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Estoy furiosa!!..

—¡dime donde esta!— le grito a Plutarch en cuanto entro a mando.

—soldado Everdeen, esa no es la manera....,— dice Coin seria, y la interrumpo.

—soy Mellark, tanto si quiere llamarme así como si no; ¡donde esta Peeta!— grito sin poder contenerme.

Cuando llegue a nuestra habitación esperaba encontrarlo ahí, pero no había nadie.
Sali a buscarlo y cuando fui con mi madre y vi que ella tenía a Rye, supe que algo había pasado.

Salí de inmediato, Peeta jamás pierde su tiempo con Rye o conmigo, y si el no esta cuidando a Rye es por que algo paso.

—salió el día de hoy al Capitolio— dice Plutarch serio.
—si su esposo no tiene la confianza para hacérselo saber no puede esperar que nosotros...— dice de nuevo Coin y otra vez la callo.

—hace cuanto salió— le digo sin mas.

—unas cuantas horas— dice Plutarch.

Doy la vuelta, debo ir en su búsqueda.

—soldado, no tiene autorización para marcharse— dice Coin furiosa conmigo y mi actitud.
—debo ir...– empiezo a decir pero me interrumpe
— se le ha olvidado que las órdenes las doy yo, y sin mi autorización usted no irá a ningún lado, haga las cosas de manera correcta, usted tiene mucho que perder— dice secamente y siento la amenaza que ha lanzado.

La volteo a ver.
—envíeme con el— le digo sin miedo.

—termine su entrenamiento— responde sin asomo de duda.

—no entiende, yo.....— digo con miedo, Peeta se ha ido.
—lo entiendo soldado, yo tuve familia, se lo que es el miedo a perderla, pero si decides irte ahora, solo lo pondrás en peligro, no has terminado el entrenamiento— su voz suena extraña, es como si quisiera sonar comprensiva pero algo en ella no me gusta.
—termina el entrenamiento, pasa la prueba y serás enviada al Capitolio, soldado Mellark— dice con media sonrisa.
Y accedo, muevo la cabeza afirmativamente, no se que otra cosa hacer, no puedo irme así sin más, no hay forma que logre escabullirme.

Es angustiante y doloroso, despertar todos los días sin su compañía, mis sueños están llenos de imágenes con su muerte, y el miedo esta instalado en cada poro.

—ni siquiera me dijiste adiós— le digo muy bajo a mi mano mientras observo mi sortija. He sacado de nuevo la perla y la sostengo en todo momento conmigo.

Rye me distrae y me consuela, pero cuando duerme y la noche llega, las pesadillas y el miedo también hacen acto de presencia.

—maldicion, ni siquiera te despediste— y una lagrima amenaza con salir, y me enfurece estar así, me siento débil e inútil, me enfurece que no me lo dijo, y me enfurece mas no estar a su lado.

Todos los días estoy al pendiente de los reportes, todos los días doy vueltas esperando oír algo de el.

Pero no hay nada.
Nada.
El pasar de los días es tortuoso, logró convencer a mi superior de que me recomiende presentar la prueba, Peeta se fue hace una semana, una semana muy larga.

Por alguna extraña razón, lo hace, me pide que me concentre y que deje mis sentimientos a un lado, debo estar tranquila para pasar.

Y lo hago.
Guardo mi desesperación y frustración. Me concentro en lo que me han enseñado.
Cuando llego al final de la prueba, me reciben con un sello.
Estoy dentro.

Me despido con un fuerte miedo de mi hijo, le pido a Prim que no se aparte de el, le ruego a Haymitch que no lo pierda de vista y a mi madre que se comporte como una si no regreso.

Dos Símbolos............ Historia Alternativa a Sinsajo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora