Capítulo 4 - Chill down!

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Nada más salir, le recibió un viento helado que le caló hasta los huesos. Sus zapatos se hundieron suavemente en la capa fina de nieve. Al principio la luz no le dejó ver, pero cuando sus ojos se adaptaron, pudo ver dónde estaba. Frente a él se extendía un camino recto rodeado por árboles cuyas copas parecían conos blancos por la nevada. A su lado izquierdo pudo ver un arbusto completamente blanco con un pequeño cristalito sobresaliendo. Se acercó a curiosear y se dio cuenta de que era una cámara, escondida entre las ramas. Viendo que sólo había una manera de continuar, echó a andar temblando de frío por el sendero. No había perdida, todo el entorno era repetitivo. Comenzó a pensar para distraerse de las bajas temperaturas que penetraban su ropa. Había caído desde la superficie, aunque no recordaba nada de antes de esa caída, como si se le hubiese borrado la memoria al darse contra la cama de flores. Una flor maligna que habla y encima tiene poderes, lo más normal del mundo, ranas con poderes, fantasmas deprimidos, y por no mencionar a Toriel, una mujer cabra con piroquinesia que le había intentado adoptar y luego matar. Al venírsele ese recuerdo a la cabeza, miró hacia el cielo suspirando, solo para encontrarse con que no había cielo. Muy alto, pudo ver el techo del subsuelo, lleno de enormes estalactitas, algunas del tamaño de un pueblo probablemente. Era una visión increíble, parecía un cuadro surrealista. Toda la luz que había provenía de enormes bombillas instaladas en las rocas. Por lo visto, tienen bastante tecnología. Un sonido proveniente de sus espaldas le sacó de sus pensamientos. Miró hacia atrás. Una rama rota, justo siguiendo sus pasos. Alguien la había pisado, pero no podía ver nada más que nieve y árboles. Frisk empezó a perturbarse y prosiguió su camino más rápido. ¿Y si alguien le estaba siguiendo? ¿Y si esa flor le quería matar? ¿Y si es...? Sintió un escalofrió subiéndole por la espalda. Se giró de golpe. Nadie, sólo un rastro de pasos siguiendo los suyos entrecortadamente, como si en medio de su andar desapareciese y luego volviera a aparecer.Temeroso, el niño corrió hasta que se encontró con un puente con barrotes muy espaciados entre ellos. Escuchó pasos pesados, lentos tras de sí. Poco después, al sentir una presencia a sus espaldas, una voz grave y seria le habló.

-Humano, ¿Es que no sabes como saludar a un nuevo amigo?

El tono de habla solo hizo que el chaval temblase más, como un flan en manos de un anciano.  Se volteó poco a poco. El miedo le permitía distinguir tan solo una figura humanoide de su altura, tendiéndole una mano con un brazo muy fino. Muy temeroso, el humano cogió la mano del desconocido. Al hacerlo, sintió dos cosas: Una textura lisa y dura y otra muy blanda y de plástico. Cuando apretó, escuchó una pedorreta que le hizo saltar del susto. Ya podía distinguir a la figura. Era un esqueleto, un esqueleto con dos esferas brillantes versionando una pupilas dentro de sus cuencas oculares y una amplia sonrisa. Vestía una chaqueta azulada con la capucha forrada de pelo de conejo grisáceo, abierta, mostrando sus costillas. Tenía unos shorts deportivos negros con rayas blancas,  que dejaban ver sus piernas literalmente huesudas y cortas. Sus pies estaban cubiertos por un par de zapatillas de andar por casa azuladas. Fijándose en las manos, vio que estaban cubiertas por dos manoplas de cocinar. En la que él sostenía había un cojín de broma, de los que tiran pedos cuando los aprietas. El esqueleto soltó una risita corta.

-La bromita del cojín en la mano siempre es divertida, ¿Eh?

La voz ahora sonaba mucho menos grave y seria. Tenía un tono despreocupado y alegre, que probablemente mejoraba el ánimo al oírla.

-Dejándome de bromitas, eres un humano, ¿Verdad?

Más contento, Frisk le contestó.

-Sí, soy un niño y me llamo Frisk.

-Curioso. Yo soy Sans, Sans el esqueleto y debería estar buscando humanos ahora mismo. Pero voy a ser sincero contigo, no me interesa mucho el tema de capturar niños. 

Undertale - DETERMINATIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora