En lo único que pensaba en ese momento era en huir de esta pesadilla...
Salí a la calle y vi que todos estaban quietos, como petrificados. Me estaba empezando a asustar, mis nervios estaban aumentando, estaba a punto de tener un ataque de ansiedad.
Intenté buscar en mi cerebro algo para volver a la normalidad, pero no encontré nada. Me empecé a angustiar aún más, entonces, me dio el ataque de ansiedad. Me agaché y empecé a llorar. Algo funcionó en mi cerebro.
Noté algo húmedo en la mano, me quité las manos de la cara y alcé la vista, al parecer un perro me estaba lamiendo la mano, era un labrador creo. Todos se estaban moviendo.
El dueño del perro, que al parecer era ciego, se percató de mi presencia.
-Lo siento, es un perro muy cariñoso.
Me sonrió y siguió su camino, yo debería de hacer lo mismo. Todo había pasado, me tranquilicé un poco, me sequé las lágrimas y me fui corriendo a casa, el único lugar seguro donde pudiera pensar tranquilamente en lo sucedido.
Llegué en 15 minutos más o menos. Abrí la puerta del jardín, entré a casa y me dirigí a mi cuarto. Estuve un buen rato intentando calmarme completamente para poder pensar.
Cuando me calmé del todo, lo primero que se me vino a la cabeza fue que, cuando todo volvió a la normalidad, Matt habría visto que no había nadie, que había desaparecido, ¿cómo podría explicarme que había parado el tiempo y me había ido tan tranquilamente? Pero la verdadera pregunta era: ¿se lo debería contar a alguien?
-Por ahora no- dijo una voz en mi interior. Tenía razón, ahora debería de averiguar cómo lo había hecho... ¿Pero cómo?
Se me ocurrió una idea, antes de nada, debía aprender a manejar este poder.
Cogí una de esas pelotas que botan mucho. La tiré al suelo, tardaría uno 2 minutos en dejar de botar completamente.
Cerré los ojos y me concentré en todo lo que había pasado desde que descubrí ese poder, todas las emociones, lo que había funcionado en mi cerebro, en lo que había hecho funcionar.
Abrí los ojos, pero la pelota seguía botando. Lo volví a intentar, pero no pasó nada. Quería rendirme, olvidar todo lo que había pasado. Ya le contaría alguna mentira a Matt.
-¡No!- dije con entusiasmo- ¡Soy Kendra Damora, soy fuerte y nuca me rindo tan fácilmente, yo controlo mi vida y sobretodo mi cerebro!
Volví a hacer botar la pelota y me concentré como nuca me había concentrado en la vida.
No pasó nada.
Me estaba cansando de esto, ahora ya no quería parar el tiempo por saber cómo se hacía, ya era algo personal, estaría intentándolo aunque la llevara día y noche
Lo conseguiría.
Lo volví a intentar. Algo raro funcionó en mi cabeza, pensaba que ya habría dejado de votar y me disponía a volver a tirarla cuando me di cuenta de que la bola estaba a unos 20 centímetros del suelo. Lo había conseguido.
Di un grito de victoria y empecé a saltar de alegría. Hice lo mismo, pero no volvió a la normalidad, lo tuve que intentar un par de veces hasta que todo volvió a la normalidad. Era cuestión de tiempo, y yo tenía todo el tiempo del mundo y más.
Estuve toda la tarde practicando, casi lo tenía controlado pero a veces no funcionaba. Me parecía que habían pasado cuatro horas, pero cuando miré el reloj y descubrí que no había pasado ni dos horas. Claro, la mitad del tiempo había lo había pasado con el tiempo parado.
Empezó a sonar el teléfono y fui a mirar quién era. Matt. Me empecé a agobiar mucho, no sabía qué hacer, necesitaba más tiempo para pensar. Estos eran los momentos en los que me servía de verdad el poder parar el tiempo. Lo paré para poder pensar en lo que iba a hacer.
Cogí una hoja y empecé a escribir lo que le quería decir. Al principio pensé en decirle la verdad, pero recordé lo que me hizo, o más bien lo que estuvo a punto de hacer. Tenía que romper con él.
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Cuestión de tiempo
AdventureSe me ha concedido el mejor poder que pudierais imaginar. Desde que lo tengo, toda lógica del universo se ha abandonado, todo lo que sabía es mentira. Pero de una cosa sí que estoy segura... es mi decisión elegir el camino que debo tomar. El bien...