Capítulo 4

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Mi casa estaba a más o menos 10 minutos del colegio andando. Me puse triste al recordar cuando Matt, todos los días cogía otro camino más largo solo para acompañarme a clase... Al ver que no estaba me deprimí un poco más de lo que ya estaba. Se me humedecieron los ojos, -No es el momento de ponerse a llorar- me dije a mi misma.

Fui a clase y por suerte no me encontré con Matt, pero cuando estaba subiendo las escaleras le vi con sus amigos. Él no hablaba, solo escuchaba o ni siquiera eso, se le notaba que estaba decaído. No quería hablar con él así que aprovechando que no había reparado en mí, paré el tiempo y subí las escaleras tranquilamente.

Mientras que estaba subiendo no pude resistirme fijarme más detalladamente en él. Se le notaba que estaba destrozado... y todo por mi culpa...

-¡Basta! No me debo torturar tanto a mí misma o acabare volviéndome loca- me dije a mi misma.

Me quería acercar más a él.

¿Le podría tocar mientras estaba parado el tiempo?

Acerqué mi mano a su cara y le acaricié delicadamente su cara, la misma cara de la cual me enamoré...Se me humedecieron los ojos, la herida que me había producido lo de ayer aún seguía abierta y esto era como echarle limón a esa herida. Antes de irme me puse de puntillas y le di un dulce beso en la frente, me tuve que quitar una lágrima que se caía por mi mejilla antes de ir al umbral de la clase donde nadie me podía ver. Respiré hondo y volvía poner el tiempo en marcha.

Mi clase no es que fuera muy grande que digamos, pero como éramos 20 personas estaba bien. Sonó el timbre indicando que ya teníamos que ir entrando a clase, se terminó de llenar la clase y comenzó un nuevo día, el primer día sin Matt a mi lado. Cuando estuvimos todos sentados entró el profesor de plástica, aunque más bien no se llamaba plástica, sino educación plástica y visual (EPV) pero de la costumbre de cuando éramos pequeños, se quedó con ese nombre.

Cuando sonó el timbre, todos nos levantamos para hablar con nuestros amigos, estirar las piernas y todo eso, yo me fui a hablar con mi mejor amiga, Alina, estaba sentada en la parte de atrás. La habían sentado con un chico el cual, llevaba desde tercero de primaria con Alina en la misma clase pero nunca se han hablado, ni siquiera ahora que se sentaban juntos. Ella tenía el pelo largo y castaño casi rubio, era un poco ms bajita que yo, ero era porque yo era bastante alta, pero aun así la solía fastidiar con eso bastantes veces en broma.

-Necesito hablar contigo.- dije con una voz y una cara de tristeza.

-¿Qué te pasa?- dijo preocupada- Después me lo cuentas- dijo al ver que estaba entrando la profesora.

Nos tocaba biología con la Mariaje, era muy estricta y se enfadaba con muchísima facilidad al mínimo ruido o murmullo. La llamábamos así porque su nombre completo era María Jesús, pero como era muy largo, para abreviar la llamábamos Mariaje.

No era capaz de concentrarme. Aún quedaba otra clase a parte de esta para poder salir al patio, creo que después tocaba ciencias sociales, pero no estaba segura, nunca me conseguía aprender el horario antes de que acabara el curso.

Sonó el timbre. Menos mal porque estaba a punto de dormirme. Me coloqué con los brazos cruzados para utilizarlos de almohada, pero cuando estaba a punto de acomodar la cabeza apareció Alina para hablar.

-Dime por lo menos el tema del que querías hablar, que ahora me has dejado con las ganas de saberlo.

Estaba segura que si le empezaba a hacer un resumen empezaría a llorar y no quería que pasara y menos delante de Matt, si me veía así se acercaría a consolarme y tener su presencia cerca me agobiaría y entristecería aún más.

Cogí un portaminas y puse "Matt" en la mesa. Estaba mirando a un punto fijo de la mesa par que no viera mi rostro lleno de tristeza, pero aun así Alina vio como estaba y me intentó consolar.

-Eh...-dijo mientras me ponía un brazo en mi hombro a modo de consuelo- no pasas nada, sea lo que sea seguro que tiene solución.

Era mentira, no se podía solucionar, aunque más bien había una solución, pero no quería recurrir a ella...

Asentí para no amargarla ni preocuparla demasiado, era un problema mío, no de ella.

Entró Óscar y al verlo se me animó un poco el ánimo, me sentía orgullosa de haber acertado, era un pequeño logro para mí, pero poco después se disipó esa poca felicidad al pensar que me tocaba sociales, odiaba esa asignatura. Lo único que me gustaba de esta asignatura era el arte y las cosas que tuvieran que ver con griegos y romanos, se me daba muy bien esos temas, tanto que al hacer el examen hace dos años, el profesor pensó que había copiado de lo bien que me había salido el examen comparado con los otro. Pero por desgracia solo lo dimos en segundo de la ESO y no lo volveríamos a dar.

Menos mal que puso una película en la cual pude descansar un poco y organizar todas mis ideas.

Cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora