Just The Way You Are

Just The Way You Are - Capitulo Ocho

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Después de un rato conduciendo, Niall, sí ahora lo llamaré así, es más bonito que James, bueno en fin, giramos en una terraseria.

– ¿A dónde vamos? – Dije tratando de ocultar mis nervios.

– Es un pequeño atajo. – Sonrió. – Confía en mi. –

Sonreí obviamente nervioso.

– ¿Qué pasa? – Preguntó.

–Nada. – Suspire sonriendo.

–¿Estas seguro? – Me miro rápido –Te noto un poco nervioso.–

–No, no, como crees, solo me intriga que estemos en un camino casi desconocido por la sociedad, además de que no se a donde nos dirigimos y sin contar que estoy con un chico que probablemente sea un asesino serial. – Suspire frustrado. –No estoy nervioso. –

–¿Te has dado cuenta que hablas mucho cuando estas nervioso?. – Sonrió. –No te preocupes, lo tengo todo bajo control. –

Y la camioneta ya no avanzó.

–¿Qué pasa? – Dije un poco alterado.

–Tranquilo, solo nos atascamos, nada malo. – Sonrió y bajo de la camioneta.

Genial, pensé. Tomé mi libro y comencé a leer. Pasó un buen rato y aún no podíamos movernos.

–¿Cómo va todo afuera? – Bromeé.

– Fantástico. – Dijo sarcástico.

–Oye ya esta escureciendo, ¿esta es la parte en donde el chico con la cierra eléctrica sale detrás de un árbol y nos hace pedazos?. – Dije jugando.

–Pisa el acelerador, ¿puedes?. – Dijo sonriendo.

Deje mi libro a un lado y me posicione en el lugar del conductor y pisé el acelerador.

–Bien, un poco más fuerte. –

Y lo pise más fuerte...

–Bien, creo que eso es todo. – Dijo Niall.

Miré por el retrovisor y lo vi bañado en lodo, reí fuertemente. El se fue acercando poco a poco a mi.

–No, alejate. – Dije. –No, no, no, no. –

El tomo mis mejillas y las llenó de lodo.

–¿A dónde vas? Ven aquí. – Dijo tomandome del brazo.

–Con que eso quieres, eh. – Salí del auto y tome una gran cantidad de lodo y se lo lancé, este era el momento en que agradecía tener buena puntería.

Lodo y más lodo, nos lanzábamos lodo, hasta que el callo y no se movió.

–¿Estás bien? – Pregunté. –Ni, ¿estas bien? –

Me acerqué a el y me arrodillé cerca, así podría verlo mejor, realmente me puse nervioso, ¿qué le habrá pasado?

–¿Estás bien? – Lo giré.

Sonrió, me tomo en sus brazos y me tumbó sobre el suelo lleno de lodo.

Oh, maldito, un día me las pagaría.

–Eres un maldito, ¿sabías eso?. – Sonreí

–Pero amas a este maldito, ¿verdad?. –

–Obvio. – Y nos besamos lenta y soncronizadamente.

–Sabes que estamos en el sucio piso ¿cierto?. –

–Claro que lo sé. – Me beso rápido. –Vamos, aún tenemos que ir a un lugar. – Se levantó y me tendió la mano.