Tercera Vista (III)

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Acostado en su cama, en la cabaña que poseía en la playa, Kardia pensaba-nuevamente- en ese espécimen tan... extraño.

No lo entendía, simplemente, no lo entendía, es decir, sabía que los océanos y mares en el mundo nunca había sido totalmente descubierto. El mar, al contrario que la tierra, no había sido aún totalmente investigado y descubierto, aún guardaba millares de secretos, pero: ¿Sirenas? ¿Tritones?

Aunque, ni siquiera estaba seguro que habían mas de ellos, solo había visto uno. Uno.

¡Un tritón!

¡Por los dioses!

Y uno muy hermoso.

Suspiró, un poco desalentado.

- ¡Vamos, Kardia! Tienes que dejar de pensar en él-

Se hablaba a sí mismo.

Suspiró de nuevo, ese era otro síntoma de la locura que estaba invadiendo su ser.

Decidió levantarse e ir a caminar por la playa, eso siempre lo ayudaba para relajarse y despejar su mente cuando no quería pensar en algo en concreto. Esta vez, inconscientemente, también lo hacía para lograr ver al ser marino que lo empujaba cada vez más a la locura.

Caminó durante horas por la playa, sintiendo la brisa fresca del mar enredar  su largo cabello rubio. Ya había perdidos la esperanza de ver al tritón ese día, decidió entrar a nadar, así al menos tendría una consolación al ver otros animales marinos.

Nadando, se acercó hasta la zona pedrosa, decidido a sentarse -o acostarse- en una roca lo suficientemente grande para observar la puesta de sol.

Iba a subir a la roca cuando, de nuevo, un destello rubí captó su atención.

Una gran sonrisa adornó sus carnosos labios, totalmente emocionado, al ver al tritón dueño de sus pensamientos semi-recostado a dos rocas de él, observando al sol desaparecer a lo lejos dentro del mar.

Se acercó despacio tratando de no asustarlo como la otra vez, cuando se encontró medio metro el tritón volteó, siseando nuevamente. Kardia dándose cuenta que iba a escapar de nuevo, habló para intentar tranquilizarle.

-No! Espera... N-no quiero hacerte daño, por favor... no te vayas...- puso ambas manos frente a su pecho, con palmas abiertas, instintivamente para hacerle saber que era inocente. El bello tritón ladeó la cabeza, viéndose inocentemente confundido.

-¿Puedes entenderme?- el tritón frunció el ceño- ¿Entiendes lo que digo?- Kardia trataba de hablar lo más suave y tranquilo que podía, no quería que se fuera por ningún motivo sin antes haber intercambiado unas palabras con él.

El tritón asintió.

- Puedo... ¿sentarme a tu lado?- el tritón dudó. Hizo amago de retirarse pero la voz del rubio lo impidió.

- ¡Espera, por favor! Mi intención no es asustarte ni hacerte daño, sólo quiero...conocerte...- El marino lo pensó un momento.

¿Que no había sido eso lo que había deseado? ¿No era su intención desde el principio?

Cuando se dio cuenta de la verdadera y sincera fascinación que el rubio mostraba por el mar y sus criaturas, entonces ¿Por qué dudaba ahora?

Si él mismo habia deseado conocerlo.

Decidió entonces, quedarse...

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Eso es todo por hoy XD

Espero que les haya gustado XD

Hasta Pronto~

PD: la foto de multimedia la encontré el google xD-no es mia- hagan en cuenta que son Kardia y Dégel.

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