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Mi teléfono móvil reposaba en mi mano luego de observar la hora: 21:58; a sólo dos de que Agnes –Kaylee para el resto del mundo que desconoce su nombre real– pasara por mi casa hacia la de Cameron, en donde se haría su ❛tan esperada❜ fiesta. Tomé mis cosas higiénicas y me dirigí al baño, para comenzar con mi –muy extensa– ducha, usando 15 minutos para reflexionar y otros 5 para hacer un concierto exclusivo para mi shampoo y acondicionador; saliendo y cambiándome a mi ropa de fiesta –anteriormente colocada sobre mi cama.
Era un crop-top negro, liso y común, con unos shorts y unas vans metalizadas; sumándole al conjunto un clutch del mismo color que las zapatillas y accesorios oscuros. Para nada formal, como verán.
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El móvil tenía una funda negra que se asemejaba al mármol, poniéndome anillos a la vez. El tocador que reposaba frente a mi estaba repleto de maquillaje —que no uso, vale aclarar—, colocándome máscara de pestañas, delineador y un alucinante labial oscuro que acababa de comprar. Una gran sonrisa hacia mi reflejo y estaba lista, con mi cabello castaño cayendo liso hacia los lados. La vibración del celular contra la mesa del tocador hizo un extraño ruido, dándome la señal de que era hora, pues un mensaje de Kay estaba en la pantalla.
Queen K👑: babe, estoy en el comedor. 22:39
T
iré un par de cosas dentro del bolso de mano y bajé las escaleras, encontrándome a mi madre hablando animádamente con mi mejor amiga —a quien consideraba su otra hija. Ambas miradas se posaron en mí y Kaylee se acercó, abrazándome.
—¿Cuándo te volviste el cisne del Patito Feo? —se quejó y colocó dramáticamente su mano en su pecho—. Yo soy la linda de las dos, Belle.
—Lo siento, Agnes.
—No me digas así —abrió sus ojos—. Te ahorcaría, pero te ves genial, girl.
—Tú igual cariño, luces sensual —hablé y solté una carcajada.
