulso volvió a mirar al frente.

Sus ojos esmeraldas se abrieron como platos, su vista se nubló, perdió todo tipo de fuerza

y se desmayó.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~  

– ¡Yūichirō!

Desperté aturdido, ¿en donde estoy?, pensé.

Miré alrededor, divisé unas paredes que parecían ser blancas y una gran ventana con las cortinas cerradas. Estaba oscuro así que realmente no pude analizar correctamente la habitación en la que me encontraba.

En la oscuridad, le levanté de la cama y puse mis pies en el piso, el frío piso.

Lo siento, lo primero en lo que me fijo al despertar es la temperatura.

Hice una mueca de disgusto y busqué un interruptor con la mirada.

Encontrando uno, me dirigí hacia él tambaleando, aún me sentía muy débil para caminar, y eso se notó más cuando mis piernas fallaron y caí de rodillas al duro y frío piso de cerámica.

Mis piernas no respondían y en un ataque de nerviosismo empecé a golpearlas.

Miré a todos lados nuevamente en busca del interruptor. Ya encontrado, me dirigí hacia él arrastrando la parte baja de mi cuerpo. En un gran esfuerzo por moverme llegué hacia él y me estiré hasta alcanzarlo, me costó unos cuantos intentos pero finalmente lo logré.