Cap. 7 - La Memoria

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- ¿Qué tal te fue en el examen? - me preguntó Larry apoyándose en el barandal de la escalera.

- ¡Estupendo! - dije entusiasmada parándome por estar sentada en las escaleras esperándole - 75 de 100... nada mal...

- Tsk - me respondió haciendo una mueca - 96 de 100, otra vez te gané preciosa, no me llegas ni a los talones.

- Noooo - grité mientras le tiraba leves puñetazos en sus brazos - Eso no es justo, por estar hablando contigo hasta tan tarde no pude estudiar.

- ¡Au!, duele... - dijo sobándose los brazos - oye, no puedes competir con un genio como yo, sólo una tonta lo haría.

- ¡Presumido! - le respondí muy enfadada - Tú ni siquiera te esfuerzas en esto.

Cruzé los brazos y me senté en los escalones; Larry al darse cuenta de lo ofendida que me sentía por su comentario, se sentó a mi costado y apoyó su cabeza en mi sien.

- Amor, no te molestes - dijo apretándome los labios - ¿Y esa boquita de pato que tienes?

- Suéltame... - le dije sonriente mientras quitaba sus manos de mi boca - tienes suerte de que no pueda enfadarme contigo.

- En vez de enfadarte conmigo... - dijo lascivamente dando pequeños besitos en mi cuello - mejor piensa cuando cumplirás la apuesta.

- ¿Apuesta? - pregunté extrañada mirando el suelo mientras Larry volvía a poner su cabeza en mi sien - ¿Qué apuesta?

- ¿Ya olvidaste... - dijo disimuladamente cogiéndome el cabello - lo que pasaría si no me ganabas?

- ¡Verdad! - dije muy sorprendida volteándome a mirarlo - la apuesta...

Larry se paró de mi lado, se puso frente mío y con un movimiento rápido de sus brazos sobre mi cintura me subió a sus hombros.

- ¿Qué estás haciendo?, ¡Oye!, ¡Bájame! - grité - ¡Larry basta!, ¡Esto no es gracioso!.

- Adivina que amor... - dijo mientras subía las escaleras conmigo encima - tengo las llaves de la clase de "Anatomía".

- ¿Qué? - le dije alzando mi cabeza y tratando de voltearla para poder verlo - tienes ¿Qué?.

- ¡Esto! - dijo mostrándome las llaves - el Dr. Slathan me prestó el aula por 2 horas antes de su siguiente clase.

- ¡Bájame! - grité - ¡Tengo miedo Larry!, ¡Ya bájame!.

- No, no - me respondió juguetón abriendo la puerta del salón - no hasta que estemos adentro.

- ¡Estás loco! - volví a gritar

- Sí... - dijo poniéndome encima del escritorio del profesor - estoy totalmente loco... pero por ti.

Puso una mano en mi cintura y la otra en mi mejilla, me acercó más hacia él y por instinto le abrí las piernas, su cara estaba muy cerca a la mía y podía escuchar su respiración agitada casi tanto como escuchaba a mi corazón a punto de tener taquicardia.

Recuerda - "La Ironía de la MuerteWhere stories live. Discover now