- Ráscame el empeine.
- ¿Que te rasque? Y quítate los cascos, que estás gritando como un loco.
- Que me rasques el pie, sí, que me pica - dijo Ignazio. Recostado en el sofá, había apoyado sus pies descalzos sobre el regazo de Piero, que respondía correos electrónicos de manera febril.
Piero suspiró, pero antes de que pudiera acceder a la petición de Ignazio llamaron a la puerta y se levantó a abrir. Barbara entró en la habitación cargada de carpetas y con cara de pocos amigos.
- Os traigo el calendario de los dos próximos meses. Como siempre, tenéis en amarillo lo que está confirmado al 100% . El cuadro de los horarios os lo he puesto al final.
- Gracias, Barbara - dijo Piero
- La tintorería cerraba a las tres y se nos ha pasado ir a recoger la chaqueta de rayas. Esta noche te pones la cruzada, ¿vale?
- Vale.
- Ignazio, ¿te sigue doliendo la cabeza o era una excusa para pasarte la mitad de las entrevistas con cara de amargado?
- No, ya no me duele, me he tomado un ibuprofeno, gracias. ¿Estás enfadada?
- Pues sí, ahora que lo mencionas, sí. Has hecho justamente lo que te he pedido esta mañana que no hicieras. Además, creía que teníamos confianza y veo que no es así... Y no lo digo solo por ti, Ignazio
Barbara se dejó caer en la silla que tenía más cerca y se pasó la mano por la frente.
- Yo... Contadme qué me he perdido, ¿vale? ¿Qué está pasando aquí?
Piero giró la cabeza para evitar la mirada de Barbara. Ignazio se limitó a desperezarse, aún recostado en el sofá.
- No sé a qué te refieres - dijo con sorna.
- Escuchadme atentamente los dos porque solo lo voy a decir una vez. Yo, Barbara, la mujer que os ha visto crecer y que ha compartido con vosotros los mejores y los peores momentos de vuestras vidas, os desea lo mejor. Quiero de corazón que seáis felices y podría llorar de emoción si no fuera porque la otra Barbara, la que trabaja para Michele Torpedine, sabe que lo que pasa entre vosotros no beneficia a nadie. Ni a vosotros ni a nadie de vuestro entorno. A nadie.
- Sigo sin saber de qué estás hablando.
- Igna... - susurró Piero - Creo que le debemos una explicación...
- Pues explícaselo tú, yo me voy a mi habitación.
- No, Ignazio, te quedas y hablamos. - continuó Barbara - ¿Quieres dinamitarlo todo, es eso, no? ¿Te has cansado de ser una estrella? ¿Ya has tenido tus cinco minutos de gloria y lo quieres mandar todo a la mierda? Pues no puedes. No puedes porque tienes un contrato y porque no voy a permitir que eches a perder una cosa por lo que tanto hemos trabajado.
- Barbara, lo siento mucho, de verdad - se disculpó Piero - Yo... yo...
- ¿Volvéis a estar juntos, verdad?
Piero asintió levemente e Ignazio dejó escapar una risita.
- No - respondió - Él está allí al lado de la puerta y yo estoy aquí en el sofá. No estamos juntos. Barrio Sésamo, Barbara.
- De acuerdo. Vamos a hacer una cosa. Os voy a proponer algo. Lo habláis tranquilamente esta noche y mañana me dais una respuesta. La idea se me ha ocurrido a mí, Michele quería cortar por lo sano.
- ¿Michele lo sabe? - preguntó Piero horrorizado.
- Michele lo sabe todo, sí.
- De acuerdo, ¿cuál es la propuesta? - espetó Ignazio. Tenía la mirada encendida. Los ojos de Ignazio comunicaban casi siempre mucho mejor que sus palabras. Barbara sintió una punzada de decepción al darse de bruces con la realidad: Ignazio ya no era el mismo de hacía seis años.
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THIS TIME
FanfictionNo todo funciona a la primera, pero a veces hay una segunda oportunidad. ¿Qué pasará esta vez? Tell me you're in, tell me I'm home. Promise you'll stay and don't let me go. I'm waiting for a sign so tell me that it's real... This time.