Capítulo 4

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Pasaban los días tranquilamente, con tanta calma y paz que se estaba demostrando que ambas razas estaban empezando a acostumbrarse a convivir juntas. Eso llenaba de esperanza y felicidad al cabeza de familia de los Hirai y a los que optaban desde el principio por el fomento de la paz. Al mismo tiempo, Kaneki y Yuki habían fortalecido sus vínculos de amistad, incluso formaron un buen grupo de amigos junto con Shin y Sui. En efecto, un grupo de vampiros y licántropos. Y había muchos más de este tipo...

En uno de los salones de la academia, una joven loba pelirroja miraba desde lo lejos la cuadrilla de Kaneki. Envidiaba a Yuki por la relación tan buena que tenía con el albino, es más, deseaba poder estar en su lugar, aunque su timidez y los nervios que le entraban al estar cerca del alfa se lo impedían muchas veces. Desde que lo conoció, Kaneki ocupaba gran parte de su mente y no podía quitárselo de encima. ¿Acaso...?

–¡HANA!

Con ese grito, la pelirroja regresó de sus pensamientos y observó a su alrededor, buscando a la dueña de esa voz. Se encontró de lleno con unos ojos verdes esmeralda que la miraban con enfado. Al distinguir el cabello castaño largo hasta mitad de la espalda de su amiga y compañera, le sonrió avergonzada. Cuando vio que esta ponía los ojos en blanco, se dio una bofetada mental. Había indignado a la castaña.

–Estás en otro mundo. ¡No me haces caso!
–¡Sí que te hago caso!
–Entonces, ¿qué te he dicho?

Hana abrió los ojos como platos y se puso a pensar en una respuesta, algo para evitar que su amiga la asesinara.

–¿Deberes?

Al ver como su compañera se llevaba una mano a la frente, supo que no había acertado. Suspiró y la volvió a mirar, con los brazos cruzados, pero con una sonrisa.

–¿Qué te tiene tan distraída? —dijo sentándose en el pupitre de Hana para mirar por la ventana—. Parece que el alfa Koriyuki y Yuki Hirai se llevan bastante bien.
–Sí, es el modelo de muchos para atreverse con los vampiros.
–Puedo reconocer también al siguiente alfa de los Kazuki... ¿Quién de ellos ocupa tu mente? Espero que no sea el pervertido de Shin.

Inconscientemente, la pelirroja se sonrojó al sentirse pillada. Se llevó las manos a su rostro para evitar que su amiga la viera así. Si ya había descubierto que uno de los integrantes de ese grupo le había llamado la atención, no tardaría en descubrir que se sentía atraída hacia el albino.

–Oye Laia, ¿puedo pedirte un favor?

La castaña observó extrañada a su amiga, que todavía seguía cubriéndose el rostro con sus manos.

–Se te da bien relacionarte con los demás, ¿verdad?
–Más o menos, ¿por qué lo dices?
–¿Me ayudarías a integrarme en el grupo de Kaneki?

Con esa pregunta y el rostro algo sonrojado de la pelirroja, supo el nombre de su caballero lobito. Conocía a Hana desde que entraron en la Academia y siempre le ha parecido como una niña pequeña a la que tenía que cuidar y proteger, aunque fuera un poco más mayor que ella. Le puso una mano en la cabeza y la acarició mientras le sonreía.

–Cuenta conmigo.–Gracias Laia.

Dando por finalizada su conversación, se dispusieron a organizar un plan para que Hana pudiera estar con su "enamorado". Laia se dedicaba a observar al albino y a su grupo de amigos y, con la información que recolectaba, iba perfeccionando sus ideas. Hana no tenía muy claro que lo que estaba haciendo su amiga fuera a funcionar. ¿Acaso era necesario tomar tantos apuntes para saber cómo acoplarse bien en un grupo? No estaba muy segura.

–¿Estás segura de esto? —Hana se atrevió a preguntar a la castaña.
–Sí, tú tranquila. Pero, ¿eso que oigo son dudas?
–Nunca antes había visto a nadie anotar tantas cosas para saber qué hacer...
–Oh, tranquila jaja. Confía en mí, todo saldrá bien.

Guerra Sangrienta (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora