Bella desde pequeña fue víctima del bullying. Lo que comenzó como una broma, poco a poco, se fue convirtiendo en acoso. Seguramente se preguntaran que causó la burla de sus compañeros.
Un día de escuela, como siempre, Bella se sentó en la primera fila, cerca de la puerta. La niña que se encontraba sentada en la silla detrás de ella se dio cuenta de que algo estaba mal con el cabello de Isabella y la curiosidad la llevó a halárselo, descubriendo que era una peluca. Desde ese día comenzaron las burlas y los apodos, como: Cocoliso, peluquín e incluso unos más desagradables, por ejemplo, Voldemort.*
Los padres de Bella, cansados de ver a su hija sufrir y llegar de la escuela llorando, tomaron la decisión de sacarla e inscribirla en la escuela de señoritas. Pero aún así a la pequeña le costó incluirse a un grupo, ya que se le dificultaba relacionarse con los niños de su edad.
La escuela estaba a cargo de Jaime, una mulata* de origen Europeo, quien llegaba todas las mañanas temprano y puntual. Siempre tan elegante con su blusa blanca, su falda de tubo negra y su cinturón de cuero; un perfecto uniforme bajo su cabello liso y reluciente. Se encargaba de enseñarle todas las normas, desde las de cortesía, hasta las que debía tener en la mesa.
Bella aprendía muy rápido, aunque era muy testaruda e independiente. Le gustaba hacer las cosas sola y Jaime, con voz dulce, siempre le decía: -Bella, eres unas de mis alumnas más inteligentes, pero debes aprender a trabajar en equipo. Todos en algún momento necesitamos la ayuda de alguien más.
Así que, poco a poco, la castaña fue adaptándose a la escuela, aunque, siempre que se sentía abatida o abrumada, se sentaba a leer. De cierta forma, el hacer eso, hacía que se olvidase de todos sus problemas.
Un día, Sue, hija de Jaime, su segunda guía y una de sus amigas de confianza, la vio sola en la sala de lectura y se acercó a ella para animarla a salir al jardín, donde se encontraban las demás jóvenes.
-Bella, ¿por qué no estás en el patio con las demás niñas? -murmuró aquella joven, varios años mayor que ella, parada en la puerta.
-En este momento no se me apetece. Estoy muy entretenida con mi lectura -murmuró, sin apartar su mirada del libro que estaba leyendo.
-No todo el tiempo los libros son la solución para tus problemas. No puedes simplemente encerrarte a leer y pretender que nadie existe a tu alrededor. Eso no está bien -dijo acercándose a ella. Bella levantó la vista y dejó lo que estaba haciendo.
-No veo que eso le afecte a alguien, todas las personas tienes forma distintas de distraerse. A algunos el escuchar música los despeja, a otros tomar aire libre, a mí me gusta leer.
-Eso no siempre es la solución para tus problemas. Mira, no quiero juzgarte, sólo deseo que salgas un rato y tomes un poco de aire libre. Eso ayuda a despejar la mente, solamente tienes quince años y te comportas como una vieja.
Isabella puso sus ojos en blanco.
Miró por el gran ventanal que se encontraba a su derecha y pudo visualizar a un grupo de niñas mimadas y plásticas. Entre ellas se encontraba Victoria Sutherland; una pelirroja natural, muy hermosa, para ser sincera, pero lo que tenía de atractiva lo tenía también de mentirosa, hipócrita y cizañera. Ésta se encontraba con sus tres perritas falderas: Jessica Stanley y las hermanas Denali: Tanya e Irina. Al verlas se aferró más a su lectura. Siempre que tenían la oportunidad la molestaban y hacían que la castigaran, así que prefirió quedarse tranquila, leyendo su libro.
Sue miro por la ventana para ver lo que la chica estaba observando.
-Tienes razón, pero hoy no estoy de humor para lidiar con la innombrable -murmuró la castaña, sin apartar su mirada del jardín.
ESTÁS LEYENDO
El Acuerdo. (En Pausa)
FanfictionLa vida de Isabella Swan cambia radicalmente cuando Edward Cullen, el hombre más frio, demandante, impertinente y egocentico, se aperece en su oficina con un acuerdo asegurando que sino se casaba con él perderia la empresa que había hederado de su m...