Quicksand

Curando

Estábamos corriendo en el coche, creo que íbamos a unos 60Km/h, en campo de tierra eso es mucho ya que podríamos volcar. Nos estaban disparando, y con ello, Jack se ponía más nervioso y a veces daba volantazos. Con sobre esfuerzo, cogí el walkie talkie con el brazo herido e informé a Parker de la situación.

- ¡Eh, Parker, nos están disparando unos mercenarios! Me han dado. Necesitamos ayuda, vamos de camino a la base -

Deseaba que me respondiesen al instante, pero en vez de ello tardaron alrededor de un minuto, durante el cual tuvimos que dar varios rodeos para esquivarlos.

Cuando respondieron, di un sobresalto de felicidad, no me lo esperaba. Nos informaron que tenían un pelotón de defensa, aguardándonos en un lugar más adelante para contrarrestar el ataque enemigo.

Por culpa de Jack casi volcamos un par de veces, tuve que coger yo el volante una de ellas ya que si no lo hacia, acabaríamos rodando. Su coche era mas rápido, por lo que nos alcanzaron fácilmente y nos embistieron por detrás, Jack se dio un fuerte golpe en la cabeza y estaba mareado. Cogí el volante hasta el punto de encuentro.

Con solo verlos, me puse a gritar - ¡Aquí! - E inmediatamente las tropas aliadas comenzaron a disparar al coche hostil. Los cuales se dieron media vuelta al ver que tenían las de perder.

Cogieron a Jack y lo subieron a otro coche, mientras Ian, mi mejor amigo se subía a el mio. El tenia 19 años pero era bajo para su edad, media 1'67 un poco menos que yo, que alcanzaba los 1'72. Ian era mi compañero de entrenamiento. El que cogió a Jack era Derek, que juntos eran los mejores tiradores de la academia.

- Joder tío, menos mal que habéis venido, tal y como estábamos no íbamos a durar mucho mas - le dije. Me hice a un lado e Ian empezó a conducir por mi.

Cuando llegamos a la base nos estaba esperando el equipo médico para atendernos. A mi me llevaron directamente a la enfermería de urgencias, ya que tenia un disparo en el hombro. Mientras que a Jack se lo llevaron a la de guardia porque solo tenia una contusión en la cabeza, que se hizo golpeándose contra el volante (normal, esa posición que teníamos no era natural.)

La enfermera, Alexandra, llamada "Lexa" por todos me saco la bala de la herida sin anestesia. Te prometo que duele. Mucho.

- Gracias, Lexa, gracias por hacerme sufrir - Le dije con un tono sarcástico.

- Shh, no te quejes. Si quieres te la dejaba ahí dentro. - Comentó con una sonrisa en su boca.

- Bueno, podrías haber usado anestesia.

- Pensaba que querrías ver a tu hermano. - Levantó las cejas. Era cierto, seguramente se sentiría culpable por haberme disparado. - ¿Cómo ha sido?

Parpadeé. Lexa señaló mi hombro justo después de terminar de limpiarme la herida.

- Oh, los mercenarios - Dije con tono obvio. Pensaba cubrir a Jack, no quería meterle en líos. - Supongo que su puntería no es tan mala.

- No, la verdad es que parecían tener ganas de dispararte.

- Pues... - Lexa me interrumpió con una sonrisa.

- Es broma, Skay. Tu hombro sanará en cuestión de días.

- ¿Días? - La miré. - ¿Cuántos?

- No seas impaciente - Casi parecía estar riñéndome. - Es un disparo, tardará unos días. La bala no ha dañado ningún hueso así que podrás seguir moviendo el bazo.

- ¡¿Podría quedarme sin mover el brazo?!

- No hay más restos de bala... - Dejó la frase en el aire y me miró pensativa. Se levantó, se acercó a un pequeño estante y agarró una cajita blanca. La seguí con la mirada hasta que volvió a sentarse a mi lado. Tardó unos segundos en hablar en los que se distrajo leyendo el prospecto que se encontraba en el interior de la caja.

- Bien - Comentó al fin. - Tendrás que tomarte esta medicación.

- ¿En serio? - Pregunté cuando sacó el bote lleno de líquido en el interior. No tenía buena pinta.

- Sí - Respondió y volvió a sonreír. Al advertir mi mirada se sorprendió. - ¿Por qué esa mirada de asco? - Volvió a mirar el bote lleno de líquido. Pero no pudo decir nada, al momento y como si estuviera planeado Jack entró dando un portazo y corrió hacía mí.

- Joder, Jack.- Gruñí cuando me tocó el hombro. Preocupado, se echó hacía atrás.

- Lo siento. - Masculló. Tenía una pequeña herida en la frente y se la habían vendado. - Lo siento - Repitió. Lexa miraba la escena con curiosidad. Miré a Jack y negué con la cabeza.

- No te preocupes - Le sonreí a medias y él me imitó.

- ¿Sentir el qué? - inquirió Lexa, mirando con cierta ternura a Jack. Sin embargo éste la miraba asombrado. Seguramente pensó que le contaría a Lexa que, el motivo de mi herida, fue él.

- Nada - Hice un gesto con la mano quitándole importancia. - Cuando nos perseguían, y me dispararon, Jack no pudo evitar que me dieran. - Lexa volvió a mirar a Jack con ternura y éste solo pudo sonreír nervioso.

- Pero, Jack...- Comentó Lexa. En lo que hablaba, se volvió a acercas a el estante de antes, y dejó la cajita que había cogido sustituyéndola por otra. -... No lo podías evitar, no te tienes que sentir culpable - Le pasó una mano por el pelo como si fuera un niño pequeño y le sonrió de nuevo antes de dirigirse a mí.

- ¿Qué es esta vez?- Pregunté cuando me entregó la caja.

- Tu medicina - Respondió tranquila. - Como la de antes no parecía agradarte, creo que será mejor que te la tomes en pastillas. Por las mañanas y las noches, y si es necesario, cada vez que te duela durante los próximos cinco días.

- ¿Y si no me la tomo?

- La herida se infectará y correrás el riesgo de perder la movilidad del brazo. - Tragué saliva. - Los dejo solos.

Y con una sonrisa, Lexa giró sobre sus talones y salió de la enfermería por la puerta principal. Jack suspiró y se sentó a mi lado. No sabía que decir, pero como yo no tenía las ganas para empezar una conversación, no dije nada. Unos segundos después, Jack se decidió a hablar.

- Gracias - Dijo. - Y lo siento. En serio.

- Nada, no te preocupes. - Volví a hacer un gesto con la mano y le sonreí hasta que me devolvió la sonrisa.

- Eh tío, ¿Sabes que Lexa y tu hacéis buena pareja? - Dice mientras levanta las cejas con tono burlón.

- ¡Shhh cállate! - le dije. Me notaba las mejillas rojas.