April sabía que si quería vengarse del señor de hierro y demostrarle a su papá que ella era más que una princesita hueca, debía hacer lo que Ethan le proponía, sin embargo la era imposible no pensar en lo descabellada que parecía la idea.
-Vamos reinita...
-Le he dicho que no me llame así. -Le reprochó.
-Y yo te he dicho que me tutees, reinita -Ethan levantó los brazos cuando April lo fulmino con la mirada-. Está bien... April, sabes que ésta es la única salida. No puedes echarte para atrás después de todo lo que hemos avanzado.
-¿Cómo esperas que después de haberle dicho a mi padre que no quería saber nada de su estúpida empresa, llegue a ahora a reclamarla como mía? No esperarás que llegue y le diga: "¿Sabes, papá? Cambié de opinión. Quiero tomar las arriendas de tu empresa... Ah, voy a casarme con un hombre que me dobla la edad, por cierto, es uno de tus socios."
Aunque debía admitir que la primera vez vio a Ethan quedó impresionada por lo bien parecido que era, pero aún así no podía evitar que se le revolviese el estómago de tan solo pensar que tenía que casarse con alguien que tenía casi la misma edad de su padre.
Ethan puso los ojos en blanco.
-Que empeño tan estúpido de teatralizar todo, como te encanta crear drama.
Hizo una pausa mientras buscaba una cerveza de la nevera del apartamento de April.
-Como me imaginé, no tienes nada bueno aquí. ¿Sabías que existe algo llamado cerveza? La próxima vez que venga, sacaré toda esta porquería dietética y traeré comida de verdad -La miró de arriba a abajo-. Necesitas alimentarte mejor, estás flacuchenta...
Ella se encogió de hombros, demasiada enojada y confundida para razonar. El sentido del humor peculiar y la manera que tenía de arquear la ceja en una expresión burlona le hacía hervir la sangre. Optó por ignorarlo, era el precio a pagar por ver al señor de hierro hundido.
Se mordió la lengua para no preguntarle por qué odiaba tanto a Edward Cullen. Era increíble como sus ojos reflejaban su odio hacia el señor de hierro, pero lo más curioso es que eran muy parecidos. No pudo evitar notar que tenían personalidades muy parecidas, como su temperamento, su sentido de humor, como arqueaban una ceja y sonreían de manera tan molesta que le hacían rechinar los dientes; pero físicamente eran muy diferentes, como el agua y el aceite.
«Debe ser algo de negocios» Se dijo a sí misma, no sabía mucho de la vida de este hombre, pero de lo que sí estaba convencida, era que Ethan Bennet era igual de ambicioso que su padre y hasta más que el señor de hierro.
-Es una pena, pero tu padre está muriendo y es nuestra oportunidad de llevar a cabo nuestro plan -La voz de Ethan la sacó de sus pensamientos-. Tu padre es un hombre ambicioso, incluso ahora que está en sus últimas está pensando en lo mejor para su empresa. Es comprensible, ha dedicado toda su vida es este imperio y no tiene un heredero... Bueno, al menos no varón, que se haga cargo; así que ésta es tu oportunidad de hacerte notar por tu padre y de que seas tratada como te lo mereces: con respeto. Me pareció una estupidez de tu parte que rechazaras ser la sucesora de Aro, eso te corresponde. Así que deja de ser una niñita y despierta.
-No... No lo sé... Yo no sé nada de negocios -murmuró vacilante.
-Es por eso que armaremos todo el teatro del casamiento.
-No entiendo como el que tú y yo nos casemos servirá para destruir a Edward.
Ethan le dedicó una sonrisa socarrona, de esas que te dan ganas de golpearlo porque parece que se burlan de ti.
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El Acuerdo. (En Pausa)
FanfictionLa vida de Isabella Swan cambia radicalmente cuando Edward Cullen, el hombre más frio, demandante, impertinente y egocentico, se aperece en su oficina con un acuerdo asegurando que sino se casaba con él perderia la empresa que había hederado de su m...