3. Tercera Carta.

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Sheena

Llevo sin salir de casa cuatro días. Desde la segunda carta de R, la inspiración me llegó de repente y si tengo ideas, tengo que pintar lo que viene a mi cabeza. Glenn llamó esta mañana diciendo que llevábamos 3 días sin mensajearnos y sin decirle nada, sabía que tenía un brote de inspiración. Y le dije que fue desde que llegó la carta, y él me dijo que se me veía muy emocionada con este chico. Y era verdad. Pero dejemos eso de lado, y pongamonos manos a la obra, literalmente.

~

Cuando acabé el sexto cuadro de estos cuatro días, el hambre me ganó y cuál fue mi mala suerte, que no quedaba comida en el frigorífico. Tocaba ir al súper y salir de casa de una vez. Cómo tenía pereza, solo me puse unos pantalones de chándal y una sudadera. Salí de casa, dirección al supermercado.

Eran ya las una del medio día, por lo que muchos londinenses se encontraban almorzando cerca de sus oficinas. Todos trajeados y bien vestidos. Demasiado estirados para mi gusto. Viva la comodidad.

Una vez en el súper, empecé a recorrer los pasillos en busca de verduras y algo de pescado. Nada de carne, la detesto. También chocolate y galletas, por supuesto. Pagué todo y salí. Cuando volvía caminando, vi que había una pastelería nueva abierta, y el olor a pan recién hecho me llamó a entrar. Dentro, una chica de unos 27 o 28 años, no más, me miraba sonriente.

-Buenas tardes, ¿qué desea?

-Buenas, pues si te soy sincera... Quiero pan, huele realmente bien. -Dije riendo levemente y ella conmigo.-

-Te pondré una barra, y unas pastas para que las pruebes. -Me guiñó un ojo y me las tendió. En ese momento, vio mis manos llenas de pintura.- Oh, ¿eres pintora? Dime que no eres Sheena Watson. -Dijo emocionándose, a lo que yo asentí lentamente.- ¡Dios! ¡Mi hermano Gautier es tu fan! -Yo la miré incómoda, odiaba estas situaciones.- ¿Te tomas un café? Llegará en diez minutos y de verdad que le haría mucha ilusión verte. Por favor Sheena. -Dijo juntando sus manos en forma de súplica.-

-Está bien, pero ponme un trozo de esa tarta de chocolate, que me muero de hambre. -Dije sentándome en una mesa cerca de la ventana.-

Menos mal que siempre llevaba un cuaderno y lápiz para momentos como estos. Mientras la chica, de la que aún no sé el nombre, me sirve lo que he pedido y empiezo a comer, observo por el gran ventanal la calle. Y empiezo los primeros trazos. Un grupo de chicas se encuentran tomando su almuerzo y charlando. Un buen dibujo a lápiz en diez minutos.

Diez minutos en los que no levanté la vista del papel hasta que escuché la campanilla de la puerta de la cafetería. En esta, el mismo chico en silla de ruedas del otro día, estaba cerrándola tras haber entrado. Justo en ese momento la voz de la dependienta se escuchó.

-¡Gautier! ¡No te lo vas a creer! -Dijo acercándose a él.-

-Holly, espero que no sea otro de esos inventos de tarta con sabor raro porque no pienso probarla... -Dijo el chico poniendo mala cara, aún no se había percatado de mi presencia.-

-Es Sheena. -Dijo Holly señalándome. Y en ese momento el joven clavó su vista en mí y sonrió. Le devolví el gesto, realmente tenía una sonriasa preciosa.-

Se acercó lentamente hacia mi mesa mientras me miraba. Observándome. Cada detalle de mis facciones. Sus ojos verdes me tenían atrapada.

-Gautier, ¿verdad? -Le pregunté.-

-El mismo. -Sonrió nervioso.- Perdón si mi hermana te ha retenido aquí por mí, pero sabe que eres realmente importante para mí.

-¿Importante? -Pregunté confundida.-

-Sí... Es una historia larga, y supongo que no tienes tiempo y... -Lo corté.-

-En realidad tengo todo el tiempo del mundo. Me gustaría eacucharte. No suelo hablar con "mis fans" -hice comillas- Pero haré una excepción, nunca nadie me había dicho que era importante, así sin conocerme.

-Entonces, ¿lista Sheena? -Yo asentí y tomé un sorbo de mi café.- Como habrás visto, soy paralítico. -Suspiró.- No nací así, tuve un accidente cuando tenía 10 años. Iba en el coche con mis padres y chocamos por mi culpa. Iba llorando y mis padres intentaban tranquilozarme, los distraje y pum. Chocamos. Yo acabé así, pero ellos acabaron peor. -Muertos, supuse.- Desde entonces, Holly me ha cuidado. Estuve yendo a psicólogos ya que tuve pensamientos suicidas debido a la culpa. Pero acabé refugiándome en el arte como vía de escape a mis problemas. Hasta que por casualidad cuando cumplí 18 leí una entrevista tuya, y cambiaste mi concepto de vida. Eres distinta a todos los demás artistas. Me cautivaste. Y empecé a ir a tus exposiciones deseando verte, pero tú nunca enseñabas tu cara, la cuál es hermosa por cierto, -me sonrojé.- a tus espectadores. Pero por lo que veo siempre estuviste ahí, ya que te recuerdo de alguna exposición. -Rió y yo con él.- El caso es que cambiaste mi idea de la vida. Cuando me quedé paralítico pensé que no sería alguien normal. Que crecería siendo diferente, y que eso era algo malo. Pero llegaste tú, con tu idea de que lo distinto no tiene por qué ser peor que lo normal, y cambiaste mi forma de ver la vida. Así que gracias Sheena. -Me levanté y lo abracé, el me devolvió el abrazo y besó mi frente. Se sentía realmente bien.-

-Gautier, me gustaría conocerte más. Es algo raro en mí, porque no me gusta la gente en general, pero creo que eres una persona a la que merece la pena conocer. Así que... ¿Quedamos mañana otra vez? A esta hora está bien. -Él asintió sonriente, con un brillo en sus ojos.-

-Nos vemos Sheena. -Dijo en su silla de ruedas mientras miraba como me marchaba.-

-Adiós Gautier.

~

Camino a casa, la calle estaba llena de gente y casi no de podía caminar. Pero no importaba. No ahora que en mi cabeza sólo estaban ese par de ojos verdes que me miraban con un extraño brillo en la cafetería. Eran realmente cautivadores. Entre R y Gautier tengo mi cabeza llena. Nunca me había interesado en conocer a nadie, y ahora llegan estos dos chicos y me atrapan completamente. En fin, hora de seguir trabajando. Pero, una carta en la bolsa de la compra, llama mi atención. No de nuevo.

Mi querida Sheena,
Aquí me tienes otra vez. Más cerca de lo que crees. Pero me sientes lejos, lo sé. Solo espera. Porque yo cada vez te siento más cercana. Te quiero Sheena. No puedo dejar de pensar en ti. No dejo de imaginarte a lado cada segundo de mi día. Desde que vi tu rostro, solo puedo pintarte a ti, nadie más. Eres mi concepto de arte Sheena, mis manos solo quieren dibujarte, y tocarte, igual que mi mente solo desea recordarte. Pero todo eso es tan complicado... que no debería dar nada por perdido, pero cómo dar por perdido algo que nunca has tenido. Por esa razón mi querida Sheena, sigo escribiendote. Porque que me lees con una sonrisa. Esa preciosa sonrisa que no sale de mi cabella.
Tuyo, R.

We're Art.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora