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Graduación. Parte 1.


Martes 28 de Junio, 4:34 PM. Año 2012.



Hoy, un día antes de la graduación, el instituto decidió dejar el día libre para los estudiantes poder despedirse de sus compañeros, planear sus trajes de gala o simplemente para que calmen sus nervios para el momento de la graduación.

En el salón de acto Yao mira sin ningún disimulo a Iván, distraído por sus ojos morados y su pelo blanco. Él otro no le mira, pero el desearía que fuera así.

Yao quiere hacer algo para declarar sus sentimientos, pero se siente penoso como para hacer algo así. Entonces, le pide consejos a su amigo francés, no es de mucha ayuda... el tipo sólo habla de las cosas sexuales mayormente, y eso empeora la situación para Yao. De pensar en que es básicamente su último día, en que no volvería a ver nunca más al ruso, le daba pánico. Él quería tanto hacerle saber de la forma más especial que se pueda imaginar que le amaba y era correspondido a sus sentimientos. Iván siempre le impresiono para llamar su atención, las cosas tenían que devolverse con el mismo afecto en que el ruso le amaba al chino.

Yao iba caminando por las calles de Beijing/Pekín. Podría encontrar un regalo por ahí que le facilitaría todo con respecto a Iván, pero le era difícil. Se encontró con la tienda en donde compró su helado pervertido. Nego con la cabeza al recordar los pensamientos indebido. Entra a la tienda y le atiende la anciana de aquella vez.

—¡Oh! Hola jovencito —saluda la anciana, sonriendo con cortesía—. ¿Qué te atrae aquí de nuevo?

—Nihao. Yo solo estoy de paso... busco —removió algunos dulces en el estante de la tienda, rebuscando entre ellos algo que valga la pena—, algo, cualquier cosa aru.

—¿Algo de amor, quizá? —tarareo la mujer. Yao se encogió de hombros y miró a la señora. Con esas fechas de amor que se aproximaban no podía mentir. Asintió y la mujer tiró una risita—. El amor de jóvenes es tan bello. Te ayudare. ¿Quieres declararte?

—N-No... él ya lo hizo.. solo quiero hacerle saber también —remarcó las palabras él con fuerza. Se esperaba una atmósfera tensa, pero no fue así.

—¿Y cómo piensas hacerlo? —inquirió la anciana. Yao mordio su labio y guardo silencio—. No sabes... ¡Puedo ayudarte con eso también!

—Pero estoy confundido aru... —se dio la vuelta y enfrentó cara a cara a la mujer. Por un momento se preguntó el porqué le decía esas cosas privadas a una completa desconocida, pero no le importaba en ese momento—. No sé si esto sea correcto para mi, o para él. No sé en que momento el pudo enamorarse de mi, o yo de él aru....

—Las personas no se dan cuenta de nada cuando están enamorados, mi niño —sonrió, ella agarró una cinta roja y camino despacio a Yao—. ¿Sabes lo que se dice de la leyenda del hilo? —Yao negó y ella asintió. Se agachó hasta sus pies y amarró la cinta al tobillo de Yao. Él no sabia que decir en ese momento—. Se dice... que un anciano que vive en la luna, bajaba en las noches a buscar jóvenes predestinados para estar juntos en la tierra, cuando los encuentra, los ata en un hilo del tobillo para que nunca se pierdan.

—Todo es muy bonito pero... ¿qué tiene que ver eso conmigo aru?

—Solo es un dato curioso —sonrió la mujer. Se acercó a Yao y le extendió un girasol amarillo—. Pero, si quieres hacerle saber lo mucho que le aprecias, regalarle un girasol amarillo debes.

Yao pensó en la manera en que Iván sonreía siempre que hablaban de girasoles. Su sonrisa tan natural le causaba unas sensaciones magníficas, algo que él simplemente no podía explicar. Tal vez su amor por él, tal vez admiración o felicidad. No quería saberlo, prefería estar ignorante y feliz.

Él sonrió a la señora y compró noventa y nueve girasoles{·} un cuadro y pinturas... y una camiseta de hello kitty.

Estaba tan feliz para saber que regalarle al ruso ahora. Era especial y tendría que apurarse con su sorpresa, si quería que Iván se quedara tenía que actuar rápido. Ahora, él esta caminando por un parque y empezaba a lloviznar. Corrió hasta llegar a la residencia y dejó los girasoles en un pequeño pedazo de tierra. Se cambió de ropa y agarró sus pinceles para pintar. Se apuró lo suficiente para como dejarlo a la mitad, Iván llegaria pronto de donde sea que este.

Inoportunamente, la puerta del cuarto se abrió y Yao dio un respingon hacía atrás, ocultó el cuadro abajo de su cama y tiró los pinceles al closet, todo eso en un abrir y cerrar de ojos. Pateo la puerta y se cerró en la cara del ruso.

—¿Yao? —se escucho al otro lado. El chino se desnudo y se tiró a la cama en disimulo de estar dormido—. ¿Pasa algo?

—Oh, no no... solo me estoy cambiando aru —dijo mientras se colocaba una camiseta laega hasta sus piernas, su bata para dormir.

—¿Quieres ayuda? —Yao se sonrojo al escucharlo decir eso. Ya nada iba a ser normal ante las palabras de doble sentido del ruso. Se formó un silencio de tres minutos y Iván rió al otro lado.

Yao abrió la puerta. Iván se encontraba en uniforme curiosamente. Eso era de menos, pues en sus manos descansaba un hámster.

—Antes de que preguntes... un chico en clase me lo dio. Le llame cui cui —dijo, la felicidad marcando cada una de sus palabras. Yao se acercó y agarró las manos de Iván, las cuales sostenían al hámster. Iván se quedo mirando las manos de Yao serio. Entonces se estremeció al sentir como el chino entrelazó sus dedos con los suyos. Se quedaron así un rato y Iván se aparto algo desconcertado.

—¿Estás bien aru? —Yao tocó su mejilla, Iván asintió y se alejó para dejar al hámster en una cajita que había en el suelo. Yao volvió al cuarto y se tiró a la cama.

Mañana seria un día bastante largo.


°❤°

{·}=si regalas esa cantidad de flores en china, significa "Te prometo amor eterno"y los girasoles amarillos "Eres mi sol. Solo tengo ojos para ti, y como el girasol, yo me giraré hacia ti"

(Gracias a Lady Rochu por este dato).

LadyRoch

¿Sólo Amigos? [RoChu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora