Peeta & Katniss ×Amnesia×

No Me Rendiré

Ella me observó curiosa, mirándome de arriba hacia abajo, intentando ser discreta aunque no lo lograba.
Pasaban los segundos, minutos, y ninguna idea me llegaba a la cabeza, estaba tardando en responder, pero, ¿Qué le digo? "Oh Claro, estuvimos en los Juegos Del Hambre, ya sabes, tenernos que matar unos entre otros, lindos recuerdos", por el amor de Dios, tengo que pensar en algo, aquí y ahora. Como era de esperarse, no respondí, lleve mi mano a mi nuca rascando esta, ella acercó unos cuantos pasos hacia mi queriendo una respuesta, y yo no sabía que hacer, hablarle sobre los juegos o no.

Soltó un gran y pesado suspiro, le ofrecí qué se sentará indicándole con la mano, ella acepto y ambos quedamos sentados, frente a frente, tenía que calmarme y sacar poco a poco las palabras.

—¿Ya te sientes mejor, Katniss?— Dije intentando sonar lo más alegre, calmado y cuidadoso posible.

—No haz respondido mi pregunta.— Tenia aquel mismo tono serio de siempre, claro ¿Ahora si eres la Katniss qué conozco, verdad?.
Suspire, dando el más largo y pesado suspiro de toda mi vida.

—Esta bien, éramos algo así como... ¿Amigos? Ahora trabajamos juntos... Cada cierto tiempo por así decirlo...— Trate de sonar lo más tranquilo posible, claramente, me temblaba la voz y un pequeño nervio subía por mi cuerpo.

—¿En que trabajamos? ¿Podrías ser más detallado por favor?—Inclinó su cabeza del lado izquierdo intentado procesar lo que acababa de decir, se veía en sus ojos el gran esfuerzo por querer recordar.

—Ammm... Pues, nos apoyamos mutuamente, nos comprendemos de una manera muy rara- No pude evitar sacar una sonrisa al recordar todas aquellas discusiones, en estos momentos parecía algo ridículo recordar todo aquello.
—Somos mentores, cada cierto tiempo ayudamos a chicos...— No, no quiero que recuerde esto ahora. —¡Pero no importa! Lo que importa ahora es que recuerdes a tu familia y amigos.

Intento sacar más del tema, pero al parecer lo último que le había dicho la calmo un poco, y en cierta manera no le mentía, no tenía que recordar toda aquella masacre, toda la verdad de éste lugar, es mejor así.
Hablamos de su familia, ella preguntaba y yo respondía con toda la sinceridad posible.

—¿Y quien es el ebrio qué entro a mi casa hoy?— Pregunto Katniss con toda la seriedad del mundo. No pude, no me pude resistir, juro que me contuve todo lo que pude pero al final estalle en una carcajada, trate de calmarme y en un par de segundos lo logre.

—Es Haymitch, nuestro mentor y un amigo de verdad, normalmente tu lo despertaban tirándole un balde de agua en la cabeza.—
Se quedó extrañada y confundida, aunque, en el fondo, se le veía feliz, no

—¿Y por que nuestras casas son diferentes?— Pregunto dejando a un lado el tema de Haymich, al parecer ya fue a visitar el distrito.

—Pues... Pues... ¡Es que nosotros ganamos un concurso y las casas eran parte del premio!— Haymich me va a matar, yo me quiero matar ¿Concurso? ¿Premio? ¿Se le llama premio? Que cobarde.
Tengo que distraer el tema.

—¿Por qué te trajo Prim aquí?— Se supone que ella hace las preguntas, no yo. Genial Peeta, eres un genio.

—Pues... Ella dijo que tu me conoces a la perfección y que me haría bien estar contigo un tiempo ¿Te molesta que este aquí? Si quieres me voy—

—¡No! No me molesta, en lo absoluto, me pone feliz qué estés aquí, simplemente, creo que tu novio sería el más indicado para hablar contigo...—Respondí con la sinceridad más grande del mundo y me lamento por eso. —Ustedes se conocen de mucho antes y todo eso...—

—Pero no lo recuerdo, ni siquiera se como se ve... ¿Cómo puede ser mi novio si aun no lo conozco? Apenas conozco su nombre...— Katniss bajo la cabeza, encerró su rostro en sus manos para que nadie lo vea. Me levante de mi lugar y me acerque a ella, quite las manos de su rostro y le di una sonrisa.

—Katniss, lo vas a lograr, siempre lo logras, seguramente en poco tiempo volverás a ser la de antes, simplemente necesitas un empujón...— Y cuando termine la frase, se me vino a la mente una idea, tal vez no funcione o funcione si solo esta Gale pero no importa. —¿Quieres ir a mi panadería?—

Ella asistió de momento, tal vez recuerde el olor a pan recién horneado o los pasteles decorados que se encontraban de muestra, cada vez que pasaba por ahí con su hermana, las podía ver maravilladas por cada pequeña cosa que veían, era lo mejor del día. Valía la pena todos los golpes que me daba mi madre y mis hermanos con tan solo verla sonreír... Por favor... Vuelve a sonreír...