Sheena
Iba corriendo hacia el café dónde R me citó en su carta. Iba algo tarde porque me he tirado un cuarto de hora pensando en si debería ir al encuentro o no. ¿Qué por qué he dudado? Por Gautier. ¿Qué pasaría ahora? Ayer nos besamos, y hoy voy a conocer al otro chico que trae loco mi corazón. Hoy sería un día de tomar decisiones importantes.
Cuando llegué, con 15 minutos de retraso, entré y busqué al tal R. Pero había un problema, no sabía como era. Mi sorpresa fue que cuándo miraba todas las mesas, en una estaba el mismísimo Gautier. ¿Qué haría aquí? Esto no podría ir peor. Ahora me vería con R y lo poco que pasamos ayer se iría a la basura. Genial.
Cuándo Gautier me vio, sonrió y levantó la mano haciendo un gesto para que me acercara. Tragué saliva y me senté a su lado mirándolo expectante.
-Sheena, no estés nerviosa. -Dijo mirándome con una sonrisa en su cara.-
-Es que... Verás... Yo... R... -Estaba más nerviosa que en toda mi vida.-
-Sheena. -Habló serio.- R soy yo. -Me quede en shock con sus palabras.-
-¿Qué tú qué? -Estaba aún con la boca abierta.-
-Sheena, yo no planeaba que esto pasara así. -Miró para otro lado.- De verdad que lo siento, ahora mismo tienes que estar enfadada por engañarte así y... -Lo corté.-
-Gautier, no estoy enfadada contigo. Eso tenlo claro. Pero explicame todo. Desde el principio. -Agarré su mano por encima de la mesa.-
-Verás, como te dije en la primera carta, cuándo descubrí quién eras, caí rendido a tus pies Sheena. -Me sonrojé.- Ya me tenías enamorado con cada pincelada de tus obras, pero verte a ti fue como descubrir la obra maestra. Eres una belleza. Quería hablarte e intentar que te enamoraras de mí. Pero había un problema. Mi físico. -Señaló su silla de ruedas.- Nunca se había fijado nadie en mí, ¿por qué ibas a fijarte tú? Entonces opté por las cartas, y cuándo empezara a gustarte aunque fuera un poco, quedaríamos como lo hemos hecho hoy. Sin embargo, llegaste a la cafetería de mi hermana, me conociste y fuiste tan amable conmigo como nadie lo había sido nunca. Entonces empezamos a quedar más seguido y sin darme cuenta, te enamoraste de mí. Y dirás que por qué seguía escribiendote cartas. Fácil, tenía miedo de que te alejaras de mí al saber que yo era el autor de estas. Porque tarde o temprano te ibas a enterar. -Suspiró.- Y aquí estoy, contándote lo tonto que he sido.
-Gautier, te amo. -Me levanté y planté un beso en los labios.- Si todo lo que decías en las cartas es cierto, quiero que sepas que a partir de ahora estaré a tu lado siempre. Y no has sido nada tonto al escribir las cartas. Has sido valiente e ingenioso. -Me levanté y me puse en cuclillas delante suya.- Y ya te lo he dicho, pero te lo vuelvo a repetir. Tu físico no me importa en lo absoluto. -Besé su frente y me senté mirándole divertida.- ¿Por qué la R? -El rió y luego me miró.-
-Gautier, Gautier Rubens. -Me tendió su mano a lo que yo se la estreché riendo.-
-Bueno, Gautier Rubens, ¿le gustaría ser mi novio? -Dije con todo muy educado y refinado.-
-¿No debería ser yo quién hiciera esa pregunta? -Levantó una ceja y yo reí.-
-Sabes que no me gusta lo común. -El sonrió y asintió con la cabeza.- ¿Eso es un sí?
-Eso es un para siempre Sheena. -Me sonrojé y besó mi mano.- Te amo.
Y así, lo que yo creía que sería un día de decisiones difíciles, acabó siendo un día que nunca olvidaría.
~
-Así que aquí es dónde pintas... -Dijo Gautier observando la habitación.-
Tras almorzar, decidí llevarlo a casa. A partir de ahora sería una de las personas más importantes en mi vida, por no decir la que más. Y quería que viera dónde trabajo. Él estaba mirando todo atentamente. Cualquier otra persona vería una habitación desastrosa con todo por medio y sin nada de orden, pero él solo veía arte.
-Como verás, no he parado de pintarte en estas semana. -Me sonrojé un poco y él me agarró de la cintura sentándome en sus piernas.-
-Sheena. -Susurró en mi oreja.- Yo tampoco he dejado de pintarte desde que descubrí quién eras.
-Deberíamos exponer juntos. Sería una forma de mostrar al resto del mundo nuestro amor. Estoy segura de que gustará. -Le acaricié el pelo.- Te amo.
-Y yo a ti pequeña. -Me besó suavemente.-
Esos labios eran mi perdición. Aunque fueran unos labios inexpertos, eran los mejores que podría probar en mi vida. Porque muchas veces, lo inexperto es lo mejor. Como cuando un artista empieza a experimentar en un nuevo género. Las primeras obras son mejores que las de cualquier otro que esté acostumbrado a pintar de ese forma. Porque el arte no está medido por la experiencia, sino por la creatividad y la originalidad. Y no tengo duda de que somos arte. Inexpertos en el tema del amor. Innovadores respecto a la forma en qué nos conicimos y originales por como vivimos. Somos como un lienzo y el pincel. Estamos destinados el uno para el otro. Juntos somos como la obra maestra del pintor. Y así estaremos por mucho tiempo, juntos.
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We're Art.
RomanceSheena Watson es una pintora que vive actualmente en Londres, pero es de Edale, un bonito pueblo a 280 km de la capital londinense. Tras su última exposición en la Galería Hayward, Sheena recibe una carta de un fan que firma con la letra R. En esta...