Cuando terminó la clase me dirigí a coger el abrigo y mi merienda que me había preparado mi madre, me lo tenía que preparar ella porque yo siempre estaba con el tiempo justo y era muy indecisa para esas cosas. Tenía una magdalena de chocolate, me encantaban.
Salimos todos al patio. Muchos se estiraron, estarían dormidos o algo así, no me interesaban mucho sus vidas. Éramos muchos en el colegio, entonces al salir al patio se formaba una estampida y en la de hoy perdí de vista a Alina. Ya sabía a donde quería ir así que no me preocupé por buscarla. Había un árbol en el cual nos sentábamos todos los días desde que entramos a la ESO, nadie nos lo quitaba, al parecer yo intimidaba según Alina. Estaría a unos 15 pasos de nuestro sitio cuando alguien me propinó un empujoncito por la espalda. Me giré para ver quién era.
-Me has abandonado en esa estampida cabrona-dijo Alina riéndose- ¡Podría haber muerto aplastada!
Eso por lo menos me sacó una sonrisa, por eso me gustaba estar con Alina, era divertida y siempre intentaba animarme en momentos como este, pero cuando había temas serios no se los tomaba a broma nunca.
Legamos al árbol, era perfecto, en invierno se estaba muy bien ya que estaba al lado del edificio de primaria y siempre nos apoyábamos en la pared porque daba calorcito, tal vez estuviera la tubería de la calefacción o algo así, pero no nos importaba porque se estaba genial, y en verano nos poníamos a su sombra. Lo único malo era que como era el sitio perfecto, mucha gente venía corriendo a este sitio, normalmente niños de 1º de la ESO, pero a esos se les intimidaba muy rápido y les ahuyentábamos fácilmente. Según Alina, yo tenía mucha seguridad y mis palabras eran fuertes e intimidantes cuando me lo proponía.
Había unas niñas en nuestro sitio, las mismas que la semana pasada. No sé por qué lo seguían intentando, parecía que no les hubiera llegado bien o no hubieran entendido el mensaje de la semana pasada. Sería un honor repetírselo más claramente, por suerte para ellas no estaba de humor para tonterías como esas.
-Vosotras, fuera- dije elevando el tono-¡ya!- les indiqué con el dedo pulgar detrás de mi espalda para que se fueran.
Ahora sí que habían recibido y entendido bien el mensaje, me molesté en que tuviera pocas pero claras palabras para su mejor comprensión. Se fueron corriendo, yo creo que si hubieran sido unos perros se hubieran ido gimoteando y con el rabo entre las piernas.
-¿No crees que te has pasado?
-Ahora mismo no estoy para tonterías como estas, además, si fuera la primera vez hubiera sido más amable, pero por lo menos UNA vez a la semana nos vienen las mismas niñatas a tocarnos los cojones, -empecé a hacer gestos con las manos para exagerar un poco y demostrar mi enfado interno físicamente- ¿se creen que no nos vamos a dar cuenta? ¿Qué esta vez vamos a hacer la vista gorda o algo así?
-Vale, vale- dijo haciendo gestos con las manos para tranquilizarme- Bueno, ¿Qué era lo que me tenías que contar? Que antes me has dejado con las ganas, incluso he hecho algunas hipótesis.-Puso su siempre agradable sonrisa.
Se lo conté todo, pero cambié la parte en la que paro el tiempo, la dije que Matt se tropezó con algo y se fue al suelo de bruces y yo aproveché ese momento para salir corriendo y llegar a mi casa sana y salva, después de unos minutos me llamó y ahí cortamos.
-A ver... esto es un tema muy delicado. Yo creo que por ahora no puedes ni deberías hacer nada, no dejes que te persuada para volver a salir. Solo es cuestión de tiempo olvidar todo lo sucedido, aunque no olvidar, sino más bien que no te haga tanto daño como ahora.
-Ya...
Era lo único que podía decir ya que tenía razón, no tenía nada más que objetar.
-Lo único malo es que va a intentar solucionar todo esto.
-Pero yo no quiero-dije con un hilillo de voz- encima le dije que necesitaba tiempo para asimilarlo y pensar en la mejor solución para los dos.
-¿Enserio crees que te va a dar ese tiempo que tú necesitas cuando él lo que quiere es que volváis a salir cuanto antes como si nada de esto hubiera pasado? Lo raro es que aún no haya intentado hablar contigo...
Y otra vez tenía razón ¿Por qué siempre la tenía? A veces me cansaba de que siempre tuviera razón, aunque esta vez no quería que tuviera razón para que no me hiciera daño. Las heridas metafóricas que se formaron con todo lo sucedido se estaban cicatrizando muy lentamente, pero si Matt insistía en ello, se volverían a abrir más que antes las heridas y tardarían más en cicatrizarse. Este tipo de problemas siempre dejaban alguna cicatriz que te perseguiría durante toda tu vida y te recuerdan cómo te las hiciste.
Sonó el timbre y entramos a clase. Cuando me senté en mi sitio e iba a sacar mi estuche para dibujar un poco, tocaba lengua y a la profesora no le importaba que estuviera dibujando en sus clases, con tal de que no molestara la daba igual si atendía o no. Cuando lo abrí había una nota entre los bolígrafos. La desdoblé y era la letra de Matt. -Ya tardaba en hacer algo como esto para contactar conmigo-pensé. La nota decía:
Kendra, ni te imaginas cuanto lo siento por lo que pasó el otro día,
Pero quiero hablar contigo para intentar solucionarlo...o por lo menos
aclararlo todo. Dime dónde y cuándo y allí estaré.
Si no quieres hablar conmigo te respetaré y no te molestaré más
hasta que se hayan calmado un poco las cosas.
Tenía que pensar la respuesta muy bien, no quería darle esperanzas en una cosa tan importante como esta, que dependía de mi decisión volver a salir con él o no y ni siquiera yo sabía lo que iba a pasar. Me quedé un rato mirando la nota, pero en realidad estaba pensando en lo que iba a hacer. -¿Debería decirle que sí?- pensé. También quería saber lo que quería que decir y si le decía que no le quitaría toda esperanza y pensaría que ya no me importa y que le odio, y aquella relación que teníamos no se olvida tan fácilmente, perdura aunque él hubiera hecho lo que hizo.
Giré la cabeza en dirección a Matt para verle. Estaba mirando a la mesa, aparentando que estaba leyendo, pero yo sabía que estaba pensando en lo que me iba a decir si le decía que sí, pero también se le notaba que estaba destrozado por dentro y eso me desgarraba el alma. No podía decirle que no...
Arranqué un trozo de una hoja que no me servía para nada y escribí:
Vale, a las 6:30 enfrente de la fuente de la plaza.
Quería que fuera una frase técnica y simple, en la cual no decía nada de mí, si estaba destrozada o no, para que no se hiciera muchas ilusiones.
Doblé el papelito un par de veces y le dije al que tenía detrás que se lo diera a Matt. Se lo dio y al leerlo se le iluminó la cara, claro, el haberle respondido demostraba que no estaba pasando de él, y decirle que sí demostraba que aún me importaba y que quería saber lo que tenía que decir. Me dedicó una sonrisa de esperanza y alegría después de tanto tiempo desmoralizado y decaído. Ver esa cara me abatió el alma.
Terminaron las clases y me disponía a irme a casa andando como siempre, pero Alina insistió en que fuera con ella, no tuvo que insistir mucho ya que no me apetecía y me recordaba que Matt me acompañaba siempre a casa.
Cuando íbamos en el coche, Alina me dijo que tenía cara de alma en pena, con ojeras (que siempre me salían cuando estaba estresada por algo) y que tenía cara de depresión extrema. No se lo negaba, estaba segura que tendría esa cara o peor. Una cosa que me gustaba de Alina era que siempre era muy sincera, algunas veces me enfadaba con ella porque me decía la verdad cuando yo quería permanecer feliz e ignorante, pero al final siempre le pedía perdón y le daba las gracias.
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Cuestión de tiempo
AdventureSe me ha concedido el mejor poder que pudierais imaginar. Desde que lo tengo, toda lógica del universo se ha abandonado, todo lo que sabía es mentira. Pero de una cosa sí que estoy segura... es mi decisión elegir el camino que debo tomar. El bien...