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Sentimientos Nuevos


Sabado 7 de enero, 8:34 AM. Año 2012.


El té en su mesita echaba vapor, el olor a jengibre inundaba todo el salón. Él no sabía qué le estaba sucediendo, pues se sentía tan perdido y triste por alguna extraña razón...

Un ruso salió de su cuarto provisional, un pequeño espacio que se supone que era para los instrumentos de los caceres del hogar, pero ahora parecía un refugio para sus emociones lejos de Yao. Y, el chino, le miraba cuando salió del rincón, esperando algo, una palabra, ¡un saludo al menos!

—Buenos días, Iván —saludó Yao. Iván estaba a sus espaldas, quedándose quieto al escuchar la voz de la persona que ama, pero nunca le correspondería.

Yao se sintió mareado al instante. Una ola de sentimientos le invadieron al instante en que Iván se dio la vuelta. Le miro la taza de té y luego a sus ojos. Iván estaba cansado, era tan obvio. Tenia ojeras bastante grandes, su tono de piel era más pálido de lo usual, y, sus ojos violeta, ahora eran un morado oscuro. Sin esperanza ni deseos.

—Hola Yao —dijo simple, con su voz infantil y su sonrisa falsa que Yao podía darse cuenta en cuestión de minutos. Iván se dio la vuelta otra vez y camino hasta la cocina. Se escucharon unos ruidos y al minuto caminaba a su cuarto con una botella de Vodka y una taza de té. Se volvió a encerrar allí.

Yao suspiro y desánimo. Él no entendía porqué sus sentimientos ahora estaban tan alterados. ¿Él fue quien lo rechazo, no? No había ninguna razón para aquellos sentimientos de desamor.

Se levantó y agarró se taza, no podía beber nada en ese estado. Entonces cayó en cuenta de algo. Iván le había dejado una carta en uno de los mesones.


"Cuando me miras siento alegría y tristeza, la alegría de verte y la tristeza de no tenerte".


Unas lágrimas bajaron por sus delicadas mejillas. Su brazo tapó sus ojos y empezo a sollozar. Con su mano izquiera, con la cual agarraba la taza, se dio un gran trago de ese té caliente, sintiendo como casi destruía su garganta e lengua.

Por qué... por qué... —susurraba para si mismo.

—No hagas eso... —escuchó una voz un poco cansada atrás de él. La había escuchado anteriormente, cuando le dijo cosas lindas, cuando le hablo seriamente... esa persona se acerco y le giro para estar frente a frente. Con su mano limpió sus lágrimas y acarició sus mejillas, tan lento y suave.

Yao no podía mirarlo. Le odiaba por hacer tal cosa, por engañar sus sentimientos hacia él.

—No lo hagas, haces que mi corazón se achique cada vez más...

Con su otra mano agarro la cintura del chino y la atrajo a él. Con la mano que posaba en su mejilla acarició su cabello, posando su cabeza en su pecho. Él escucho un sollozo y suspiro.

—Te amo tanto... Ya lyublyu tebya... —susurro Iván las últimas palabras en un hilo de voz. Se quedo en silencio por unos minutos y alejo a Yao de él con brusquedad y desvío la mirada—. Solo venía a decirte que... no estaré aquí el día de la graduación.

—¿Qué? —susurro Yao. Iván inhalo aire para mantener la calma.

—Sí —dijo ahora más firme y más grave, Yao se asusto por un momento y Iván lo noto, cambiando su voz ahora un poco más suave—. Sí... un día antes. —se paro en el umbral de la entrada de la cocina un momento—. Si tu... quieres decirme algo... tienes hasta ese día.

¿Sólo Amigos? [RoChu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora