Tortura Mental [MikaYuu]

6.

*Suspiro*

Con la cabeza vuelta un lío, Yūichirō pidió a algunos policías que lo escoltaran en su intento de salir del salón de música, según el "para no acabar en peores condiciones que el cadáver", así 8 policías lo rodearon y con esfuerzo y algunos estudiantes acabando en el piso lograron abrir la puerta para salir de aquella habitación que albergaba los instrumentos musicales.

Yūichirō con una expresión de completa indiferencia permaneció en medio de la protección que le brindaban los policías adentrándose en la multitud de estudiantes alborotados que los empujaban y tiraban de ellos aturdiendolos por la cantidad que ruidos y gritos que llegaban directos a sus oídos. Para su "salvación", otro detective salió al "rescate" para anunciar la gran noticia que todos los alumnos estaban esperando.

Aprovechando el momento de confusión en el que quedaron los estudiantes mientras trataban de digerir la información que se les acababa de dar, el grupo de escolta aprovechó para alejarse de aquella multitud, acompañando a Yūichirō hasta su salón de clases, viendo sólo cómo la multitud conmocionada se dispersaba detrás de ellos.

Llegado al aula,Yūichirō se adentró en ella y se sentó en su respectivo puesto, estudiantes con lágrimas en las comisuras de sus ojos entraban al salón rodeando aYūichirō si es que no tomaban su teléfono móvil para avisar a sus padres que volverían a casa.

Los estudiantes furiosos empezaron a jalonear a Yūichirō, gritándole al oído y haciéndole preguntas confidenciales, mientras él sólo se mantenía con una expresión indiferente mientras sentía una mirada clavada en su nuca y un escalofrío tras ella.

– ¿Qué es lo que había allí adentro? – Un estudiante con expresión seria y tono furioso apartó a la muchedumbre que rodeaba aYūichirō haciéndole una pregunta directa, recibiendo miradas expectantes de los mismos.

– Eso... no les incumbe – Respondió Yūichirō con un tono dudoso y atemorizado –  Ahora aparten, ya llegó el profesor – Con tono arrogante "ordenó" a los estudiantes regresar a sus asientos.

El profesor entró con la cabeza baja y un pánico notorio, las gotas de sudor recorrían su cara y caían por su barbilla, con las manos temblando dejó sus cosas en el escritorio y saludó, aún atemorizado hizo un intento de dar la clase.

La expresión y el aura que emitía cada alumno era de frustración, por no saber bien los acontecimientos, temor, por imaginar que podrían ser el siguiente, y ansiedad, por querer alimentar su curiosidad. La situación de la clase era crítica, nadie podía concentrarse en ella, ni siquiera el mismo profesor, cada alumno mirando de reojo a Yūichirō amenazándolo con la mirada, y él con cierta compostura y a la vez indiferencia tomando nota de lo que decía el profesor.

El timbre del almuerzo sonó, los alumnos que quedaban se paraban bruscamente dirigiéndose hacia Yūichirō, y otros se asomaban por la puerta de la clase ansiosos de obtener información. Yūichirō para evitar ser interrogado apartó a los que se empezaban a amontonar alrededor suyo y salió rápidamente del salón, siendo seguido por sus compañeros furiosos y él acelerando cada vez más el paso, terminando corriendo a toda prisa hacia el patio.

Perdió de vista a la multitud. Suspiró y caminó por los alrededores en busca de un lugar tranquilo donde pudiera aclarar su mente.

Encontró un gran árbol que emitía sombra y se sentó bajo él. Apoyó su cabeza contra el tronco y cerró sus ojos, pretendiendo calmar los acelerados latidos de su corazón. De repente escuchó unos pasos acercándose, unos suaves labios contra los suyos y cómo caía en un profundo sueño.

*Bostezo*

– Donde... ¿dónde estoy? –  Miró a su alrededor y sólo se vió rodeado por árboles y lo que su vista borrosa le mostraba lo que parecía ser un edificio.