Ultima opción

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¡BUENAS, BUENAS!

Chicas lindas aquí les traigo un nuevo capitulo, espero que lo disfruten

20 de Junio.

Después de casi dos horas, ya estaba frente a la peinadora, casi lista.

Se miró por última vez en el espejo, notando el trabajo de sus amigas -Ya que prácticamente se había dejado vestir como una muñeca de juguete-. No obstante, debía admitir que el vestido era hermoso: de color negro que llegaba hasta las rodillas, lo adornaba una cinta negra en la cintura, con escote palabra de honor; llevaba puesta unas sandalias de tacón (No muy altas) negras. Su cabello castaño con un peinado de fiesta semi-recogido dejando observar unas ligeras ondas.

Alice vestía una blusa con lentejuelas plateadas, por dentro de un mini short negro, adornado por un cinturón del mismo color de su blusa. Llevaba unas zapatillas de plataforma de tacón alto. Con el cabello suelto y liso.

Rosalie tenía un mini vestido (Nada sencillo) de color blanco, con escote en forma de corazón. Unos zapatos de plataforma de tacón alto, color marrón, y el cabello suelto, con suaves ondas.

Una vez listas se dirigieron al auto.

Durante todo el camino la castaña, desde el asiento trasero, se limitó a mirar por la ventana con actitud pensativa y silenciosa. Debía pensar en algo, sabía que tratar de convencer a Edward de ponerle fin a toda la locura del contrato y la boda sería una tarea difícil.

No se dio cuenta de que ya habían llegado a la casa del chico hasta que su amiga, Alice, le avisó.

Respiro profundo, salió del auto, creyendo que todo iba a salir bien, y se unió a sus amigas, que se encontraban en la entrada de la casa.

Ya la celebración había comenzado, se encontraban personas muy importantes que Isabella conocía, como también gente que nunca en su vida había visto.

Después de una hora de ver entrar y salir personas de la mansión de los Cullen , escuchó que detuvieron la música. Edward se acercaba a ella, detrás de él estaban todos los invitados atentos.

Esa era su oportunidad de hablar con él.

-Edward. -Llamó con un tono de voz casi inaudible.

-¿Sí?

-Necesito hablar contigo.

-Ahora no, sólo sígueme la corriente. -Su voz era un susurro, pero seguía siendo tan demandante como siempre.

-Pero...

-Pero nada, dije que todavía no. Ahora has bien tu trabajo y sonríe.

-No entiendes...- Intentó protestar, sin embargo, Edward comenzó a hablarle a los invitados, dejándola con la palabra en la boca.

-Buenas noches, primero que nada quería agradecerles por venir y celebrar junto con mi familia mi cumpleaños... En presencia de ustedes, quisiera decir algo importante -Se puso de rodillas, sacó de su traje negro una cajita de terciopelo roja y tomo las delicada manos de la joven-. Isabella Swan, ¿quisieras hacerme el gran honor de ser mi esposa?

Isabella, nerviosa, miró al expectante y sorprendido público sin saber que responder.

Un apretón de mano la hizo reaccionar. Respiró profundo y respondió titubeante: -Sí... Sería... Un gran honor.

Edward sacó el anillo de plata, con un hermoso diamante en el centro, y lo puso en el dedo de Isabella.

Todos los invitados comenzaron aplaudir y a comentar la hermosa pareja que hacían.

El Acuerdo. (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora