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Volvía a tener uno de esos sueños recurrentes que como siempre se sentían muy reales pero no era yo quien los vivía era como estar dentro de la mente de otra persona y recordar junto a ella. Siempre comenzaban con una sensación cálida y húmeda que se fundía en mi mejilla, como cuando una gota de lluvia recorre su camino desde las nubes hasta una hoja y finalmente se desliza suavemente hacia el suelo y se funde con este, y así daba paso a este extraño sueño, un compilado de imágenes y voces irreconocibles, por momentos pareciera algún tipo de película donde alcanzaba a ver a una chica muy delgada y alta de cabello largo que escucha como alguien le grita mientras agita una vara  y otro hombre se ríe a lo lejos, imágenes de un chico apuesto montando un caballo y una gran casa, otra casa en ruinas y un hombre con atuendo muy extraño caminando por un sendero.
Todo se disipa como niebla y me despierto sobresaltado, el sudor cubre mi cuerpo y mi corazón bombea muy rápido, he soñado con estas cosas muchas veces pero no entiendo que significan ni de donde he sacado tales ideas, trato de no darle importancia pero hay algo dentro de mi que me dice esto es importante, necesito descubrir de que se trata pero ahora mismo no puedo hacer nada así que trato de olvidarlo, almenos por el momento.

Acababa de amanecer y hacia un día soleado, al abrir la ventana de mi pequeña habitación entro una brisa con aroma a tierra humifera, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
No tenia apetito así que luego de pasar por el baño decidí dirigirme hacia el patio, en el camino alcance a distinguir el comedor donde solo había tres niños desayunando y la Sra. Cole en un lado apartado tomando su café con el rostro aun somnoliento, llegue al patio y este se encontraba vacío, me dirigí hacia el extremo mas agreste del patio e improvise una silla con una roca que había allí. Me gustaba pasar tiempo mirando el orfanato que por las mañanas era tan silencioso ya que las nuevas construcciones que se estaban realizando al rededor del orfanato, no empezaban a trabajar sino hasta las diez de la mañana, solo se podía oír la madera del viejo edificio crujir y el viento soplar mientras las ventanas reflejaban el cielo azul y el sol dorado resplandecía en lo alto.
Oí una voz detrás de mi y creí que era algún niño que estaba jugando, pero era imposible, el patio estaba vacío cuando salí, es mas en ese momento estaban saliendo Eric, Dennis y Amy al patio y detrás mio no hay nadie. Eric me pregunto si quería jugar con ellos a las canicas a lo que respondí  que no pues Dennis estaba con ellos y en verdad no me apetecía pasar tiempo con el, Eric se fue y tan pronto me como me senté en mi roca nuevamente oí esa voz, esta vez un poco mas cerca, es como si alguien intentara hablar y silbar a la vez, jamas había oído algo así, otra vez no encuentro a nadie detrás mio, pensativo me quede observando el suelo y percibí con el rabillo del ojo como el pasto se movía un poco y algo se abría paso a través de el.

El Diario de Tom RyddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora