Capítulo 3

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Cassie y yo entramos rápidamente al instituto unos minutos antes de mi clase de química comenzara. Cassie se fue por su lado hacía su clase de Artes me parece, realmente no estoy segura.

Recorrí velozmente los pasillos únicamente habitados por algunos estudiantes buscando cuadernos olvidados o suplicando por que hayan traído la tarea.
Finalmente encontré mi aula correspondiente y entré tomando asiento en la parte central del salón, el maestro aún no llegaba así que me dedique a pensar acerca del chico que Cassie y yo habíamos visto del otro lado de la ventana del auto. Si se supone que probablemente venía en dirección al Instituto es muy probable que Cassie se haya equivocado, no lo había visto por aquí, seguramente va en otro instituto o incluso es posible que haya dejado la escuela. Debo decir que no me sorprendería.
Un pensamiento fugaz hizo que me helara la sangre. ¿Y si me estaba siguiendo? ¿Y si por eso me hizo sentir de esa manera?. Descarté la idea de inmediato, sería ridículo, ni siquiera lo conozco y mucho menos él a mí, sería algo estúpido por mi parte pensar eso ¿no es así?. Debo sacar todos esos pensamientos de mi mente, ese chico me está poniendo de los nervios y eso que ni si quiera sé su nombre.

Una tos falsa interrumpió mis pensamientos. Levanté la cabeza y me di cuenta de que el Profesor Oliver, mi maestro de química se encontraba de brazos cruzados mirándome fijamente, a través de sus lentes de fondo de botella.
Miré a mi alrededor solo para darme cuenta de que todos los alumnos se encontraban levantados seguramente después de haber saludado al maestro.
—Oh, lo siento—Dije titubeando al levantarme de mi pupitre. Se escucharon algunas discretas risas de fondo y sentí mis mejillas comenzar a arder.
—En fin, pueden sentarse—Dijo el profesor soltando un suspiro de cansancio.
En la pizarra escribió la leyenda «Separación de mezclas»
—Como todos sabemos, la química estudia los elementos y con ellos creamos mezclas.—Se detuvo para mover sus ojos a través de toda el aula buscando alguna víctima a la cual preguntarle. De todos los alumnos posibles su mirada se detuvo en mí, para variar—Señorita Becker, ¿Qué es la química?
Genial, bueno para su información está la vi ayer en un documental de Discovery, simplemente lo diré a mi modo.
—La química—Comencé deteniéndome un momento para pensar en las palabras correctas—, es la ciencia que estudia las propiedades de la materia y sus transformaciones.
—Bien dicho—Dijo señalándome. Se giró hacia la pizarra para continuar su escrito, el cual por su puesto debíamos copiar.
La clase continuó de la misma manera, por suerte no me preguntó nada más.
El tiempo pasó lento hasta el primer receso, que simplemente dura 15 minutos, durante los cuales ocupé respirando aire fresco en el patio trasero de la escuela, realmente lo necesitaba.
No pude concéntrame tanto en las clases siguientes, el asunto del chico se encontraba revoloteando en mi cabeza cual mariposa sobre una flor, una mariposa que no pensaba separase de aquella flor.

Me encontré con Cassie para sentarnos a comer, durante el almuerzo a medio día.
—No me parecen justos los trabajos del profesor de artes, ese hombre quiere que todos hayamos sido unos Picasso desde nuestro nacimiento.—Cassie arrugó la nariz, como siempre suele hacerlo cuando está molesta.
—¿Y qué harás?—Pregunté arqueando las cejas mientras comenzaba a comerme mi almuerzo.
—No creo que me hagan caso solo a mí pero si varios estudiantes nos unimos para levantar una queja...podría funcionar—Explicó Cassie mirando al techo, como si ya se hubiera imaginado la situación.
—¿Crees que eso bastará? ¿O qué los demás te harán caso?—Pregunté riendo.
—Ya buscaré la manera—Bufó mirándome desafiante.
Negué con la cabeza.

Al fondo del comedor pude notar como llegaban Keira Jones, la niña rica del instituto, y sus amigas, es sorprendente que estudie aquí, tomando en cuenta que es una escuela pública. Keira solía tener pecas al igual que yo, sin embargo, hacía mucho que no había vuelto a verlas, seguro se encontraban ocultas bajo todas sus capas de maquillaje. Tiene el cabello lacio y rubio, un cuerpo de una chica bien desarrollada y ella no parece sólo sentirse bien con ello, si no que también parece querer mostrárselo a todo el mundo, muchos de los chicos no se encuentran en desacuerdo con su forma de pensar.
Se acercó a un chico de cabello claro y ojos azules, bastante alto a mi parecer, que no había visto nunca antes, puedo suponer que es nuevo. Keira fue a darle la bienvenida mostrando su radiante sonrisa que al parecer a muchos chicos lograba derretir, sin embargo, a ese chico en específico no parecía hacerle ningún efecto, él se limitaba a mostrar una sonrisa ladeada, sin mostrar sus dientes. Eso le suma varios puntos a su favor, quizá no podrá caerme tan mal.
Finalmente Keira decidió alejarse, no sin antes guiñarle un ojo y nuevamente unirse a sus amigas.

LA CONSTERNACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora