Capítulo 7 - Mar de personas o una fiesta?

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La marea no había bajado, el mar continuaba igual de violento con aquellas corrientes que lograban llevar a uno lejos. Si era complicado poder trasladarme a mi misma era prácticamente imposible cargar con el cuerpo de un muerto encima.

Ryan soltó una carcajada y comenzó a mover la cabeza al ritmo de la música... o al ritmo de lo que sea, a ese punto suponía que él escuchaba música distinta. La marea me empujó para el lado contrario y de mi salió un gruñido de frustración. Estaba luchando por mi libertad hacía diez minutos y ya quería rendirme.

Tampoco era que el cuerpo con el que cargaba me estuviese ayudando. Se movía de un lado a otro, y que me doblara el tamaño me hacía lucir como una hormiga obrera sin poseer la fuerza de cargar cien veces mi peso.

La corriente cambió después de trece minutos y medio, pero aún para el lado equivocado. Cuando comencé a marearme noté que tal vez estaba generando una fobia a las multitudes, si era que ya no la tenía. Mi cerebro daba vueltas al igual que la mirada de Ryan.

Cuando mi espalda golpeó una pared, cerré los ojos frente al impacto. Me mantuve quieta bien sujeta a Ryan, temía que se escapara y toda mi misión fallara. Había dejado de verlo como un favor hacia un chico que en realidad me caía mal, mi mente lo había entendido como mi misión imposible, como el sentido de mi vida, o tal vez simplemente mi cabeza estaba demasiado acostumbrada a libros de personajes heroicos, por lo que cuando tuve la oportunidad de hacer algo distinto a la realidad que acostumbro, lo consideré una aventura.

La cabeza de Ryan había dejado de moverse, me pregunté si debía preocuparme. Una chica comenzó a frotar sus pechos sobre Ryan, el cual lucia como un muerto y yo era quien lo cargaba. No sé exactamente por qué, pero me pareció una falta de respeto. Yo cargaba al chico moribundo, ¿y aún así quería conseguir acostarse con él? ¿Dónde quedó el respeto de la juventud?

Ya había comenzado a pensar en estupideces. Solté un gran suspiro y me contuve para no empujar a la chica aquella que parecía desesperada por sentir amor.

Apreté los labios y comencé a avanzar nuevamente, olvidando mis hombros adoloridos y mis pies hinchados. ¿Qué hubiese pasado conmigo si hubiese tenido tacones en los pies?

Ryan movió la cabeza dejándome una clara vista de sus ojos que posiblemente habían dejado de ver con claridad hacía mucho tiempo. Cuando por un instante en mi cabeza se me cruzó la idea de la remota posibilidad que podía lucir tierno de una manera ebria y extraña; el maldito suelta el aliento sobre mis fosas nasales. Y debo de haber hecho tal gesto de desbordante repugnancia ya que logré que Ryan soltara una risa en su estado.

Cuando coloqué un pie sobe el primer escalón de la escalera solté un grito de felicidad el cual se camufló entre los otros gritos. Ojalá alguien me hubiese filmado, porque juro que nunca sentí tal alivio. Por supuesto que aún la escalera estaba repleta, y el piso superior posiblemente no fuera a estar mejor, pero nada quitaría mi euforia durante ese momento. Me tomó al rededor de veintiocho minutos y tres cuartos. Pero yo sonreía tal cual niña en Disney.

Gracias a alguien que me cuidaba allá arriba, el asenso a la segunda planta, no fue tan complicado. En realidad la simpleza de la escalera fue resultado de que mi piedad había quedado atorada en algún rincón de la planta baja, por lo que no tuve ningún sentimiento culpabilidad si tenía que empujar a alguien para que cayera de ellas. Sin ningún sentimiento que me detuviera, me abrí paso en la segunda planta.

Sentí como Ryan trataba de hablar, movía los labios como un pez dorado. Entonces aún arrastrando con el cuerpo, me di cuenta de algo que debería haber pensado antes, pero tanto mis fuerzas cerebrales como físicas estaban concentradas en llegar al punto donde me hallaba.

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2016 ⏰

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It's Law: Opposites Attract ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora