Nunca digas Nunca...Porque te puede equivocar.
A las 10:00 Dominic se estacionó frente mi casa. Apagó el motor y con ello la música del estéreo.-¿Te sientes bien?
-¿A qué viene esa pregunta? No he dado ninguna señal de que este triste por algo.
Una sonrisa torcida curvó la boca de Dominic.
-No habló de eso, Angelito, sino que si te sientes adolorida. Digamos que no fui muy cuidadoso en la ducha.
-Oh...hablas de eso. -Bajé la mirada a mis manos muy consciente de mis mejillas rojas-. Yo...ejem...Yo estoy bien, no me duele nada sí es lo que temes.
Cuando levanto la mirada veo que Dominic me observa fijamente.
-¿Qué?
-Aún no puedo creer que esto es real. -dice suavemente, como si no fuese consiente de que habla en voz alta.
-¿Por qué lo dices? -ladeó la cabeza. Dominic niega con una sonrisa.
-Cosas mías -responde-. Deberías entrar no quiero que tu madre piense que soy una mala influencia para ti. De momento, seguro que me tiene mala.
-Ella aún le pareces buen chico. Y además, tú no eres tan mala influencia. -le doy un beso en su mejilla y me giro abrir la puerta, pero antes que salga me agarran de la cintura me hacen entrar de nuevo.
-Dame un beso como Dios manda. -dice Dominic y baja la mirada a mis labios. Madre mía.
Me arrastré mas cerca de él, deslicé mis manos por arriba de su pecho, agarrándolo por el cuello y empujándolo hacia mí. Lo besé lentamente, saboreando el sabor de la menta, y disfrutando el olor de su perfume.
Entonces su teléfono sonó. Dominic gruñó por la interrupción y no pude evitar sonreír al ver las arruguitas que se le formaban en la frente.
-¡Vamos, ha de ser importante! -le dije riendo.
-En este momento odio a quien me llama. -dijo contra mi boca mientras saca su móvil de su chaqueta.
El ceño fruncido se fue transformando a enojo cuando ve quien es.
-¿Qué pasa, Dominic? -le pregunto por su repentino cambio.
-He de ir a resolver unas cosas con cierta persona -me contesta serio. Él prendió el motor y puso el Audi en marcha.-. Volveré a verte está noche. Te quiero.
Me da un pequeño beso en la boca y tan pronto como estuve fuera del auto y el Audi rápidamente se puso en movimiento. Me quedé en la acerca viendo como desaparecía al doblar la esquina. Donde quiera que Dominic fuera, no iba a ser nada bueno.
En las diez de la noche, ya me hallaba acostada bocabajo, abrazando la almohada y tratando de evadir el sentimiento de decepción, el cual venía a refregarme cada vez que veía el reloj de mi despertador. Después de que la noche llegara no tenía ninguna señal de él y pasando los minutos no oí que llamaran a mi puerta. Aburrida de esperarlo me fui a la cama y así andaba.
Asimismo, estaba tratando de obstaculizar la parte en que mi corazón, gritaba que me pusiera en pie y llamara a su teléfono, pero la parte lógica de mi cerebro me ordenaba que me mantuviera quieta. Si Dominic prometió venir es porque lo haría.
Pero mi estúpido corazón ganó.
Con velocidad marqué a Dominic, y después de tres tonos me mandó al correo voz. Colgué. Vuelvo a la cama y esta vez me cubro hasta la cabeza. No pienses mal. No pienses mal. Ha de ser muy importante. No piense mal, me repertí hasta que el cansancio me dominó y me quedé dormida.
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Adherente
Ficțiune adolescențiEntre la muchedumbre del restaurante, sentí un sentimiento misterioso que siempre estuvo a mi lado, y a quién reconocí en el mismo instante en que cruzó las puertas. Temí que mi corazón se partiría en dos con solo verlo. Los recuerdos de esa tarde v...