Capítulo 1

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Estábamos viendo una película en el salón de la casa de Matt, mi novio. No me estaba enterando de nada, aunque tampoco estaba muy pendiente ya que tenía otros problemas en la cabeza, encima la película era muy ñoña para mi gusto. Al parecer a Matt le gustaban bastante. Sinceramente, antes de conocerle bien pensaba que era gay, pero después me pidió salir, así que era imposible que lo fuera.

Aún me acuerdo cuando lo conocí. El colegio había cometido un error y le habían puesto en la clase que no era así que le cambiaron a la mía. No me percaté de su presencia hasta que, a mediados de curso le pusieron conmigo en un trabajo de parejas. No me acordaba ni de su nombre.

-Mmm... Matt era ¿no? Soy malísima con los nombres.

-Sí, ¿enserio tenías dudas? ¿Aún no te has conseguido aprender mi nombre en todo lo que llevamos de curso? No es tan difícil por favor... – dijo en tono burlón.

Le miré con cara de sorprendida con una ceja levantada.

-Es que no me suelo molestar en aprenderme los nombres de las personas, y menos a los que no me hablan ni que sabía que existían

-¿No me has visto en todo el curso o qué?

-Es que, como no llamas nada la atención y pasas desapercibido...

Hubo unos segundos de silencio incómodo, pero al final empezamos a reírnos. Yo pensaba que era un empollón, más bien, parecía un empollón con las gafas, el pelo largo y castaño y los granitos, aunque se irían después de la pubertad.

Me acababa de dar cuenta que era musculoso y delgado y unos 10 centímetros más alto que yo. Es como si le mirara por primera vez, era guapo.

Ese mismo día empezó nuestra amistad, a partir de ese trabajo.

Un año y medio más tarde se convirtió en algo más que una simple amistad.

Ya llevábamos casi dos años saliendo. Matt había cambiado mucho por aquel entonces, ahora llevaba el pelo corto, se había puesto lentillas y le sugerí, aunque más bien le obligué a echarse algo para los granos.

Todo era perfecto, pero últimamente Matt no era el mismo chico dulce y divertido que había conocido. Ahora cada vez que me besaba parecía que quisiera más de mí, otras veces, cuando nos abrazábamos bajaba la mano demasiado.

Este tipo de cosas me pasaban por lo menos una vez al día, pero yo siempre le rechazaba. Me daba igual que pensara que era una estrecha, no le permitiría llegar tan lejos.

Estaba cruzada de piernas encima del sofá, con Matt a la izquierda.

Aparecieron los anuncios.

Matt me miró y me empezó a acariciar mi pelo castaño. Yo le sonreí.

-¿Te están saliendo mechones rubios o me lo parece a mí?

-Te lo parece a ti.

Él se rió, luego, puso su mano en mi gemelo. Eso no me molestaba. Después empezó a subir la mano hasta una zona peligrosa, se estaba pasando de la raya.

-Voy a por un refresco. – dije mientras me levantaba.

-¿Enserio? ¿Otra vez? – dijo con un tono aburrido.

-¿Cómo que otra vez? – dije indignada.

-Pues que siempre evitas lo inevitable.

-¡¿Lo inevitable?! – dije enfadada - ¿Pero tú que te has creído? ¡Si tuvieras dos dedos de frente te habrías dado cuenta que no quiero nada!-dije mientras hacía aspavientos con los brazos.

-Vamos, no seas estrecha.- dijo moviendo la mano para que me acercara

Me cogió el brazo y me acercó a él, yo me resistí, pero tenía más fuerza que yo.

-Déjame.- dije insistiendo en cada sílaba, mirándole a los ojos.

-Vamos, si vas a disfrutar, vamos- dijo con un tono picarón.

Le estaba dando manotazos mientras me intentaba soltar pero no cedía, así que le di un rodillazo en la entrepierna. Lo hice inconscientemente, solo quería que me soltara, no hacerle daño. Me llevé las manos a la boca.

-Lo siento, – dije en un suspiro – no quería...

-¡Te vas a enterar!

Últimamente tenía los nervios a flor de piel y era muy agresivo, pero nunca hubiera pensado que pudiera pegar a una chica, y menos a su novia.

Logré esquivar el primer golpe ya que estaba a bastante distancia, pero el segundo golpe no lo pude esquivar, iba hacia mi cara. Cerré los ojos y me protegí con las manos.

-¡Aaah! – grité desesperada.

No pasó nada.

Cuando abrí los ojos, su puño estaba a escasos centímetros de mi cara.

Él no se movía, no me importaba, solo quería salir de ahí. Me fui del salón y me dirigí a la cocina a por mi abrigo. Me fijé en el grifo, había una gota de agua levitando.

-¿Cómo...?

No quería entretenerme, necesitaba irme ya.

Matt vivía en un tercer piso de un apartamento, hoy sus padres no estaban. Bajé las escaleras lo más rápido posible. Me encontré a un señor subiendo, pero estaba petrificado. Me acerqué y agité la mano delante de su cara. Nada.

-No...

Cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora