Escuadrón De Investigación

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Inna abrió sus ojos, el brillo del sol la cegó por unos segundos pero reconoció el sonido del motor, se encontraba en el asiento trasero del auto que el hombre poseía. Encadenada sin poder mover sus brazos, empezó a forcejear.

—¿Con que ya despertaste? —dijo el hombre, la rubia lo ignoro, pero se le vino a la cabeza sus amigos.

—¿Y mis armas? ¿Dónde están? —esto lo preguntó en un tono un poco alto, que hizo despertar levemente al chico a su lado.

—No te preocupes, están bien guardadas para que no puedas usarlas.

Jaser no decía nada, estaba mareado, el golpe que le había dado fue demasiado fuerte pues su cabeza sangraba un poco.

Una radio con forma de teléfono sonó y la voz de un hombre habló.

Pedro ¿me escucha?

Alzó la radio de su bolsillo de la camisa y contestó.

—Si te escucho.

¿Por dónde se encuentra?

—A unos dos kilómetros.

Bien, le esperaremos fuera de la ciudad, no tiene que adentrarse mucho pues los escarlata la tienen muy bien vigilada. Le daremos más información a su llegada.

—Está bien —apago la radio.

—¿Escarlatas? —susurro Jaser, alzando su mirada para observar por la ventana.

Pasaron unos diez minutos y llegaron a su destino, nunca había tráfico, solo carros deteriorados que evitar.

El hombre paró el carro a un lado de la carretera, justo detrás del grupo con trajes negros. Se bajó y fue hacia ellos. Inna logro escuchar la conversación.

—Tengo a dos rehenes que servirán mucho en la Nación y necesito comunicarme con la cabeza de este equipo —dijo Pedro que bajo el sol su calva brillaba.

—El capitán se encuentra en otra misión que le ordenaron, se transportará en un helicóptero hacia acá cuando acabe con su trabajo pero se puede comunicar con él mediante nuestra radio —aviso una chica pelirroja, el calvo hizo un sonido de desagrado. Al parecer el capitán del equipo tenía una radio para comunicarse con la Nación, los demás se comunicaban con su capitán mediante otra radio.

—Está bien, comuníqueme con él —la única chica del grupo sacó de su mochila la radio, la encendió y se lo dio—. ¿Capitán del escuadrón de investigación? ¿Se encuentra? —pasaron unos segundos que fueron largos, por fin respondió.

Aquí el capitán, ¿con quién hablo?

—Soy Pedro De La Cruz, capitán del escuadrón de provisiones, y necesito comunicarme con la Nación para dar a trasladar a dos prisioneros.

Permítame comunicarme con la Nación para recibir órdenes, contactare con usted en poco tiempo —se escucho la radio apagándose.

Pedro quedó confundido un poco.

—¿Cómo es posible que su capitán los haya dejado solos en esta misión? ¿Además incomunicados con la Nación?

Un joven de cabello castaño y rizado platico.

—La nación necesitaba que él haga una misión de contacto, el no se demorara mucho, tiene un helicóptero para venir —trago aire para seguir hablando—. Cualquier inconveniente tendremos que avisar al capitán e informará a la Nación.

Pedro ya conocía a la nación pero lo que a él le estresaba era no tener comunicación, para llevarse a torturar a la rubia. Maldijo a esta por haber asesinado a su equipo, por mala suerte el calvo se había llevado la radio equivocada y les dejo la otra a la caravana. Iba a decir algo pero la radio sonó.

La Loca De Los ZombisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora