Dos: La Leyenda

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¡Cielos! Era demasiado, aún no lograba explicar lo que había pasado. Definitivamente no era sólo una rosa.

¿Perdí la cabeza?

-Joder... -Intentaba pensar, pero Ginger no paraba de ladrar a mi lado- ¿Qué pasa, Ginger? -Pregunté, con un poco de mal humor.

Él giró sobre sí mismo tres veces, ladró una última vez y salió disparado, entrando nuevamente a la biblioteca.

Qué extraño, Ginger no suele ser así.

Fui hacia la biblioteca y al abrir me llevé la sorpresa de mi vida. Todo estaba hecho un desastre. Ginger tomó un libro con su boca y comenzó a girar, como tratando de darme un mensaje, pero no entendía nada.

-¡Ginger! -Me contestó con un ladrido, no sabía si enojarme, reírme o llorar por el desastre que hizo- ¿Qué te pasa? Tú no eres destructor.

Nunca antes había tenido un problema similar con él. Sólo unas pocas veces y lo único que hacía era morder y esconder mis zapatos.

-¿Qué ocurre contigo? -Me agaché y comencé a recoger todos los libros que estaban regados en el suelo- Perro malo. -Volvió a ladrar, soltó el libro y fue hasta mí, tomando la manga de mi camisa entre sus dientes y halándome- ¿Qué?

Me soltó y fue a por el libro, de nuevo.

-¿El libro?

Asintió.

¿De cuándo acá mi perro es tan inteligente?

Aún en mi asombro, tomé el libro. -Definitivamente, perdí la cabeza...

Coloqué la pila de libros que había recogido, en el escritorio que había en ese cuarto y me senté en la silla, con mucha confusión por lo que estaba pasando.

-¿Viejas Leyendas? -Leí en voz alta el título en la portada del libro- ¿Es enserio, Ginger? -Le miré incrédula. Él sólo se sentó y miró hacia otro lado.

No es para tanto.

Me encogí de hombros. No había leído ese libro antes, de hecho jamás lo había abierto. Suponía que mis padres sí lo habían leído.

Abrí el libro y me topé con el índice.

¿Y ahora?

-A ver, perrito listo... -Dije dirigiéndome a Ginger- ¿Qué página? Es decir, ¿cuál de todas estas leyendas quieres que lea?

¡No puedo creer que le esté hablando a mi perro!

Él me miró fijamente.

-Vale...

¿Enserio pensé que podía responderme?

-¿Brujas y Hechiceros?

Negó con la cabeza.

-Mmm... ¿Vampiros? -No hizo nada- ¿Extra... terrestres? ¡¿Enserio?!

Me reí.

-Olvida ese... Esto... ¿La Rosa Real? -Ladró- ¿Uh? -Le miré- ¿Este?

¡¿Por qué estoy hablando con mi perro?!

Busqué la página y encontré "La Rosa Real".

¿Y esto de qué trata?

Comencé a leer, prestando atención a todo lo que leía, aunque no entendía muchas cosas. La leyenda trataba sobre una familia, una de las familias más ricas del pueblo, que ya no estaban ahí. Había escuchado rumores de que se habían mudado al pueblo vecino.

Pero sólo eso, rumores. Nadie sabía nada de esa familia. En fin, trataba de esa familia, la familia Hwang. Una familia de reyes, según decía.

-¿Qué? -Mi cabeza iba a estallar.

Casi al final hablaba de los protectores de dicha familia y nombraban cierto tatuaje que yo llevaba en la palma de mi mano derecha.

"...Quien lleve en su piel tatuado este símbolo es el elegido, quien debe proteger a la princesa que le ha tocado, y entregar su vida, de ser necesario, para salvarle..."

-¡Mucha lectura por hoy! -Salté de la silla y estaba a punto de salir, cuando escuché el inconfundible ruido que producen las páginas al ser pasadas.

-¿Pero qué...? -Frente a mí las páginas se pasaban solas.

No era efecto del viento, porque en la biblioteca no había ventanas...

Me acerqué y todo se detuvo, quedando en una determinada página. Ya temía de lo que había escrito ahí.

Pero como dicen...

La curiosidad mató al gato.

"...La fuente de vida de las princesas, una flor. Cuando una princesa nace, una flor también lo hace, comúnmente rosas rojas, aunque no hay un color o especie específica, pueden nacer y hallarse de todos los colores y especies posibles..."

-¿Y ahora me habla de flores?

"...La flor brilla al contacto con el guardián (protector) de la princesa. Si la flor es arrancada, la princesa morirá al cabo de 3 días..."

-Cielos...

¡Lo había olvidado!

¡La rosa y la chica!

De repente, todo tenía sentido.

[...]

No sabía en qué momento había tomado esa decisión. Pero ahí estaba yo, parada frente a la puerta, con un bolso en mi mano izquierda y una venda cubriendo el tatuaje en la derecha.

-Bien, es hora... Sólo tengo 2 días. -Cuando di un paso, escuché un gemido- Oh, no... -Le miré con tristeza. Nunca nos habíamos separado, sólo cuando yo debía ir al instituto a trabajar- Ginger, tengo que hacer esto...

Volvió a quejarse.

-¡Ginger! -Me iba a ser llorar si continuaba- No puedes venir conmigo, es peligroso.

Y ya estaba decido, me iría sola y Ginger se quedaría en casa. Pero...

¿Cómo negarme a esa carita de cachorro triste?

-Está bien, vendrás conmigo... -Comenzó a pegar brincos, contento- ¡Pero siguiendo mis ordenes!

En el bolso llevaba el libro, no quería arriesgarme a olvidar algo importante o perderme, puesto a que había un mapa con la ubicación del lugar a donde debía ir. También llevaba la rosa metida en un frasco de vidrio. Comida, agua y demás.

Ah, por que esa era otra cosa...

La rosa no podía ser plantada en cualquier lugar, debía plantarse en un campo que no quedaba para nada cerca. Me tomaría un mínimo de 24 horas llegar, así que tenía que ir a prisa.

Muy a prisa.

N/A:

¡Lamento haber tardado! No había tenido tiempo de publicar, ya que si hablamos de escribir ya terminé la historia, aunque fue en un cuaderno, lo escribí todo para no olvidarlo.

Espero que les guste tanto como a mí >w<

También puede pasarse por una historia que recién fue publicada, cuyo escritor es un compañero mío:

Guerra de Titanes - Desiciones Fallidas de JIGITUP.

Bueno, eso es todo...

¡Nos vemos, muy pronto gatunos!

Pétalos De Amor | TaeNyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora