Los nervios me invadieron completamente, dejándome de pies a cabeza paralizada y fue cuando se escucharon fuertes pasos que por fín pude reaccionar.
Salí corriendo hacía cualquier lugar, sólo corrí sin pensarlo dos veces.
No sabía si era obra de mi mente o simplemente fue la suerte, pero pude visualizar una puerta al final del largo pasillo. Instantáneamente un pequeño alivio se instaló en mi cuerpo brindándome esperanza, así que me tragué el enorme nudo que se había formado en mi garganta y corrí lo más rápido que pude en esa dirección. Cuando logré llegar hasta ella y la abrí, me encontré con todas las cosas de la limpieza. Sin prestarle demasiada atención al hecho de que el lugar era demasiado estrecho para mover siquiera un dedo, entré y me encerré, pasándole el pestillo.
La adrenalina y el miedo se adueñaron de mí y me mantuvieron alerta todo el tiempo, no obstante en ningún momento se escuchó algo que indicara la presencia de alguien cerca del lugar en dónde estaba.
Pasó una eternidad desesperante sin poder moverme o escuchar algún ruido y fue cuando los latidos de mi corazón y el temblor de mi cuerpo se normalizaron que decidí que era tiempo de salir.
Abrí la puerta despacio y salí del mismo modo. No había nadie y todo permanecía en un extraño silencio, sin embargo eso no me tranquilizaba, más bien todo lo opuesto.
Caminé lentamente, mirando frenéticamente hacía todos lados y como sabía que no me quedaría tranquila hasta cerciorarme de que nadie desconocido estuviese por ahí, me dispuse a inspeccionar cada parte del lugar con el mayor de los cuidados, observando a detalle cada espacio de la enorme estancia. Me detuve en el preciso momento en el que estuve segura de que extrañamente aquella persona que causó que mi cuerpo temblara, ya no se encontraba.
Pasó apróximadamente una hora o tal vez más desde que había decidido salir de mi habitación por los ruidos que producía alguién a quien desconocía y a pesar de todo el tiempo que había transcurrido, el sueño parecía algo lejano, imposible de alcanzar.
No sabía que más hacer,por lo que me permití descaradamente ir hacía afuera de la casa; ahí en donde se podía observar el agua de la piscina y los enormes pinos que estaban a una distancia prudente.
Me senté en la orilla e inconscientemente comencé a rozar la superficie del agua con los dedos de mis pies. Me quedé así,pensando en todo y a la vez en nada, mirando a la inconfundible luna llena.
Creo que si tuviese que elegir alguna cosa para observar el resto de mi vida, eligiría mirar la luna y el cielo azul oscuro cubierto de infinitas estrellas.
Siempre mirar el cielo de noche había sido mi liberación cuando los problemas me agobiaban más de lo normal y a pesar de no ser esa una de esas veces, yo simplemente no encontraba algo más interesante que hacer con mi pequeño insomnio que intentar despejar mi mente de lo que había pasado hace un rato.
No podía evitar pensar qué era lo que quería obtener esa persona al entrar a esa casa. Cientos de razones pasaron por mi cabeza, no obstante fue sólo una la que permaneció en mi mente y me atormentó el resto de la madrugada de ese día.
Era imposible que nos hubiesen encontrado.
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Sé que los capítulos son muy cortos, discúlpenme.
Muchas gracias por leer, espero que les guste lo que escribo y que sigan leyendo la historia♡
Con amor, yo.
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Abismo
RomanceCaí en un eterno vacío, mi propio abismo, del que núnca más podría salir...o eso creí