capitulo 5

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Jorge se puso el calzado deportivo en el vestuario de los hombres. Estaba ansioso por pasar una tarde sin clases. La escuela siempre reservaba una tarde de los meses de otoño para que
los estudiantes de la preparatoria pudieran jugar al fútbol y así promover el espíritu de equipo. Era divertido ver a todo el curso trabajando en conjunto, cuando durante todo el año estaban peleando unos con otros.

–Ok, caballeros –dijo el señor Joe mientras entraba con una hoja impresa en la mano–. Aquí están los equipos. Ya escogí a los capitanes, así que no hay lugar a discusiones. No se trata de ganar. El objetivo es alentar el espíritu de colaborar en equipo, todos juntos. Recuerden que la honra en la derrota es tan loable como la humildad en la victoria.

–Ese siempre es nuestro caso –señaló Tómas. Todos los chicos estaban ilusionados con evitar la vergüenza de salir últimos, ya que si eso sucedía, tendrían que soportar las bromas durante el resto del año.

A diferencia de Las Vegas, lo que sucede en el campo de juego no se queda en el campo. Tómas se abrió camino entre sus compañeros para llegar a ver la lista–.

-Perfecto, estoy en el equipo de Jorge.

–¿Soy capitán? –preguntó Jorge acomodándose las canilleras.

–Por supuesto.

–¿Contra quién jugaremos primero?

Tómas recorrió el fixture con el dedo y comenzó a reír.

–Esto es genial. Jugaremos contra el equipo B y adivinen quién es el capitán.

Jorge tenía un sentimiento extraño.

–No lo sé.

–Esa chica inglesa, Martina stoessel. Creo que en este partido usaré mucho el contacto corporal.

–Mi equipo juega limpio –dijo Jorge poniéndose de pie.

Tómas levantó las cejas.

–Te prometo que seré muy amable... eh... y respetuoso de su persona. Me aseguraré de que caiga sobre mí, será como caer sobre un cojín.

–Esto es fútbol, no rugby.

Tómas frunció el ceño.

–Sí, ya lo sé... estúpido juego.

Jorge no le tenía nada de confianza a su compañero. Sin embargo, se alivió un poco cuando vio que Martina decidió ocupar el puesto de arquera. Jorge ganó el sorteo y rápidamente hizo ubicar a los miembros de su equipo dentro del campo. Los conocía muy bien a todos y sabía que solo contaba con dos jugadores buenos, el resto era mediocre. Por el contrario, Martina parecía estar
teniendo algunas dificultades en su lado.

–Esto será como ir a dar un paseo al parque –dijo Tómas burlonamente.

–Tranquilos, ¿ok? –les ordenó Jorge.

A pesar de haberles pedido lo contrario, todo el equipo comenzó a mostrar sus dotes en el juego. El team de Martina tenía solo dos jugadores con una mínima idea de cómo jugar –Nelson y otro chico llamado Neil, pero ya habían perdido la esperanza, puesto que Jorge y su equipo no dejaban de atacar. Cada vez que le hacía un gol a Martina, se sentía más y más abatido. Ni siquiera tenía que esforzarse; ella simplemente no había nacido para ser arquera.

Luego se distrajo unos momentos imaginando sus brazos alrededor del cuerpo de Martina y eso le permitió a Nelson pasarlo con la pelota. Se abrió camino a través de los defensores y anotó un gol. Jorge estaba agradecido, al menos ahora el marcador se veía menos triste con un 10 a 1.

Los jugadores se reunieron a su alrededor en el entretiempo. Estaban muy animados, ya que sabían que terminarían siendo el mejor equipo. Muchos de los jóvenes menos atléticos podrían
disfrutar y festejar durante el resto del año, porque habían jugado un partido con las estrellas del equipo de fútbol escolar. En parte, esa era la razón por la que los profesores organizaban
esta actividad: así podían romper esa barrera entre los deportistas y el resto del curso.

–¿Tienes algún consejo, Jorge? –preguntó Tómas.

–No, chicos. Lo están haciendo muy bien. No tienen oportunidad de alcanzarnos, así que vayamos tranquilos. ¿Sí?
Tómas entornó los ojos.

–No estoy de acuerdo. Estoy disfrutando de ver a la pequeña castaña hacer el ridículo en el arco.

Jorge se preguntó por qué consideraba a Tómas su amigo.

–No se lo hagamos más complicado –le dijo.

–Yo pensaba que querrías vengarte de ella, luego de que te humillara en el estacionamiento.

–¿Vengarme? De ninguna manera. Esa fue la mejor mañana de todo el semestre. Vamos, terminemos con esto –dijo Jorge.

Luego chocó su mano con la de cada integrante del equipo y salieron al campo de juego. Ahí fue cuando vio a Martina dirigiéndose al mismo arco donde estaba antes.

–Hey.

–¿Y ahora qué quieres? ¿Me vas a restregar en la cara que soy una inútil? No te preocupes, mi equipo ya lo ha hecho.

Jorge observó por encima de su cabeza, mientras estrujaba mentalmente a las personas que habían llevado a Martina al botde de las lágrimas. Con una rápida mirada al equipo, ya podía dilucidar quiénes habían sido los responsables de ello: Lara, una de las líderes de las porristas, tenía una lengua afilada y detestaba perder.

–No, Martina. Solo quería decirte que, en el segundo tiempo, tienes que ir del otro lado.

Ella bajó la cabeza y se dirigió hacia el otro extremo del campo. Jorge podía sentir su vergüenza. Luego, se puso a trotar junto a Lara.

–Dale un respiro –le dijo a la chica.

–¿Qué? –Lara estaba shockeada por cómo Jorge había notado las internas de su equipo–. ¿A ella? ¿Por qué?

–Es nueva...

–¿Y qué? Es un desastre.

(lamentablemente ya va a terminar es el penultimo capitulo)

El Comienzo de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora