Capítulo 7

113 11 5
                                    


Me acerqué a él hasta estar a un metro más o menos. Todo esto era muy incómodo, no sabía ni cómo saludarle...

-Hola.- dije acompañándolo con la mano.

-Hola.

El lado bueno era que acababa de romper el hielo... más o menos...Tenía que seguir antes de que esto se volviera aún más incómodo.

-Y...¿Qué era lo que me querías decir?

-Si... básicamente te quería pedir perdón, ni yo me podía creer lo que estuve a punto de hacer...

-Ya somos dos.-dije interrumpiéndole con una risita.

Me animó un poco ver cómo una sonrisa se dibujó en su rostro... en su hermoso rostro que antes me calmaba y me animaba.

-Bueno, a lo que quería llegar es que si lo hubiera hecho nunca me lo hubiera perdonado y creo que tampoco me podré perdonar ahora...-se le humedecieron un poco los ojos- eres lo más importante para mí Kendra.

Sus palabras eran sinceras, había pasado suficiente tiempo con él para poder ver a través de la máscara de mentiras que siempre llevamos puesta la cual impide a los demás vernos realmente. Se arrepentía de verdad.

-¿Algún día me podrás perdonar?

-No te puedo perdonar...-su expresión me dolió hasta a mí- porque ya estás perdonado.

Su cara se formó una expresión de esperanza que llamarlo así era poco, representaba alivio, felicidad y parecía haberse quitado una presión que lo estaba matando de golpe.

-Entonces...-dijo esperanzado- ¿volvemos a ser novios?

Su rostro luminoso se apagó de golpe al ver mi expresión.

-No, por ahora no. Tal vez dentro de un tiempo... pero ahora mismo todo está demasiado reciente y tengo que asimilarlo todo.-se me rompió la voz- Unas palabras no valen para arreglar todo esto...Lo siento-lo último lo dije como si fuera un pequeño llanto.

Se le notaba que estaba al borde de las lágrimas. Me daba tanta pena que no pude evitar darle un fuerte abrazo. Al principio parecía que estaba sorprendido o que estaba en shock o algo así, pero al cabo de unos segundos me devolvió el abrazo y hundió su cabeza en mi cuello y empezó a llorar, pero no lo hubiera notado si no hubiera notado algo húmedo que caía por mi cuello y mi clavícula. Tampoco lo pude evitar y yo también empecé a llorar mientras undía mi cabeza en su pecho.

Creo que o le veía llorar así desde la muerte de su tío, al parecer estaban muy unidos y esa noche estuve toda la noche en su casa dándole mi apoyo y un hombro donde llorar.

-Lo siento...-dijo y casi se le escapa un llanto.

Le abracé más fuerte a modo de respuesta.

Estuvimos un par de minutos así hasta que nos calmamos lo suficiente como para ir y sentarnos en un banco, creo que los dos nos habíamos quedado sin lágrimas.

Nos sentamos en el banco más cercano.

-¿Crees que alguna vez todo será como antes?-dijo sin apartar la mirada del suelo.

Con esas palabras me di cuenta que toda tu vida puede cambiar en un segundo, todo lo que tienes lo puedes perder. Justamente era eso lo que me acababa de pasar, toda mi vida había cambiado de golpe y estaba a punto de perder todo esto por lo que había luchado durante tanto tiempo...

Debo de ser fuerte, al fin y al cabo, después de la tormenta siempre sale el Sol. Aunque tardara, al final siempre saldría.

-No... el dolor cambia a la gente, ya lo sabes...

No dijo nada, solo soltó un largo suspiro como para intentar quitarse toda la tensión.

Estuvimos un rato sin decirnos nada hasta que me disponía irme a casa cuando él me dijo que me acompañaría.

Llegamos sobre las siete y media.

-Adiós-dije enfrente de la puerta del jardín de mi casa.

No reaccionó, solo se me quedó mirando, como intentando captar todos mis rasgos por si no me volvía a ver.

Abrí la puerta per antes de que pudiera entrar me cogió del brazo sin hacer mucha fuerza, me arrastró hacia él y me besó.

Era un beso dulce y cariñoso, pero también tenía un mensaje, con ese beso me estaba pidiendo que, por favor, no me alejara de él, que me echaría mucho de menos y no podría soportarlo.

-Lo siento-dijo como avergonzado- no he podido evitarlo...

Le abracé de tal forma que descargué todo el amor y cariño que tenía hacia él en un simpe abrazo y para rematar y que cogiera bien mi mensaje le di un beso en la frente. Mi mensaje decía que le echaría de menos yo también, pero que por ahora le tenía que dejar solo.

Me di media vuelta para entrar a mi casa, procurando no mirar atrás.

Llegué al portal de casa, pero no pude llegar a más, ahí mismo empecé a llorar como si no hubiera un mañana. Todo lo que había sufrido los últimos días se descargó en eso, por ahora era lo único que podía hacer.

Cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora