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__(narra Ashton)


—No me toques! —me gritó. Zafó su brazo

— Vamos, esta lloviendo, ¿por qué te bajas? —reclamé. La lluvia caía muy fuerte, mis gafas comenzaban a empañarse y el gorro se sintió poco mojado. Mis brazos se sentían húmedos también.

—Idiota! — gritó. Me asusté un poco. 


Estaba furiosa


— Vas a enfermarte, mejor ven conmigo! — le dije. Sus lentes se habían mojado, y esta vez no traía su capucha, por lo que de su flequillo escurría mucha agua.

—Perdón, pero no viajo con desconocidos — me dio la espalda.

— Si, claro y por eso te subiste, ¿no? —me burlé. Puse mi mano sobre mi cabeza, cubriendo mis gafas de la lluvia. Mi vista ya no era muy buena.

— Estoy ciega — volteó. —Creí que era un taxi— me gritó. Ajá.

—Ah si, y ¿por qué alzaste la mano? — reí.

— Un taxi se detiene cada que alguien lo hace— exclamó. —No creí que un tipo cualquiera se detuviera.

— ¿Y por eso haces tanto escándalo?— reí. Su cara era seria, pero su mirada demasiado indefensa.

—Tonto— puso los ojos en blanco. 


Ternurita. 


—No veo, está lloviendo, no tengo mis lentes, llevo prisa y no soy paciente— me dijo.


Maldición.


—Puedo llevarte.

—No viajo con cualquiera— quise reí.

Está molesta, pero es buena respuesta.

—Y yo no llevo a cualquiera — alcé una ceja divertido.


Eres una chica como para dejarla ahí.


—Dios — bajó la cabeza. 


Mierda, ¿qué hace?.  La tomé de la barbilla e hice que me mirara. Aqui vamos Irwin.


—Nunca bajes la mirada — le advertí. —Eres de carácter y eso debe ser con cualquiera — sonreí. 

Se encogió de hombros, y sin decirnos nada más, la dirigí al auto. Le abrí la puerta del copiloto y una vez arriba, cerré la puerta. Me fui del otro lado y me subí también. Encendí la luz del auto, volteé a los asientos de atrás y tomé mi chamarra. 


Mierda.


—Toma, ponte esto — le dije poniendo la chamarra sobre sus piernas. —Puedes enfermarte mujer— soné regañón. Arranqué el auto y enseguida fuimos avanzando.

—La lluvia es un hermoso regalo de Dios.

La miré. Ella sonrió. Hacía bastante tiempo que no hablaba con alguien de esa manera. Por lo regular, últimamente las chicas que se acercaban era para tratar de convencerme en llevarlas a casa. Esta chica era diferente.  Tomó la chamarra con un poco de incomodidad, tal vez notó mi miraba.

Gone. | Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora