Capitulo 8

20 3 7
                                    


Revolotee un rato en la cocina con mi mamá para mantenerme ocupada, pero no lo conseguía, fui con Sally, pero solo me podía concentrar por unos pocos minutos en su juego y en estos momentos no se me apetecía salir al jardín, menos con la lluvia con la que se estaba bañando la tierra.

Mis dedos volvieron a doblar el papel por quinta vez y después de unos últimos dobles termine la décima figura.

Cuando era niña mi mamá pensó que distraer mi mente era lo mejor, las mentes ociosas llegan a malos pensamientos, o eso era lo que decía ella, así que me conto una leyenda. Era: que si podía hacer mil grulla y ponerlas en un frasco el deseo que yo pidiera se haría realidad, así que hice diez mil grullas, pero obviamente mi deseo no se cumplió, aun que aprendí origami.

Sentí la silla de alado rechinar y alguien sentarse en ella.

-¿Qué haces?

-Un cisne.

-Y ese cisne tiene algo que ver que estés frunciendo así el ceño.

Mire a mi madre, ella siempre ha sabido que hacer.

Cuando murió mi padre, todas la personas le dijeron que me llevara a un psicólogo, yo le pedí que no lo hiciera, quería sobrellevar esto sin alguien diciéndome cómo hacerlo, pero en contra de todo pronóstico ella me concedió el beneficio de la duda, dándome la oportunidad de sobrellevarlo sola, pero a cambio me pidió que mantuviera mi mente ocupada y no solo con el origami si no también con otra cosas, así que aprendí a bailar flamenco y tocar el saxofón, pero cuando termine el curso de flamenco lo deje de bailar, pero eso me ayudaba mucho a canalizar mi coraje, mi rabia, en cambio el saxofón me ayudaba a expresar mi tristeza y mi soledad.

-Mami, siento tanto los dolores de cabeza que te he hecho pasar.

Ella me miro con ternura.

-Mi pequeña, no ha habido los dolores de cabeza más divino los que me das.- ella me sonrió y yo se lo devolví, yo quería decirle lo de Bastian, quería decirle todo, pero habían dos cosas que me detenían: Creería que estoy loca y me manda a psiquiatra y la otra Bastian siempre está cerca, no quiero que él sepa lo mucho que sentí con el beso y mis dudas.

Quiero decir, ¿todos los primero besos son así? O ¿todos los besos son así? Mi falta de amistades no me permite tener acceso a esa información. Casi todas las chicas de mi edad ya han dado su primer beso y hasta más, pero en mi antigua escuela yo siempre evitaba acercarme demasiado a alguien, nunca estuve en fiestas o pijamadas, nunca me intereso y nunca lo hice, pero ahora quisiera tener una amiga loca que me explique esto. Una amiga, nunca pensé querer una.

-Mamá ¿Cómo fue la primera vez que besaste a mi papá?- mi voz salió como un susurro. Mi mamá y yo casi no hablamos de él, no era un tema tabú, pero tampoco era el centro de todas las conversaciones.

Ella sonrió.

-Fue lo más maravilloso que me había pasado, recuerdo que estaba tan nerviosa que había tirado mi helado encima de mi blusa nueva, el solo me sonrió con ternura, no cuando le sonríes a una niña traviesa, si no cuando ves a una persona hacer algo hermoso, algo con gracia, no sé cómo explicarlo, entonces cuando mi cara estaba roja a mas no poder el me ofreció su chaqueta para que la mancha no se vea, ya me había limpiado antes, cuando me puse su chaqueta y él me vio en ella, solo me tomo de la cintura y me beso, solo te diré que fue una de las mejores sensaciones que sentí en mi vida, era como estar en paz, todo a mi alrededor se puso negro, y sentía una espiral de sensaciones, los colores comenzaron a cobrar vida y después a mi alrededor ya no estaba negro si no de colores y me perdí. Nunca volví a sentir aquello.

Lazos del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora